Aprovecho que estoy en Madrid para ver qué se cuece por allí y voy a ver esta pieza por recomendación de David Rodríguez. El texto de «Siempre fiesta» es imaginativo y de buena calidad, pero entra dentro de un género con el que tengo poco contacto. Es teatro de texto con un toque de vodevil, algo francamente accesible que no debería tener problemas para lograr un notable éxito comercial, así que me sorprende ver algo así en una sala relativamente pequeña y algo alternativa.
Las críticas que hay colgadas en la pared halagan la obra y la etiquetan como «teatro contemporáneo». Por supuesto todo lo que se haga en nuestros días resulta inevitablemente «contemporáneo», pero sin embargo este adjetivo no sería el primero que yo hubiese escogido para «Siempre fiesta». Aunque también es cierto que la presencia de un narrador externo a la acción es algo que aparece en bastantes obras recientes, desde Jan Lauwers hasta «Alice Bell» de Lone Twin. Yo tengo mis reservas sobre la puesta en escena, pero aún así me alegro de haber asistido debido al estilo actoral claramente diferente respecto al estándar al que estamos acostumbrados en Barcelona. Otros actores son posibles.
¡Pena no verte!
¡Esas visitas más largas!
D.