Conferencia performativa | Burgos | 11 y 12 de marzo de 2016 | V a S, 21 h
BÁRBARA BAÑUELOS
INVENTARIO: MEMORIAS DE UNA ASPIRADORA
«Inventario: memorias de una aspiradora es un recorrido inusual por una parte de la memoria, por estos objetos, y la intuición. Un juego posible que se desplaza entre la ficción y la realidad. El recorrido que cada objeto genera es inesperado, las relaciones y conexiones que se establecen no son premeditadas ni medidas y se despliegan solas a modo de memoria expandida configurando una búsqueda no lineal. Utilizo mi cuerpo como un archivo vivo corporal que habita las propias vivencias y devuelve cierta memoria a los objetos. Como si de un rizoma se tratara, cada historia se repliega sobre sí misma multiplicada en infinitas, manteniendo abierto las posibilidades de lenguaje para que se conviertan en herramientas de acción».
Bárbara Bañuelos
«Fascinante Bárbara Bañuelos con su dialéctica torrencial, que se entrelaza en cada frase abrumada por la masa de una mente despierta, llena de lazos y tela, de verdades y ficciones, de significados ocultos e inauditos de objetos encontrados por todo el mundo. Hecho de historias que le estábamos diciendo, desgranando, y reformuladas por su propia experiencia, interacción e investigación. Mapa de objetos extendidos a sus pies, de donde elegía aleatoriamente de qué hablar, creando historias sorprendentes».
-Sujeto-subjetividad= una existencia particular y concreta, un “alguien” con sus particularidades.
-Una subjetividad que se nos ofrece no como un relato sino como un lugar. Un sujeto que es un lugar.
-A un lugar se llega. Un lugar no está, no existe antes de la posibilidad de la llegada. Pero hay que llegar.
-Llegar y entrar. Penetrar. Meterse dentro del lugar-sujeto.
-Y una vez dentro, descubrir la inmensa calma. El espacio estaba esperando la llegada y al notar los cuerpos visitantes, respira. El espacio respira como gesto de bienvenida a os cuerpos extraños.
-La calma es el tiempo que se nos ofrece de una forma libre y generosa. No hay un tiempo dramático, no hay un autor que dirija mi existencia…el tiempo simplemente está a disposición, se ha puesto a disposición para que cada una lo utilice como quiera.
-Una subjetividad que es un lugar. Esto es, que ha dejado que el cuerpo que la sostiene se disuelva y despliegue en el espacio.
-Es espacio se ordena según dos dimensiones principales: lo que está arriba y lo que está abajo. Lo que está arriba es el aire y nuestros cuerpos. Lo que está abajo, bajo nuestros pies es todo lo demás.
-El cuentito podría ser algo así: “su cuerpo cayó desde el cielo y al chocar contra la superficie del suelo, la carne se volvió papel, las ideas se volvieron letras impresas, los órganos se convirtieron en colores, etc. formando una gran superficie continua, una especie de mapa fragmentado que sirvió de alfombra a los visitantes.”
-Bajo mis pies está todo lo que se te está ofreciendo: camina con cuidado.
-Pero la superficie sobre la que camino no es plana: a medida que la mirada se calma, descubro el relieve. Un paisaje con una geografía muy rica y variada: sobre el plano se descubren variaciones de altura, de profundidad, de color.
-Las páginas de este sujeto desplegado bajo mis pies, no se amontonan en un plano uniforme sino que forman las capas que se proyectan misteriosamente hacia abajo. De repente, aparece la posibilidad de una suerte de monumento invertido: en vez de erigirse en la superficie, hacia arriba, por encima de nuestras cabezas, se hunde hacia abajo, se proyecta hacia lo que está debajo de nuestros pies. Las capas de papel crean una estructura sutilísima de planos subterráneos pero visibles.
-Mi cuerpo es un instrumento de exploración de subjetividades ajenas.
-Exploración: entretenerse en los detalles del paisaje, degustar el paseo, esconderse en algún recoveco y allí recrearse con lo que haya, caminar, sentarse y contemplar, leer, atar cabos mientras se está, coger alguna desviación y perderse…
-Spend time. Dejar que el tiempo pase. La calma. La bendita calma.
-Lo monumental y lo totémico. El tótem: el objeto que está en el lugar del sujeto. Un curioso juego de sustituciones en el que el todo está en el lugar de las partes pero también en el que la parte es capaz de revelar el todo.
