Me encantó. Cierto que no parece una propuesta muy transgresora. Más bien es pasar una noche con ellos. Me gustó el espacio de barracas de feria, me trasladó a otra época con la mujer barbuda y el hombre elefante. Me chocaba esa mezcla de animales vivos y muertos y comidos y rifados. Y la estética de la mezcla de granja y terciopelo, de los colores naturales con el rojo más estridente del mercado. Y me encantaron ellos. Me gustó compartir mi tiempo con el poeta, con el señor que su padre hacía la mortadela, con el barman… Quizá fue demasiado largo el prólogo. Sí, fue demasiado largo. Cuando entramos al espectáculo ya estábamos cansadillos pero aún así yo disfruté esa atmosfera de derrota, de una generación que ha soñado con un nuevo mundo y se ha quedado replegada en una granja. Lo triste también es bello. La feria y Fellini. Las luces y las sombras. Lo natural y lo artificial. La palabra como semilla de otra gramática que no llegué a vislumbrar.
Laura