Festival Scènes ouverts à l’insolite. Théâtre de la Cité Internationalle, París. 7 y 8 de junio a las 21:45.
Ajetreo: llegada con TGV desde Aviñón el día 6 a mediodía, montaje toda la tarde, hasta las 20:00. El día 7, retoques y ensayo por la mañana. Descanso por la tarde. Estreno a las 21:45. Fiesta del festival. Martí, Diego y yo salimos de fiesta hasta las seis. El día 8, visitas culturales a partir de las 12:00, entrada en el teatro a las 18:00, función a las 21:45, desmontaje hasta la una. El 9, regreso en TGV a Avignon.
Particularidades: Alexandra Laudo i Juilà (la família de Àlex) nos acompañan en el bolo.
Personalidades: Amin, segurata de la discoteca Rex.
Anécdotas:
- Julià, de cinco meses, se convierte en nuestra arma secreta. Mientras le hacemos hacer carantoñas a la directora del festival, a la jefa de producción y al jefe técnico, aprovechamos para cambiar cosas ya decididas y condicionar horarios de montaje y ensayo. Y nos dicen que sí a todo, con una sonrisa.
- Después del estreno, mientras acabamos de saludar, un programador francés se abalanza sobre nosotros y nos contrata un bolo para mayo. Aún más rápido que en Polonia, donde al menos esperaron a que estuviéramos en el camerino.
- El jueves salimos de fiesta. Nos aconsejan el Social Club. Vamos allá. Cuando lo localizamos y nos disponemos a entrar, nada. Los seguratas nos miran fatal: tres tíos sin tías, en París, imposible. Le decimos que somos super guays, artistas de Barcelona. Nada. Cambiamos de opción, decidimos tomarnos una cerveza. Aunque sea en un Irish Pub. Hay cola. Y cuando llegamos a la puerta, otro segurata. Que tres tíos sin tías, en París, ni en broma. Le decimos que somos socios del Barça y amigos de Messi. Nada. A la desesperada, lo intentamos en otro club, el Rex. Llegamos hasta la puerta después de cinco minutos de cola. Le sonreímos al segurata sin decir nada. Él también sonríe. Le pregunto cómo se llama. Amin, dice… pero que tres tíos sin tías en París, imposible. Nos reímos todos. Nos apartamos un poco, pero nos quedamos en la misma acera. Flipando. No nos creemos que no podamos entrar en ningún sitio. Pero estamos de buen humor: la actuación ha ido genial y hemos vendido un bolo. Se acaba la cola delante del club. Amin nos mira desde la distancia, se ríe. Nos pregunta que qué tal, que cómo va ahí afuera. Le sonreímos, le decimos que bien, gracias. Se ríe y abre la puerta. Y nos ponemos a bailar.
- A la vuelta, llegamos con una hora de antelación a la Gare de Lyon. Nos tomamos un café, nos relajamos. Y cuando decidimos ir al tren, nos encontramos el andén colapsado. Y nosotros con las maletas que no podemos pasar. Empujamos a la gente, corremos, los revisores del tren nos dicen que no lo vamos a conseguir: tenemos el vagón dieciséis y no podemos entrar en ningún otro. Yo me adelanto, entro en el vagón y aguanto la puerta. La bloqueo, los revisores me empiezan a gritar como histéricos, Àlex y Diego corren como locos, a la altura del vagón 14 se meten por la fuerza en el tren, arrollando al revisor. Diez segundos después se pone en marcha. Un cuarto de hora más tarde, logran llegar al 16, tras soportar la bronca histérica de los revisores de cada vagón. Gavachos.
- En el tren, los otros pasajeros nos piden tres veces si podemos hablar más bajo, que molestamos. Nosotros casi no nos oímos a nosotros mismos. Gavachos 2.