———- Mensaje reenviado ———-
De: «Aurora Andrea González Garrán» <>
Fecha: 31 oct. 2016 2:42
Asunto: Todas las cosas en las que he pensado mientras veía a Sandra Gómez bailar durante tres horas.
Para: «juanito jones» <>
En el consejo de ministros de octubre de 1975 Franco tenía pegado al corazón un aparato que medía sus constantes vitales. En la habitación contigua, su equipo médico personal seguía en directo su electrocardiograma para irrumpir en la sala si fuera necesario. Si esto ocurriera, solo tendrían treinta segundos para actuar. Ninguno de los asistentes a la reunión, excepto Arias Navarro, sabía esto.
La España de Franco se desmoronaba y según sus propios médicos, cualquier agitación del país provocaba ipso facto «alteraciones arrítmicas» en el corazón del caudillo.
Me quedé atravesada para siempre por la imagen magnética del electrocardiograma, ese diagrama de una intimidad tan desagradable como fascinante entre Francisco Franco y España. La España de Franco latiéndole a Franco, la España de Franco sincronizada con el corazón de Franco y siendo dibujada a tiempo real y en secreto en la habitación contigua.
Durante las tres horas que he visto a Sandra Gómez bailar sin parar sincronizándose el corazón con temazos del techno, temazos del pop, mientras veía su electrocardiograma proyectado, pensaba en España y el corazón de Franco y en esa imagen que una vez me atravesó y en todas las cosas tan extremas y tan fuera del lenguaje de las que pienso que hablaba.
También he pensado durante esas tres horas en lo que dijo el otro día Chimo Bayo en la presentación de su libro. Habló de la primera vez que pinchó en una discoteca, que solo fue un tío a escucharle. Y que el tío se pasó toda la noche bailando a tope como si no hubiera un mañana, y que Chimo Bayo pensaba: «Joder, si se me va este tío, no habrá nadie en la pista» y que el tío no se fue, aguantó hasta el final ahí dándolo todo, con entrega.
También he pensado durante esas tres horas en la entrega de Sandra Gómez, en la entrega, que es algo en lo que te juro que no dejo de pensar y llevo pensándolo desde el primer día, cada vez que salimos al MONDO o por ahí a donde sea. En cómo entregarse total al baile, a la música, a lo que pase, en cómo hacerlo de verdad, te lo juro.
Esto me empezó a obsesionar el día que mi primo mayor, el que se casó el año pasado, que era un bakala de los de los noventa, de los de ir a la fiesta naranja y llevar el pelo levantado me dijera: «Esta música es muy buena por que te acelera los latidos del corazón, por que te acelera y entonces te lleva a otro sitio». Yo debía tener siete años o así, y me imaginaba a unas hordas de personas ahí, latiendo más rápido que el resto del mundo en un polígono en la fiesta naranja, en la fiesta de la espuma, donde fuera, y pensaba que mi primo era un puto héroe y toda esa gente también.
Luego, en el documental de la ruta del Bakalao que vimos muchos años más tarde y que no tiene nada que ver con lo que hacía mi primo, o sí, no sé, y que dice el tío en una de las frases preferidas de David » El bakalao te hace… te hace subir ahí ahí… te hace… los cambios, ¿no? » y en lo que dijo David que le flipaba que había visto en otro video, lo de «AIXÓ TREMOLA» que es algo así como «ESTO TIEMBLA».
También he pensado en lo de ATODOVOL de Paula del Ranchito sobre la materialidad de las voces de la ruta y sobre la ruta, en el día que fuimos a Barraca y estaba vacío por la mañana y el tío de Barraca nos contó todo lo que había pasado allí pero casi que no hacía falta que nos lo contara por que lo veíamos en el suelo y en las paredes.
También he pensado a veces, durante las tres horas, cuando Sandra Gómez se apoyaba en el suelo y en las paredes, y se veía el sudor apareciendo y evaporándose en el suelo y en las paredes de Pradillo, he pensado en Pradillo cuando es otro sitio y en las huellas invisibles de cuando pasa esto.
También he pensado, durante las tres horas en las que Sandra Gómez no paraba de bailar temazos, en algo parecido a lo que dijo Juan Domínguez el otro día en Cuenca. Creo que era algo como que había que hacer tiempo. Que había que generar tiempo. Y he pensado que esto era algo de lo que estaba pasando esas tres horas, y que tenía que ver con lo de otro sitio, y con hacer las cosas como si no hubiera, con la entrega, y bueno, supongo que es una de las muchas cosas que quieres decir cuando dices S U P E R M A G I A y es una de las muchas cosas que yo quiero decir cuando digo Y A FLIPAR.
Había otra cosa en la que no dejaba de pensar durante las tres horas de Sandra Gómez bailando y es en lo que debe pensar cualquiera que vea a un puto héroe haciendo algo imposible. En las cosas extremas, en las cosas extremas y absurdas, y otra vez en el bakalao, en la diferencia entre hacer las cosas y no hacerlas, en como si no hubiera, en la entrega, en lo de otro sitio, en el suelo y en las paredes, y en lo que te hubiera flipado estar.
*Imágenes: Javier Cruz.