¿Es posible representar el dolor a través de las imágenes? ¿Es posible dar cuenta/funcionar a modo de testigo de las ausencias?
Hacer del pasado presente, actualizar la pérdida. Nombrar el dolor, capturarlo, en forma de palabra, imagen, cuerpo… Encarnar al otro, traerlo al aquí y ahora sin instrumentalizarlo, solo impulsados por el deseo de sentirnos, por un instante, un poco menos solos.
Sé que tu dolor será para mí siempre algo obtuso, ralo, innaccesible. Sé, además, que la representación de tu dolor llegará siempre tarde. Sin embargo, sé también que en esa distancia y en ese retardo, acontece la responsabilidad. Es en este entre, en ese espacio insalvable que nos separa a tu cuerpo del mío, donde surge la posibilidad de una ética que es también la posibilidad de una estética.
Auschwitz, Beirut, Sao Tomé… escenarios, todos, donde hallar tu dolor. Lugares, estos, sobre los que posar ojo, cabeza, corazón.
Los olvidados son siempre los (más) importantes.