Alguna que otra observación más alrededor del protocolo Appraisers. Recuerdo que una vez, hablando de todos los objetos (digamos de todos los “cuerpos” objetivos) que componen un lugar y que son computable a partir de ese lugar, lo único que efectivamente y al pie de la letra nunca SE TIENE EN CUENTA (saboteando cualquier cómputo, cualquier aprehensión) es el polvo. Me refiero precisamente a esas partículas o corpúsculos cuyos remolinos danzantes solo se dejan apreciar cuando los atraviesa un fajo de luz y que, llenando uniformemente cualquier espacio cerrado, son infaliblemente movilizado por el movimiento más nimio (incluyendo nuestra misma respiración). Me refiero a esas partículas de impureza que tienen bien merecida su definición “corpuscular”, estando mayoritariamente compuestas por las células epiteliales que los cuerpos van incansablemente soltando. Me refiero a esas partículas en caída perene a través del espacio que inspiraron toda la teoría atómica de Demócrito en la Antigüedad y que nos llevan de vuelta a la naturaleza a-dimensional del Universo de la computación actual (que saca sus textos e imágenes de una nube de puntos electrónicos) o, si quieres, del Universo de indeterminación establecido por la física cuántica (en la que, literalmente, un mundo constituido de partículas a-dimensionales e incalculables SOLO existe gracias a la superficialidad que nos permite creer verlo y tocarlo).
Recuerdo esa hermosa fotografía del suelo del Graner, tapizado como un mapa de todos los “papeles” del proyecto. Eso fue, si quieres, el despliegue bi-dimensional, la versión llana, la cartografía de sus computaciones. Si tuviésemos que imaginar una versión, un archivo, una cartografía a-dimensional del mismo proyecto, deberíamos pensar en el “pixelaje” extremo de su polvo atmosférico (“Y deje Vd de contar. Porque se no cuenta el polvo. Y porque el polvo es la extrema disolución, o la solución paradójica, de todo cuento. La Biblia lo decía: polvo eres y en polvo volverás”).
Ese polvo es también lo que la pintura clásica se esmeró en querer ignorar (probablemente porque el polvo era la negación misma de esa posibilidad de computar el espacio por unidades que los pintores intentaron lograr, consiguiéndolo hasta cierto punto) y lo que el Impresionismo, en muchos aspectos, descubrió (no solo porque su representación del mundo se operó por licuaciones progresivas de los límites entre las cosas y del dibujo que asentaba esos límites), sino porque al pintar por “golpes de pincel” (y por ende a configurar eso que Deleuze llamaría un “diagrama”, el cuadro como conjunto de pulsaciones, de gestos mínimos, de pixels manuales) estaban convirtiendo en un tema “pulviscular” el mismísimo “modo-pintura”.
Nunca contamos, nunca computamos la suciedad (el polvo atmosférico es la madre de todas las suciedades): no tiene historia porque es lo que, por definición, “se reinicia” todo el tiempo. El mundo que los impresionistas retrataron era un mundo, en muchos aspectos, asediado por la suciedad, acosado por la perspectiva de un hundimiento de todo lo dimensional en el remix infernal de la modernidad urbana. Las novelas de Zola (el más impresionista de los escritores) hablan todas de este desfallecimiento del contorno y de la metástasis de un mundo enteramente hecho de suciedad; un mundo que se vuelve nube de vicios, soeces, taras y desechos ya inasibles. Porque las novelas de Zola hablan principalmente de la atomización de lo humano a raíz del ascenso de capitalismo. Todos sus recuentos-descripciones de categorías de objetos (las botellas en una tasca, los embutidos de una charcutería, la ropa sucia de una tintorería, etc.) son memorables. No es que sus hombres y mujeres se vayan o, simplemente, mueran: es que en un cierto sentido se diluyen, se hunden, se derriten en la confusión glutinosa, en el hollín vertiginoso de un contexto que se les ha vuelto completamente incalculable (porque otros los programan desde arriba).
Ya que hablamos del polvo, que es de la categoría de lo extremadamente ligero e inasible me preguntaba si no merecería la pena hacer el esfuerzo algo paradojal de incluir en el cómputo todo lo “infra-leve” que pueda contener (el perfume de alguien que estuvo aquí ayer, la sombra de algo que ha sido desplazado, el ruido que el intérprete escucha pero nadie del público llega a percibir, esta hormiga recorriendo un hilo en espiral), todas las dimensiones “enrolladas”, y por ende escondidas, en la evidencia fenoménica del lugar (como sabrás, las dimensiones “enrolladas” son esas 11 dimensiones que la física cuántica necesita añadir a las tres conocidas para que sea completo el cuadro de la espacialidad real en la que vibran las partículas subatómicas; dimensiones inasibles al ojo y que la geometría puede llegar a representar solo por aproximaciones simbólicas). La cuestión es, si quieres, incluso más perversa: no es que NO VEAMOS las dimensiones enrolladas. Es que (exactamente como ocurre del polvo atmosférico) NO SABEMOS ESTAR VIÉNDOLAS. Nuestros ojos las tienen sintetizadas para darnos la sensación de ver algo y para que el mundo nos parezca, justamente, un lugar humano y no un espacio inhumano.
