Fotografías: Rebecca Bowring
Quizá la noticia no sea que Societat Doctor Alonso presentó su última pieza, Hammamturgia, en la sala grande del Teatre Nacional de Catalunya hace unas semanas (fieles a nuestro compromiso de llegar tarde a las noticias eso sería poco noticia ya). Quizá la noticia sea que Hammamturgia es la segunda pieza consecutiva de Societat Doctor Alonso (la anterior fue Kontrakant, que se estrenó en el Mercat de les Flors justo antes del confinamiento) que insiste en buscar cierta abstracción en la forma en contraposición con cierta tendencia actual a unas artes escénicas explícitamente políticas. Todo es política, así que escoger esa línea también lo debe de ser. Porque, si miramos atrás en la trayectoria de Societat Doctor Alonso, encontraremos otros trabajos estrenados no hace tanto donde también observamos algunos elementos comunes con esa tendencia actual a lo explícitamente político (Anarchy o Y los huesos hablaron, por ejemplo). Que sus dos últimos trabajos se muevan en dirección opuesta ¿qué es? ¿Coincidencia? ¿Hartazgo? ¿Ganas de explorar otros territorios no tan transitados actualmente? ¿Vuelta a los orígenes? ¿Respuesta a la situación actual?
Lo de estrenar en la sala grande del TNC tenía truco, sin quitarle ningún valor. No crean que el TNC ha cambiado tanto, aunque parece que algo se mueve ahí dentro. El estreno en Barcelona de Hammamturgia se enmarcaba en el ZIP, un nuevo ciclo del TNC (que ya existió con el mismo nombre en el Teatro Español, de donde viene la actual dirección del TNC) que acoge ciertas propuestas de artes en vivo que no suelen verse en la programación habitual del TNC. Además de Societat Doctor Alonso, por allí pasaron también en esta edición Psirc, Elena Córdoba, Rosa Casado y Mike Brookes, Xesca Salvà y Marc Villanueva Mir, Laboratorio de Pensamiento Lúdico y Elisa Martínez & Co. Todo concentrado en cinco días, para estrés de la afición. Eso sí, a precios muy populares: ocho euros la actuación.
La Societat Doctor Alonso ocupó el escenario de la sala grande del TNC convirtiéndolo prácticamente en un cubo blanco. El público fue invitado a descalzarse y acompañarles al escenario, al interior de ese pseudocubo en el que cuatro aberturas en la mitad de cada uno de los lados permitían la entrada de público y performers. En escena, Sofia Asencio, Beatriz Lobo, Ana Cortés y Kidows Kim. Maties Palau, en una esquina, ocupándose discretamente de lo sonoro.
Hammamturgia genera y capta el flujo de los cuerpos y las cosas en el espacio, una sucesión que no explica nada, sino que propone y activa transformaciones, una obra coreográfica en definitiva, que trabaja con el espacio y el tiempo.(…) El espacio mismo se está construyendo y/o transformando durante la acción, a la vista de los espectadores. Este espacio no es más que un ambiente compartido. Un ambiente en el que no se distingue un fuera de un adentro. Es sólo una membrana, en la que respiramos (y vivimos, al menos durante este tiempo) juntos. Cuestionamos la idea de que uno puede estar en un “afuera”, donde puede ser un simple observador neutral. Siempre estamos en un ambiente compartido: somos ambiente, el ambiente también es nosotros.
En Hammamturgia las performers manipulan enormes plásticos en escena con los que construyen potentes, sutiles y sugerentes imágenes, a veces contemplativas (como cuando levantan entre todas una especie de mar plástico ondulante o cuando un plástico transparente es lanzado al aire por Ana Cortés para que caiga poco a poco sobre una luz estroboscópica), a veces humorísticas (como cuando Beatriz Lobo toca una gaita aspirando el aire almacenado en la bolsa de la gaita o cuando dibuja un cuadro que la mitad del público no podía ver, a no ser que cambiase de lugar, pero sí oír gracias al trabajo de Maties Palau) y en general abiertas a múltiples interpretaciones según la mirada, la perspectiva y el momento de cada cual. Esas miradas, las del público, rodeaban la acción, la mayoría desde el suelo, donde los cuerpos propietarios de esas miradas decidieron sentarse, en donde les parecía que no podían entorpecer la acción de los performers. Entre el público había varios niños, que se tomaron muy en serio lo que allí pasaba, riendo a veces, inquietos en otros momentos. ¿Qué estarían pensando esos niños? ¿Qué tipo de arte se encontrarán cuando sean mayores? ¿En qué mundo?