En alguna pared del Teatro Pradillo, hoy, último día de la función de Elena Córdoba (Atlas, el gigante y la vértebra), se puede leer este texto de Ann Pelegrini:
Un regalo, cuando parece que el fuego se ha apagado: “[H]ay un ensayo concreto de Freud que he estado leyendo y releyendo. Es de 1915, escrito en los comienzos de la Primera Guerra Mundial, se titula “Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte”, y una de las cosas que parece argumentar es que la tendencia hacia la negación de la muerte, nuestra incapacidad o rechazo para imaginar la muerte, para tomarla en serio, como algo que nos ocurrirá, e incluso el rechazo a tomarnos en serio el modo en que afectará a las personas que amamos, nos lleva en este rechazo a exteriorizar la inevitabilidad de la muerte contra otros, de tal manera que existe una conexión entre la negación de la muerte y nuestra capacidad y voluntad de ir a la guerra y no ver esto como una causa de muertes por las que podríamos llorar. Por tanto, obviamente es de una gran importancia y urgencia en el momento actual, y [Freud] escribe este breve pasaje en medio de esta especulación acerca de la negación de la muerte y la guerra y el hecho de hacer la guerra, que básicamente creo que es una invitación para que los estudios escénicos tomen cartas en el asunto y nos ayuden a imaginar las consecuencias de la violencia, y nos ayuden a imaginar lo que la muerte realmente significa. Lo que dice, básicamente, es que, por haber perdido esta capacidad de imaginar la muerte, dependemos todavía más de la literatura y del teatro para que nos proporcionen esas interpretaciones, ya que en estas representaciones imaginadas podemos recuperar algo del riesgo y de la importancia de la vitalidad de la vida al poner en peligro la irrevocabilidad de la muerte. Así que hay algo acerca de esa posibilidad de ser testigos en nombre de otros, que el teatro nos proporciona, especialmente en su viveza, y creo que Freud no habla del teatro ni de su viveza, pero creo que hay algo especial sobre el tiempo y el espacio compartidos en el hecho de ser testigos en el teatro, que nos da una sensación de la pluralidad de las vidas y del riesgo de vivir y de la irrevocabilidad de la muerte, que es extremadamente importante. De modo que quiero aceptar esa invitación y reflexionar sobre lo siguiente: cómo pueden los proyectos escénicos, y el proyecto intelectual de los estudios escénicos, recordarnos lo importante que es, desde el punto de vista ético, ser testigos, con el fin de anticiparse al trauma, interrumpir la recreación del trauma y la transferencia del trauma a otros”.
Ann Pellegrini
What is Performance Studies? (¿Qué son los estudios escénicos?)
(Cortesía de Antonio Fernández Lera, Elena Córdoba y Jaime Conde Salazar)