El carácter “aprehensivo” de Appraisers depende, si quieres, precisamente de esto: la aprehensión (aprensión o aprendizaje extemporáneo) es la actitud del cazador, de la presa y del visionario: del que sabe que algo podría esconderse precisamente allí donde no se ve; y que esta porción de inasible es posiblemente la más significativa, la verdadera revelación de todo el ejercicio. Uno de los primeros appraisers conscientes de serlo fue sin duda San Ignacio de Loyola. Sus “ejercicios espirituales” (existe un extraordinario solo de Caterina Sagna inspirado en ellos) conforman una articulada metodología, una rutina ascética de aislamiento y computación interior de los objetos mentales proyectados por la letra de las Escrituras, al fin de producir, en un momento dado, la síntesis de lo inefable (visión mística, comprensión de las cosas sagradas, evidencia súbita de los misterios). “Appraisers” es también una forma de ejercicio espiritual. Cuando en mi escrito herético sobre el Salmon hablaba de “amor hacia el presente” y de “paciencia” pensaba efectivamente en una ascesis de este tipo. Dicen que la espiritualidad profunda, efectivamente, no es un acto de comprensión, ni un gesto de alabanza: es un acto de constatación.
Abrazo.
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Roberto,
Tus «más notas» suman y suman y van dando cuerpo a una red de palabras, de afectos, de ideas, de «cosas» que, según mi parecer no están solo en la palabra y en sus posibles significados sino en el propio acto de escribir. En cada espacio estas tu, recordándome que tú eres el escrito y que estas palabras te constatan.
Tus palabras me llevan a un lugar desconocido, sobre todo si hablamos de las 11 dimensiones. He hecho un poco de investigación y curiosamente, APPRAISERS ya intuyé, en su propia práctica, la idea de infinito. Un infinito que une al cuerpo con su exterior, un infinito que te lleva a una jornada particular alrededor de los objetos y aquellas cosas que lo contienen.
Últimamente, no sólo creo que el polvo es una ceguera (similar ceguera estamos empezando a tener con la publicidad en Internet). El ojo se acostumbra tanto al no-uso de ciertas potencialidades, que nos volvemos inmunes a su percepción. No vemos el polvo porque no se usa. El polvo ha sido usado; es un resto; similar a la colilla de los cigarros o similar a los restos de chicle que recuerdo me hablaste en un momento. Y en el teatro la ceguera ha llegado a unos niveles extraordinarios, permitiendo a los artistas sentir que son el centro y amos del espacio. Precisamente, lo que percibimos de la teoría de las cuerdas en física cuántica, nos dice que vemos en tres dimensiones porque hay una profundidad. (Esto me recuerda a Son Goku en Bola de Dragón, cuando llegaba al mundo de Kaito, un mundo infra-humano, y se instalaba en una habitación blanca que no tenía ningún tipo de fondo. Una especie de octava dimensión.)
Me parece interesante el tema de los puntos, los infinitos y los pliegues en referencia la teoría de las cuerdas. Curiosamente, cada formato, en el proyecto, es una ramificación y el proyecto plantea la ramificación como un lugar de potencialidades dentro de una misma idea que, en cualquier caso, es una línea entre dos puntos. Curiosamente, una acumulación de ramificaciones genera posibilidades temporales y no-temporales, así como ciertos infinitos que generan otras líneas que generan otros infinitos. Si lo pensamos, no estamos tan lejos de pensar, como decía David Lewis, en el Universo existente ya en las cosas y en que, cada cosa, es un universo de infinidades que se pone en relación a otros universos de infinidades. Es ese exactamente uno de las obsesiones del trabajo, entender lo que vemos como universos, como individualidades que se ponen en común a partir de las dimensiones de nuestra percepción, a partir de la profundidad. Es cierto que el ojo es el que ajunta los puntos y dilata el tiempo; en muchos casos, ya es sabido que no vemos en tiempo real. El ojo genera pliegues.
