Una voz de procedéncia indefinida.
El espectador no ha pagado entrada ni ha acudido al evento voluntariamente
Solo los que aman
con elegancia,
respeto y comprensión
serán elevados por el resto hacia la paz.
Aquellos que maldigan,
los que se guarden la ira,
la rabia y el odio,
reventarán y se ahogaran.
Aquellos que frunzan el ceño
y se crean merecedores de la bendición,
serán aplastados por su propia saliva,
contenedor del autoengaño.
Aquellos que prometan
esperando obtener el beneficio de la confianza,
serán degollados
por su propio abrazo impaciente.
Los que exhiban su belleza más íntima
en el mercado,
serán cegados por la luz del público
y privados de la belleza ajena.
Los que sulfuren esperando elevarse,
caerán en el pozo sin fondo de su enorme talento.
Aquellos,
los que economicen sus acciones
deberán guardarse de corromper las llaves.
Las llaves que cierran las puertas de su palacio laberíntico.
Los que abracen fuerte
y protejan con ataques
por temor al abandono
se asfixiarán con multitud de mentiras piadosas.
Aquellos que elijan equipo
solo para ganar,
serán castigados
con la negación del aprendizaje y el conocimiento.
Aquellos que se preocupen
de mostrar la mejor fiesta
en vez de ocuparse entreteniendo a los que pueden ser amor en potencia,
serán bendecidos con el don del vacío empaquetado con guirnaldas.
Aquellos que sufran por perder
y teman la incertidumbre de la valentía,
serán arrollados por la comodidad inamovible que erosiona el discurso mental.
Solo aquellos que amen por placer
y con desinterés,
serán elevados,
elevados por el resto y recordados.
La incertidumbre debería apoderarse del receptor,
hasta que decide hacer algo. Algo que le cambie la vida.