Como Rubén en su blog no ha desvelado el misterio de «Thank you very much», yo tampoco lo haré. Aunque al final con estas cosas siempre se corre la voz. Sólo diré que resulta todo un desafío quedarse hasta el final en la sala. Vicente me ha dicho que le gustaría seguir trabajando para que al público le fuese más fácil aguantar un poco más. La verdad es que yo me fui sobre el minuto 40 de los 81 que dura la performance, pero ese día estaba agotado. En otras circunstancias es posible que el desafío hubiese generado un empecinamiento por mi parte y hubiese permanecido en la sala.
En cualquier caso, me parece irrelevante si la gente se queda hasta el final de la performance. Cuando Marina Abramovic y Ulay recorrieron la Muralla China desde ambos extremos para encontrarse en el medio y oficializar el final de su colaboración, lo importante no era que hubiese un público atento al desarrollo de su recorrido. La importancia de la pieza está en la acción en sí y (últimamente no pienso en otra cosa) en el impacto que tiene una vez se convierte en narración y circula de boca en boca.