Nada más salir del espectáculo se le pide al espectador que resuma en una frase o en tres palabras ( o ambas cosas) la impresión que le ha causado lo que acaba de ver. Luego le pedimos un nombre, alias o cualquier cosa que poner para rellenar la autoría. Ya tenemos las primeras impresiones. Cuando haya más las iremos añadiendo. Quien quiera hacerlo por su cuenta puede ponerlas en comentarios bajo esta entrada en vez de crear entradas nuevas, pero ya sabemos que esto es libre y que cada cual puede seguir estas normas o pasar de ellas. Pero si se respetan podremos tener apiladas bajo una misma entrada todas las impresiones a pie de obra y facilitaremos su lectura a participantes y curiosos. Empezamos:
-Caracola fallera. (Carlos)
-Sugerente, original. Ubicación errónea, estaría mejor en otro lugar donde no molestara el ruido de la calle, como el cauce del Turia o Viveros. (Boris)
-Paz, sosiego, ruido. (Celia)
-Na de na. (L.)
Vamos a ver: ¿acaso somos los animalitos que encabeza este blog?
Acabo de asistir a esa «representación». Una de dos: o soy un inepto incapaz de captar la sensación del mar metido en una falla de mimbre, o se me está tomando el pelo de una forma vil.
Porque frente a esto, sólo se me ocurre una pregunta: ¿cuanto habremos pagado los contribuyentes al genio que nos ha proporcionado este espectáculo, en plena crisi económica?
Mi visita a La Caragola fue un fiasco.
Me parece que es una tomadura de pelo en toda regla, cutre y decepcionante. Una frágil caracola de mimbre con formas sinuosas (la caracola en sí es bonita) plantada en medio de la plaza del Patriarca con unos auriculares conectados a un ipod que emite una música que recrea los sonidos del mar. Aunque la intención es que te relajes, la música se mezcla con el ruido exterior del tráfico, los chillidos de los niños las conversaciones de la gente que aguarda la cola, etc.. Imposible relajarte y concentrarte dentro de esta caracola, todo lo contrario, a los diez segundos estás esperando a que se acabe. No logra crear un espacio íntimo y cálido en el que puedas disfrutar. Estimulación cero.
Esta intervención me parece una falta de respeto a los espectadores que, incautos y de buena fe, esperan largas colas en la calle para acceder a ella. Además, la gente del staff del VEO desvela lo que vas a oír cuando la gente le pregunta.
No está a la altura del VEO. Una verdadera pena.
Marta