Mayo del 2015

“Puesto que me sobrepasan, trataré de convertirme en el organizador de estos misterios”

Jean Cocteau

Hoy es domingo, un domingo soleado, hubiera preferido que lloviera para justificar mi decisión de quedarme encerrada a trabajar y para no sentirme mal con Felipa, mi perra, de no llevarla al parque. Pero me dieron ganas de estar en casa, de trabajar, de escribir y me acordé que tenía esta columna por la que no había pasado en todo el año.

Suena la radio folk, que no me suena muy folk, que suena casi igual que la radio indie y me tomo unos mates con la intención de inspirarme un poco, ya sea por la creatividad del sur o por aquello que se dice sobre cómo estimula a el cerebro tener algo que roce los labios mientras escribes o piensas.

A lo lejos se escucha un niño haciendo un  gran berrinche, no sé cómo van a lograr callarlo.

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Me acuerdo que la idea de esta columna era compartir a los lectores de Teatron un poco de lo que sucedía en la escena mexicana. No sé por qué pero fuera de mis funciones con mi última obra, Historias posibles del cuerpo (2), me siento lejana de lo que ha sucedido, no he visto mucho … no he visto nada en realidad. Preferí dedicarle estos meses al cine, a la lectura, a alguna exposición y a trabajar en mis proyectos y, casualmente, a repetir obras que de las que ya les había hablado, es por eso que no tuve mucho que contar.

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Las artes escénicas en México no han muerto, siguen pasando muchas cosas y sigue pasando mucha gente de fuera por aquí, cada vez más, lo que me encanta para seguirnos empapando.

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Hubieron y habrán varios festivales, a pesar del recorte presupuestal del 40% a la cultura.

El festival Un desierto para la danza, en Hermosillo, Sonora. El Encuentro Nacional de Danza en Torreón, Coahuila. El festival Cuatro por Cuatro en Xalapa, Veracruz. El festival La Comuna en León, Guanajuato.

Se vienen el festival Caín en Guadalajara, Jalisco; y el que como siempre espero con muchas ganas: Transversales, ya que suele traer propuestas que disfruto mucho.

No fui a ninguno de los festivales por lo que no puedo hablar de ellos pero sé que dentro del Encuentro Nacional de Danza se realizó el Premio Nacional de Danza INBA – UAM, premio que hace 33 años sucede, casi siempre bajo las mismas condiciones y reglas para los participantes. Lo que se ha modificado recientemente es que en vez de que suceda en la Ciudad de México, se realice en el interior de la República Mexicana.

Esta vez el premio a la mejor coreografía no se otorgó a nadie, el jurado lo declaró desierto por la baja calidad de las coreografías participantes. Sinceramente puedo imaginarme lo que ahí se vio y puedo creer que fue una gran decisión.

Al parecer hubo mucha polémica y mucho enojo al respecto, se perdieron los $200 mil pesos que se lleva el ganador pues es dinero etiquetado y la UAM lo tiene que regresar si no está dirigido a este premio.

Me han dicho que en facebook puedo enterarme bien de todo lo que sucedió, pero por algún motivo tengo la sensación de que facebook ha decidido que no soy bailarina, así que me entero poco de las noticias de la danza en México.

Lo que sí, es que espero que este acontecimiento nos lleve a reflexionar y a producir una mejor danza, a ser más responsables con nuestro hacer, a ser más exigentes, a entender que es necesario investigar y educarnos sobre la coreografía, a darnos cuenta que no sólo es cuestión de bailar bien y bonito, que las cosas necesitan evolucionar.

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Empezó a llover y ahora sí  justifico seguir aquí sentada, escribiendo sobre historias que me han llegado de otros.

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Pensé en hacer una lista de lo que escucho que están haciendo mis colegas para seguir con los rumores , empezó a ser muy larga, me detuve y la borré. Les aseguro que están pasando muchas cosas pero no supe cómo organizarlas.

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Finalmente este era un pretexto para retomar la columna. Ya seré más profunda y detallista, ya hablaré de lo que me toque ver.