Fragmentos del artículo de Jordi Oliveras, dinamizador cultural , publicado en la revista de música Rockdelux (Enero 2009). Muy interesante. Vicent Gisbert.
Vamos a mirarlo de otra manera. Nos hemos acostumbrado a considerar que el artista es un personaje que crea mejor cuanto mejor desarrolla sus cualidades personales y su individualidad. La meta es conseguir la originalidad. La mejor actitud, la introspección. El mejor entorno, la libertad de expresión, sin interferencia alguna. Que sea sociable es una sorpresa. Gracias a un arduo trabajo de aislamiento, podrá proporcionarnos los frutos de su búsqueda en forma de canciones.(…)
Pues bien, supongamos que el artista no es eso sino otra cosa, y que la música tampoco es lo que parece. Supongamos que lo que hace el músico es catalizar las influencias de su entorno, dar forma musical a algo que se respira en el ambiente. Su trabajo consiste en desarrollar su sensibilidad y habilidades para captar energías, informaciones y vínculos que estan ahí, y devolverlos en forma de música. Él puede ser grande, pero no existe sin nosotros. Nuestra compañia es imprescindible, y no solo para que pasemos por taquilla.(…)
Visto así nuestro papel es distinto. No somos los que «recibimos» las canciones y las escogemos o rechazamos como jueces. O no únicamente eso. Las canciones están hechas con nuestro material, nuestros sueños, nuestra historia, nuestras palabras, nuestras casas y nuestras cosas. La calidad del concierto va a depender de nuestra presión, existencia y capacidad de recepción, que empujarán al artísta a momentos excelsos o a la sequía expresiva. Nos llaman público, y dicen que nuestra libertad es la de elegir o desechar propuestas, pero eso es una simplificación interesada.
Me ha gustado mucho, totalmente de acuerdo, yo estoy harta de ir al teatro y ver producciones que sólo le interesa, con suerte, al que las crea, prefiero un artista por y para el pueblo, y ojo, no pienso que a este le gusten solo los musicales y el club de la comedia, que por otra parte no están mal, pero basta ya de rollos que no aguanta ni Dios y basta ya de querer enredarnos en sus pajas mentales.