LA NUEVA MIRADA DEL TEATRO BOLIVIANO

LA NUEVA MIRADA DEL TEATRO BOLIVIANO
Por Alfred Villegas Lazo
A esa hora en que todavía no empieza la rutina de viernes por la noche, este 6 de noviembre en la biblioteca central de la Universidad Católica de La Paz Bolivia, se presentó el libro ANTOLOGIA DEL TEATRO BOLIVIANO CONTEMPORANEO de Willy O. Muñoz, premiado ensayista y escritor reconocido como uno de los más destacados críticos bolivianos de las artes escénicas, quien compila en esta obra la selección de la producción dramatúrgica boliviana entre los años 1995 a 2014.
“Una obra para ser leída y revivida en tablas por quienes ven y hacen teatro y conviven con él”, como señalo en la presentación del libro Lupe Cajias, presentación que fue alternada con la puesta en escena de alguna de las obras publicadas, trazo de lectura de otras, y comentarios de algunos de los autores, que conformaron una amena presentación; la que fue muy reída, aplaudida y meditada; resultando premiados los asistentes con un ejemplar del libro, el cual yo hice autografiar para el eterno, por esos queridos amigos, los autores.
Willy O. Muñoz que en 1992 expresaba “El teatro como literatura y como arte escénico es un género poco cultivado en Bolivia… Puesto que en Bolivia no se lee teatro, no sorprende que este país carezca de dramaturgos que escriban continuamente, ni que las producciones teatrales sean cada vez más esporádicas” (1), encontrando ahora quizás la más moderna expresión teatral que impulsa su constante búsqueda, diez años después de su “Antología selecta del Teatro Boliviano Contemporáneo” del 2005 (2), reúne en esta antología obras de quince autores, representativos de todas las latitudes geográficas y teatrales bolivianas de los últimos veinte años.
En la obra encontramos obras premiadas, de registro necesario, de quince de los más destacados dramaturgos de Bolivia, título que algunos prefieren eludir porque dada su condición de también actores ven primordialmente el teatro no desde la teoría sino desde la acción, o porque desde la óptica de ese otro teatro – el teatro popular – rehuyen ese acercamiento a los cánones teóricos modernos por un manejo más popular del lenguaje y de las situaciones.
Como señala Muñoz, en el texto se identifica dos aspectos. El primero es que en el año dos mil en Bolivia se produce una clara ruptura temática, un cambio en el ideologema del signo teatral, los dramas estrenados antes de ese año tenían un claro sentido político enfocado hacia la realidad nacional, esos dramaturgos habían vivido las consecuencias políticas de la historia boliviana de ese tiempo – traumática por la represión politica – . En cambio, la mayoría de los autores que nacieron en los años 70 – producto de su experiencia personal de convivencia social posterior – en sus dramas actuales tratan cuestiones más abstractas, personales e introspectivas como la incomunicación y la alienación con un lenguaje fragmentado resultado de esa búsqueda, incluso social, de respuestas a temáticas más individuales y, el segundo aspecto resaltante, es que no había mujeres dramaturgas en la anterior antología y ahora figuran dos autoras, Camila Urioste y Claudia Eid , muestra del cambio hacia una mayor participación femenina en los diferentes ámbitos societales que se va produciendo en la realidad boliviana general y teatral (3).
Gonzalo de Córdova con “Huelga de amor de un hombre desesperado” plasma mediante personajes anónimos y un mensaje de amor que es desvirtualizado y tergiversado, el descontento social ante un estado insensible y una clase política manipuladora; Marcos Malavia con “La muerte del general” dramatiza los momentos finales de la vida de un dictador que te llevan a sentir y repensar el inexorable tránsito hacia la muerte; César Brie con “La Iliada” adapta el texto homérico para protestar contra la violencia y represión estatal de cierto periodo histórico latinoamericano contra sus ciudadanos a quienes mata o esconde bajo el rótulo oficial de desaparecidos; Ubaldo Nallar con “Nueve y Treinta de la noche” imbrica tiempos, espacios, personajes y alternativas sexuales en la situación de una familia que está a punto de fragmentarse; Elías Serrano con “Edipo y Su mamacita ¡Que complejo!” Mediante el juego de la seducción genera una solución y reacción sorprendentes ante la homosexualidad y el drama edípico; René Hohenstein con “El dia que cayó Goni … y Shirley” escenifica en el ambiente de una difícil realidad política local el espejismo de riqueza del migrante y sus conflictos personales; Claudia Eid con “Desaparecidos” nos muestra con el lamento de los hijos ante la ausencia del padre el desconcierto emocional que la ruptura generacional produce; Diego Aramburo con “Ffragmentos líquidos” exalta mediante la transgresión y la fragmentación del lenguaje la misoginia del hombre que alienado y alejado de su hogar deviene en un ser incomunicado y solitario; Eduardo Calla con “Dí cosas bien” muestra con un estilo transgresor de escritura una sociedad desquiciada, compuesta por seres solitarios regidos por la misoginia, xenofobia y marcados por la discriminación; José Enrique Escóbar con “Anecdotario de la Nada” muestra como dos jóvenes, partiendo de encuentros pasajeros y vacíos se encuentran, para luego a través del sexo llegar a … la nada; David Mondacca con “El Santo del Cuerno” muestra la cotidianeidad, marginalidad y sufrimientos de la existencia de los lustrabotas; Óscar Barbery con “En cuatro” nos permite con una mirada divertida a la infidelidad en la vida de dos parejas de ex esposos, analizar los falsos paradigmas sociales que la sostienen; Antonio Torres con “For Export” visualiza la calcinante realidad que constituye el tráfico de órganos humanos, en un lenguaje que ironiza su comercialización como mercancía; Fernando Arze con “El Perdón” hace que su personaje monologue sobre el tiempo, su tiempo, sus pasados y su culpa, y Camila Urioste con “El Pacto” dramatiza la convivencia de una pareja que crea sus propias reglas y restricciones, y se cuestiona si la libertad y el amor son excluyentes y si tienen límites definidos (4), cuestionando todas diferentes problemáticas de nuestra realidad.
Estos son los dramaturgos y obras a los que Muñoz dedica el texto, y cuyas obras esperan ser leídas, apropiadas por la población y representadas en diferentes ámbitos y lugares, para marcar este continuar contemporáneo del teatro boliviano.
(1) El teatro boliviano en la década de los 80, Willy Muñoz, 1992.
(2) Antología selecta del Teatro Boliviano Contemporáneo, Muñoz Willy O, 2005.
(3) La Razón 3 de noviembre de 2015.
(4) Antología del Teatro Boliviano Contemporáneo, Willy O. Muñoz, 2015.

About alfredvillegaslazo

Miembro de la escuela de espectadores de La Paz Bolivia, actor, teatrista y gestor cultural.
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