Teatre Principal. 24 de mayo a las 21:00.
Ajetreo: Típico bolo de un sólo día: cargamos a las 8:00, llegamos a las 10:00, montamos hasta las 14:00, comemos y descansamos hasta las 16:00, acabamos el montaje entre las 16:00 y las 20:00, merendamos, actuamos de 21:00 a 22:00, desmontamos hasta las 23:30, llegamos a casa a las 2:00.
Particularidades: técnicos de 10.
Personalidades: ¡Tena Busquets! Gran programadora y mejor persona.
Anécdotas:
- menos de un cuarto de hora para empezar. Corremos. Diego se prepara para su performance en el vestíbulo. Álex necesita repasar todos los elementos de las maquetas. Martí tiene que resetear la aplicación. Yo aún me tengo que afeitar. ¿El calentamiento? Calentar es de cobardes. Nos saludamos con prisas y empieza el show. Diego sale al vestíbulo, Álex y Martí van al escenario. Yo me acabo de vestir. Mierda. Horror. Ésta no es mi camisa. Es la camisa de Jofre Carabén, el actor que me sustituyó en los últimos bolos por mi baja de paternidad. Y Jofre mide 1’65. 30 centímetros menos que yo. Me parto el culo de risa. Salgo del camerino insultando a Álex y a todos sus antepasados. Él era el encargado de traerme el vestuario. Tengo un aspecto ridículo. Qué se le va a hacer. Entra el público y empieza el bolo.
- Katastrophe es una máquina perfecta, no importan los contratiempos, su ritmo interno es indestructible, la podemos hacer de memoria y en cada bolo sentimos la necesidad de alterar algo para mantener la atención: hoy hemos cambiado de sentido una de las mesas. Parece poca cosa, pero no lo es. Durante el video de las torres gemelas, cuando estamos fuera del escenario, sorprendemos a Martí con un pastelito con vela: hoy cumple 37 años. No se lo podía esperar, se emociona tanto que se ve obligado a bajarse los pantalones y empezar a saltar. Nosotros no podemos evitar hacer lo mismo.. En ese momento Diego se da cuenta de que se está meando vivo. Estamos en el taller, así que no hay posibilidad de llegar a un lavabo. Pero vemos por el suelo una botella de agua de medio litro vacía y a Diego se le ilumina la mirada. Coge la botella y se pone a mear en ella: la llena y la esconde en un rincón. Cuando acaba la obra irá a recogerla y la vaciará en un váter. Es un tío civilizado.