reflexionesybalidos

Parto de una distinción que ya he formulado en un comentario en el debate abierto por Pedro sobre el concepto de “espectador”: La diferencia, precisamente, entre público y espectador. Nosotros, el grupo del Laboratorio, somos en estos instantes “público”, no espectadores. Y como tal, propongo que comencemos a comentar las obras. Sin haberlas visto, claro. Porque como público ya hemos tenido el primer contacto con las obras. El programa. La oferta. La comunicación de lo que se va a ver, que es algo que puede hacerse de maneras muy diferentes, pero que en todo caso es la forma que han elegido los responsables de su exhibición para atraernos. Ahí comienza la relación entre una obra y el público. Todavía no hay funciones, todavía no somos espectadores, pero ya podemos hablar de lo que nos sugiere cada propuesta. Partimos de un programa y de lo que cada uno conoce. A veces no sabemos absolutamente nada de una obra ni de los artistas que participan en ella, a veces conocemos algo e incluso mucho. Todo eso influye en nuestra percepción, y todo eso genera sentimientos de atracción o de rechazo, deseos de acudir a ver el espectáculo o de salir huyendo. Nos predispone. Es posible incluso que las sensaciones que nos provoque esa información sean contrarias a las que luego nos produce la propia obra al verla (a mí me pasa bastante), así que ahora podríamos empezar a dejar constancia de esos contrastes. Puede ser un juego divertido. La propuesta es que vayamos abriendo entradas específicas para cada una de las obras, y que en cada caso lo haga el primero que quiera decir algo sobre ella. Luego el resto de comentarios sobre esa obra concreta debería colgarse debajo de ese primero (o no, a veces el batiburrillo resulta mucho más interesante que la materia ordenada).

Lorenzo