Hoy voy al «Sfera» de Plaza Cataluña, una submarca de El Corte Inglés que vende a su vez un centenar de marcas de ropa. Quizás hoy estoy místico, pero me parece que mis ejercicios se están convirtiendo en un peregrinaje compulsivo.
En el peregrinaje adquieres conocimiento mediante el movimiento que realizas con un trayecto. Los diferentes nombres de El Corte Inglés esconden en el fondo una sola cosa, al igual que los distintos nombres de Dios. El mercado siempre ha estado ahí. Está en nosotros, no podemos escapar de él, como un Dios omnipotente. Las vendedoras son sus sacerdotisas y las cámaras de vigilancia sus ojos omnipresentes. Yo debo tener fe.