Escribo en un teclado sucio, con marcas de las huellas de mis dedos.
Las cosas tienden a llenarse; de polvo, de gente, de virus y bacterias, de ruidos.
Aún si no estamos en un sitio y ese sitio lleva diez años cerrado, dentro suenan cosas, digo suenan porque yo no las oigo.
La vida suena, la cera del oído cae.
Salgo a la calle, no, entro en la calle, cruzo el río de coches, el tintineo de los semáforos entrecorta mi deambular tardío.
Cuando este ordenador en el que escribo deje de funcionar será un amasijo de placas y cables pequeños. Se desparramará por alguna planta de reciclaje y formará parte de otro paisaje y otras manos generarán nuevos ritmos al recoger y clasificar los materiales.
No hay emoción.
Algunas ocasiones.
Hay movimiento y transformación. Se transforma porque se olvida.
Acordarse de que es importante olvidar también.
Contrakant tiene que ver en cierta manera con todo eso y con lo que escribí aquí hace unos años.
Se presenta los días 5, 6, 7 y 8 de marzo en el Mercat de les flors. Aquí más info y entradas.
q chulo escrito