Anoche sucedió un acontecimiento que si lo analizamos parece una secuencia de piezas recogidas y que en el ejercicio de hacerlo se construye lo teórico.
La cita era con Dos visiones del texto de Massini, en la galería Off Limits, una fachada antigua de un edificio habitacional de Lavapiés. Entrar es como atravesar un umbral temporal, el espacio se abre como una nave blanca en el que desciendes:
En el primer nivel un tumor de árbol del que salen cables, extensiones sonoras, un sonido de movimiento, cotidianidad, como si alguien fabricara algo o alguien lavando sus platos, o, alguien haciendo una bomba… no lo sé…
Más abajo, en el segundo nivel -seguimos descendiendo-, entre rejas y espacios delimitados, una composición de mesas y sillas a manera jerárquica nos observa con su circuito cerrado de cámaras de vigilancia, una proyección que compone una imagen con las transmisiones de lo que sucede en los tres niveles, son fragmentos de los que estamos viendo la instalación y textos escritos o proyectados:
NO REEDUCABLES
Abajo, en el nivel entre rojo-blanco-rojo-blanco nieve-sangre-nieve-sangre-nieve-sangre de las luces de sirenas que nos anuncian el peligro, una proyección del artista que está/no está con nosotros vía Skype.
Una mujer italiana cuenta el proyecto Fabula Mundi en italiano con un traductor simultaneo[1], dice que es una estrategia estética que permita ver lo que les une y separa como europeos, -un tan lejos y tan cerca- explica lo que está pasando literalmente -pienso yo-.
Un proyecto en el que se trabaja con textos contemporáneos, de dramaturgos europeos interpretados por artistas y actores. En este caso, un dramaturgo italiano[2] que habla sobre una periodista rusa asesinada en 2006[3] por escribir sobre las masacres en Chechenia. Obra[4] que interpretan un actor[5] y un artista visual[6] españoles, que se presentan en días y lugares[7] distintos.
“Massini ha tenido un accidente” nos informan y el público hace un ahhhhhhh colectivo. De inmediato en italiano y español nos dicen “pero está bien”, “sta bene”.
El actor entra en escena y dramáticamente nos cuenta que fue terrible hasta el dolor leer ese gran texto de Massini evidenciando la tragedia. Los que vinimos hoy no conocemos el texto, ya que no fuimos a la lectura de ayer, y los de ayer ausentes.
-“Voy a hablar sabiendo que nadie sabe nada”- dice el actor.
La desconexión que completaba la obra, que evidenciaba las distancias y las ausencias cuando se trata de hablar de Europa, las limitaciones, el encuentro de los lenguajes como piezas de esa búsqueda teórica de identificarse en conjunto.
-“Hablamos de un fantasma”- comenta alguien.
Ni ellos mismos sabían qué estaba haciendo el otro, las mágicas coincidencias del acto creativo, cómo los colores del texto que están en la instalación, y que el actor nos cuenta, terminó poniendo por casualidad en la escenografía…
A medida que comprendía que el texto hablaba de muerte, de masacres, de exterminios, y que sentía con los artistas el drama de la incomunicación por un público ciego por ese panorama terrible del texto fantasma, y los lenguajes alimentándose por azar, fui entendiendo la obra maravillosa, totalmente limpia y sutil, a diferencia de muchos artistas que viven de la “pornomiseria”. Estos elementos como las sillas o la lectura del texto sin interpretación, no se presentan como un panfleto, sino como un dispositivo de pensamiento estético y reflexivo.
Me sentí cerca de los artistas, sentí el dolor, comprendí como una puñalada la militarización del pensamiento, la ignominia, la censura (mientras sucede simultáneamente el 8º día de bombardeos en Gaza) y comprendí el dispositivo que estaba presenciando, como una imagen simbólica que contrarresta, en su homenaje, la lógica del exterminio.
La estrategia propuesta por Fabulamundi , Emilio Tomé, Francisco Ruiz de Infante, Off Limits y Teatro Pradillo funciona totalmente. El engranaje, entre lenguajes y discursos en movimiento “hacen espejo del tan lejos y tan cerca”.
Una honestidad profunda se lee en el texto al igual que en el actor y el artista, en la espontaneidad de lo que sucedía, en esa conferencia -performance que nos desgarraba a todos desde la sutileza del arte, de la reflexión, de las capas una sobre otra de significación, una vida-que es un texto-que es una lectura-que es una video instalación-, que es un proyecto, que es una anguila, que es una estrella, como diría Cortázar.
Hago parte del público, llegué sin saber nada, y terminé entrando en la estrategia laberinto de las fronteras, las cercanías y las ausencias. Soy una colombiana ensamblada como video artista en México y vivo en Madrid. Seguro se me escapan muchas cosas de eso que se busca, del ser europeo, pero me acercan las ignominias cometidas contra los pueblos de donde vengo y el arte y sus discursos, que rompe o evidencia las fronteras. Una terrible y la otra maravillosa, las dos partes del tejido simbólico que somos como especie.
No reeducables, no transferibles, no sin memoria…
[1] Creo traductor de “mujer no reeducable”.
[4] Mujer no reeducable (2007)
[6] Francisco Ruiz de Infante
[7] Off Limits y Teatro Pradillo
Por María Calleguerrero