Entre esos puntos, entre lo que vemos, hay toda una ecología que no percibimos. Tampoco percibimos el aire (como muy bien plantea Carme Torrent en sus trabajos), ni tampoco vemos las partes traseras de los objetos. Curiosamente, los objetos se han hecho con una cara, con una dirección frontal y casi bi-direccional; de todas formas, muchos objetos tienen partes escondidas, tienen sombras… me parece un hecho muy relevante a la hora de entender como hemos producido significados, cómo hemos entrenado la mirada a buscar por un sentido de lo correcto, de buscar por funcionalidad. El polvo es el cementerio de algo que ya se ha hecho. Entender ese aspecto sobre de lo infra-leve, pertenece a ese dominio el cual permite, al que observa, entender la gravedad, el mundo, la muerte, lo temporal, lo útil, lo olvidado, los restos, etc. Y en este momento entra el personal de limpieza a borrar huellas. Curiosamente, en muchos espacios se le pide al asistente no dejar huellas; como asumiendo que la única huella que se puede dejar es física y material.
Es precisamente al decir silla cuando empezamos a nombrar lo visto y no visto, cuando empezamos a generar una relación de ignorante justicia a los lugares que habitamos. Cuando a alguien se le pide observar, se le pide que mire los detalles; cuando APPRAISERS pide que observemos es porque todo genere unidades e individualidades, que genere pliegues e infinitos. Así pues, nombrar da espacio al no-existir y ya entramos en la historia, en la legitimidad del papel (incluso la física cuántica hace sus ejemplos a partir de papel!). Y el papel, que a menudo se ha relacionado con el espacio, legitima y da visibilidad a los aspectos a los que damos justicia y a los aspectos que están fuera de él.
Justo hoy he visto un proyecto muy interesante de J.Cardiff. Como vemos, el pasado y el presente se vuelven en esencias infra-leves; nosotros y el polvo que dejamos.
Miraré el texto en los próximos con los afectos de esta conversación y le daré un poco más de presencia; le daré lugar a este encuentro. Esto es muy bonito. Te doy las gracias por tu tiempo y por tu mirada.
Recuerdo a un joven con pantalón y mirada decidida, y a una joven con muchas palabras, con listas, con cosas que sí y que no, con una cantidad inimaginable de subapartados (el subapartado es la medida exacta de todas las cosas). Recuerdo que el joven medía las cosas con su cuerpo, trazaba las líneas del espacio con piernas y brazos, saltaba para tocar el techo (tres metros, tantos centímetros) y llevar el metro medidor amarillo ilusorio hasta el pie (tres metros, tantos centímetros). Recuerdo el diálogo con la exposición de Juan Moreno, recuerdo los objetos en el suelo, recuerdo una manera de bisbisear con los brazos y los labios, una manera de hablar entre dientes, de contar para sí. Y recuerdo, tampoco se me olvida, un joven con pantalón y mirada decidida hablando con nosotros, pidiéndonos opinión, abriendo los brazos con las palmas hacia arriba.
He visto que fue en la Ciudadela, en Pamplona, en el Festival Inmediaciones, un 19 de noviembre a partir de las 17.30 h.
APPRAISERS / Moviment. Con Marina Colomina, Raquel Tomàs, Quim Bigas, Oihana Altube y la aparición de Carles Casallachs. Festival INSITU. 30 minutos.
Cuerpo, palabra y mente. Los tres modos de actuación que, aunque distintos, funcionan similarmente: acción-reacción/estímulo-respuesta. Y así, locos perdidos, aturdidos, en medio de la vorágine de la modernidad (Marshall Berman), nuestro cuerpo-palabra-mente, nuestro organismo va golpeándose con el medio que habita, sacudiéndose, convulsionando. O no: en la baja frecuencia que todo lo nutre, la curvilinidad de la materia, la sensualidad, la cópula con el mundo, el Gran Gozo de la realidad.
Barcelona | estreno en Madrid
18 a 21 de febrero de 2016 | J a D, 21 h | duración aprox.: 1 h
QUIM BIGAS BASSART APPRAISERS
Con la participación en Madrid de Raquel Tomàs, Paulina Chamorro,
Helena Martos, Søren Linding Urup, Aitana Cordero y Fernando Gandasegui.
Y la colaboración de Roberto Fratini, Pablo Caracol y Pablo Esbert.
