Hay una ilustración de Miguel Brieva (el autor de «Dinero», entre otras publicaciones) donde se anuncia que por fin sabemos qué nos depara el futuro. La ilustración muestra el interior de una típica casa americana de los años 50 con una familia que vive en forzada armonía. «El futuro por fin ha llegado. El futuro es los E.E.U.U. en los años 50».
Volvamos ahora a Sismo, donde todos repetíamos que el site-specific no era nada nuevo ya que en el pasado tuvo una gran importancia. En particular, el término se acuña en los 70, pero probablemente ya venía de antes. Sin embargo ahora mismo todos sentimos su necesidad: el efecto tranquilizador de incidir en la relación con el entorno. Curiosamente, en mi presentación «El discurso es mío» también explicaba que mis aproximaciones tenían mucho en común con ciertos artistas de los 60, en especial Fluxus. Por otro lado, con Masu Fajardo discutimos en unos ensayos sobre la relación de sus «Micro-ficciones» con el accionismo, cuyo auge se da entre los 60 y los 70. Por si alguien está poco convencido, deberéis reconocer que hace un par de años que la sombra de John Cage nos acompaña omnipresente en multitud de eventos y exposiciones. ¿Vuelven los 60 y los 70 como moda artística?
No, no se trata de una moda. Porque lo que ha vuelto de verdad, como dice Brieva, son los años 50 de los Estados Unidos. Backlash (involución), como no me canso de repetir últimamente. De manera que si volvemos a los ideales artísticos de los 60 quizás es porque las necesidades son las mismas que en los años 50. Vivimos en una sociedad donde los medios han abrazado el pensamiento único y cualquier intento de disidencia es absorbido o disuelto con sorprendente facilidad. Vivimos un Macarthismo nuevo y sutil, cuya principal baza es saber disimular su carácter feroz con la ayuda del márketing y las agencias de comunicación.
Así pues sería un error considerar estas coincidencias como una simple moda. Como escolares, hemos suspendido y toca repetir curso. Probablemente haya que repetir los 60 de principio a fin. Ya veremos qué hacemos luego.
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