La programación del sábado día 12 ofrece piezas que permiten una lectura muy particular de la programación de MAPA. La presencia de Los Torreznos y Marc Vives (que provienen del arte contemporáneo que normalmente se asocia con las artes plásticas), así como los ejercicios sonoros de Marina Rosenfeld y Katsunori Nishimura nos hacen pensar que, no sólo deberíamos olvidar las pesadas etiquetas de las diferentes disciplinas escénicas, sino borrar también otras absurdas delimitaciones y hablar de arte contemporáneo a secas. Pero si a los teatros públicos ya les cuesta salir de los angostos territorios que entienden como “danza” o “teatro” me temo que falta mucho para que este tipo de mirada se popularice.
El vídeo de Marc Vives y Víctor Pérez es un montaje con declaraciones de los habitantes de Pontós que parece por momentos una serie televisiva de brevísimos capítulos. También se incluye un extracto sonoro de “Bienvenido Mr. Marshall” (la presentación del pueblo) y declaraciones de Johan Cruyff y Eduard Punset. El conjunto resulta cómico, inquietante, reflexivo y surrealista a la vez. La coexistencia de todas estas cualidades es de por sí un logro y, al finalizar el vídeo, Pontós parece por un segundo una especie de Twin Peaks en el Empurdà.
Actuación de Katsunori Nishimura
Más tarde, Katsunori Nishimura ofrece una actuación para “todos los públicos” y, en efecto, las primeras filas se llenan de niños. La performance resulta difusa en algunos momentos, pero aún así aprecio algunos sonidos muy particulares y algunas imágenes grotescas que parecen surgir directamente del butoh. Este tipo de trabajos no reclaman mi atención de forma intensiva durante el directo, pero al acabar hay unos cuantos detalles que me vuelven con insistencia a la cabeza. Supongo que es la poética muy particular de las obras que lanzan una pregunta y la dejan sin responder, resonando en el aire. “Buena gente, buen cinturón, buen kimono…”, cantaba Katsunori. ¿Qué querría decir con eso?
Por la tarde, los muy conocidos Torreznos realizan una performance titulada “El cielo” donde demuestran un gran dominio de los tiempos, de la voz y una presencia física poderosa. Es un tipo de performance contemporánea que combina acción con humor y toques de poesía. Por la sencillez de su puesta en escena, me hacen pensar en Fluxus.
Como clausura del MAPA, V de amor me sorprende gratamente. El proyecto de Agnès Mateus y Juan Navarro versiona canciones de amor con un ritmo trepidante. El concierto incluía referencias camp como el “Vete y pega la vuelta” de Pimpinela o vueltas de tuerca imposibles como un pogo al son de “Se nos rompió el amor”. No sólo sonaba bien sino que resultaba muy divertido y bailable. Y a pesar de que el conjunto era totalmente irónico también quedaba un resquicio para leer la propuesta con ternura.
Para los secretos entusiastas del kitsch, me gustaría terminar este texto homenajeando a Rocío Jurado con una de sus siempre comedidas actuaciones. ¡Monstruo, eres un monstruo!
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