El proyecto APPRAISERS explora la ramificación de formatos, conceptos y metodologías relacionadas con la información y los datos en tiempo real a través de diferentes estéticas de producción. Para ello, navega con la idea del cuerpo como archivo o canal informativo, como reflejo del consumo y del proceso de etiquetaje. Simultáneamente, es una práctica coreográfica aplicable a muchos campos que está preparada para ser compartida en cualquier momento. A través del desarrollo de habilidades y reglas, APPRAISERS pretende dar visibilidad a lo presente, así como potenciar la idea de que somos «creadores de nuestra propia realidad».
Quim Bigas, que en cada una de las localizaciones del proyecto invita a participar a diferentes colaboradores, compartirá en Teatro Pradillo cuatro formatos distintos en cuatro días. Cada formato es una visión de la realidad del proyecto y un nodo dentro de una red de relaciones que va mucho más allá de su unicidad.
Programa
J 18 y S 20 [21 h] APPRAISERS / Papel + APPRAISERS / Moverlo
Participan: Raquel Tomàs, Paulina Chamorro, Helena Martos y Søren Linding Urup.
Colabora: Pablo Caracol.
V 19 y D 21 [21 h] APPRAISERS / Orden + APPRAISERS / Las cosas
Participan: Aitana Cordero, Fernando Gandasegui, Raquel Tomás y Quim Bigas.
Colaboran: Roberto Fratini y Pablo Esbert.
Quim Bigas presenta su proyecto APPRAISER en Teatro Pradillo del 18 al 21 de febrero. APPRAISERS explora la ramificación de formatos, conceptos y metodologías relacionadas con la información y los datos en tiempo real a través de diferentes estéticas de producción. Para ello, navega con la idea del cuerpo como archivo o canal informativo, como reflejo del consumo y del proceso de etiquetaje. Simultáneamente, es una práctica coreográfica aplicable a muchos campos que está preparada para ser compartida en cualquier momento. A través del desarrollo de habilidades y reglas, APPRAISERS pretende dar visibilidad a lo presente, así como potenciar la idea de que somos “creadores de nuestra propia realidad”.
Con la participación en Madrid de Raquel Tomàs, Paulina Chamorro, Helena Martos, Søren Linding Urup, Aitana Cordero y Fernando Gandasegui, y la colaboración de Roberto Fratini, Pablo Caracol y Pablo Esbert.
Durante estos días iremos publicando materiales sobre Appraisers en el blog de Teatro Pradillo.
Barcelona – Pamplona | estreno en Madrid
12 a 14 de febrero de 2016 | V a D, 21 h
TXALO TOLOZA-FERNÁNDEZ TRÓPICO Serie de documentales bastardos
+
TIERRA QUEMADA
Una pieza escénica de Txalo Toloza y Laida Azkona
«Es en este punto cuando una voz que no reconocéis se acerca al micro del sonidista y susurra: El desierto es solo eso, un desierto. Entre el amanecer y el mediodía hay 30 grados de diferencia. Durante el día la tierra se expande. De noche la tierra cruje. Aquí los cuerpos no se pudren, solo se secan».
Trópico es el proyecto audiovisual en el que Txalo Toloza-Fernández, videoartista y performer chileno afincado en Barcelona, ha estado trabajando en los últimos tres años. Se compone de una serie de “documentales bastardos” y la pieza Tierra quemada, que nace como respuesta escénica a aquella.
El programa de estos días en Teatro Pradillo presenta el proyecto íntegro, desde el primero de los documentales a la pieza escénica. Coincide además con el estreno en el Centro de Arte Dos de Mayo, la semana anterior, de Pacífico #1. América es un mar con otro nombre, un nuevo viaje que comienza justo en el mismo sitio donde terminó Trópico y que pudo verse dentro del ciclo El cine rev[b]elado, comisariado por Playtime audiovisuales.
Programa
V 12 a D 14/02 21h • Trópico #1-7. Serie de documentales bastardos. 21:45h • Pausa y vino. 22h • Trópico #9. Tierra quemada. Duración aprox. programa completo: 2 h
4 a 7 de febrero, 21 h. | Festival de Otoño a Primavera en Teatro Pradillo
Janet Novás estrena su última creación. Si pudiera hablar de esto no haría esto forma una trilogía junto a Cara pintada y Who will save me today? Entrevistamos a Ricardo Santana, bailarín, creador y pedagogo que ha acompañado a Novás desde sus inicios.
¿Quién es Janet Novás? ¿Cuál ha sido tu relación con su trabajo?
Conocí a Janet hace muchos años trabajando juntos, bailando con Carmen Werner. Por entonces era una niña que había venido de Galicia, que había hecho alguna cosa con Chevi Muraday, tomado clases en Carmen Senra y otros lugares… Allí establecimos un vínculo muy bonito. Después yo me fui y ella continuó un poco más con Carmen hasta que empezó a buscar su camino.
Creo que Janet es una persona con mucho coraje, que desarrolla su trabajo en un lugar muy afectivo desde el que se pregunta qué hacer y cómo hacerlo. Es una coreógrafa valiente con mucho futuro y una bailarina preciosa.
Janet Novás ha trabajado como intérprete con numerosos y muy distintos creadores. Desde Carmen Werner a Pablo Esbert, Daniel Abreu, Matarile, Lipi Hernández, PLAYdramaturgia… ¿Cómo crees que dichas colaboraciones han afectado a su propia creación?
Ella siempre se ha vinculado con las propuestas estéticas en las que ha trabajado. Creo que esto forma parte de su evolución como coreógrafa, ha aprendido mucho en sus colaboraciones. Janet intenta definir qué es lo que le interesa de las propuestas en las que participa. Qué es lo que le gusta y le despierta un interés. Al final son preguntas sobre su manera de entender y construir el trabajo. Las personas con las que ha trabajado han sido un espejo desde el que mirarse y cuestionar su trabajo.
Creo que esto tiene que ver tanto con la obra que va a presentar como con las anteriores. Ella intenta desligarse de sí misma. Hay una especie de pelea interna entre hacer lo que ya sabe y llevarlo hacia otro sitio. Buscar otro camino para relacionarse con esas cosas con las que ya no se identifica o le empiezan a aburrir.
Si supiera hablar de esto no haría esto cierra una trilogía. ¿Cómo es el recorrido de Janet por estas tres obras?
En Cara pintada, la primera de la trilogía, yo creo que estaba muy atada a la idea de dramaturgia, a construir algo con un sentido. Estaba muy dirigida a la construcción de imágenes o de cuadros… Era una obra más narrativa, directa a la lógica, al entender qué estamos viendo. En Who will save me today? seguía manteniendo el deseo de crear un estructura con sentido, aunque se tomó más licencias y se fue un poco más. Para mí Si pudiera hablar de esto no haría esto es mucho más visceral. Se ha permitido el lujo de decir: esto es lo que tengo. Yo ahora estoy leyendo Just Kids, el libro de Patty Smith. Patty Smith es una artista que se propone desde muchos lugares, y que rompe los límites, los bordes, las fronteras entre unas cosas y otras. Cuando le dije a Janet que me estaba leyendo el libro, ella me dijo que también lo había leído, y cada vez lo veo más en la pieza. Veo que esta obra es un concierto de los años 60 o 70. De esos conciertos que eran una poesía, una acción…
Who will save me today? / Fotografía: Lourdes de Vicente.
¿Qué viene después de una trilogía?
Lleva tiempo diciendo que no quiere hacer más solos… Su recorrido no ha sido algo premeditado. El trabajo a veces se configura por las ayudas que recibes, las subvenciones… No está pensando con anterioridad, va apareciendo.
Janet Novás ha colaborado en otras ocasiones con Mercedes Peón, artista gallega centrada en el sonido, así como con Haru Mori, quien ha creado la música para Si pudiera hablar de esto no haría esto. ¿Qué relación existe en la obra entre el sonido y el cuerpo?
Janet quería lanzar una mirada a su cuerpo y gestionar su cuerpo desde la danza. Pero también, durante su proceso en el Graner, en Conde Duque… Se dio cuenta de que le era imposible desligarse del aparataje de las cosas. Siempre estaban por medio micrófonos, ventiladores… El sonido ha sido un medio sobre el que ella se desplaza a la hora de ponerse a construir, a hacer. Todo el sonido tiene que ver con esto. El cuerpo es un medio para producir sonidos, pero el cuerpo también articula medios que producen sonidos. Ha ido yendo de un sitio a otro. Lo mismo pasa con la luz. El trascurrir de la obra es el cuerpo de Janet como medio para producir cosas.
¿Qué lugar crees que ocupa Janet Novás en la coreografía actual?
Su relación con la danza es bastante personal. No son coreografías tradicionales, tampoco entran en la vertiente más conceptual. Tiene que ver con la construcción de imágenes, pero a la vez el movimiento no tiene que ver con eso, sino que tiene que ver con algo más ritual… Ella utiliza la danza como un lugar de acceso a sí misma desde el que afectar al otro.