«Dead Cat Bounce», Chris Kondek, Espai Lliure, 23/04/2009

 «Dead Cat Bounce»

«Dead Cat Bounce» parte de una idea brillante: explotar en vivo la evolución de la bolsa para explicar las bases de nuestro sistema financiero. Los actores compran y venden acciones en directo a través de Internet y la especulación se alterna con explicaciones de brókers y profesores de economía. En este sentido, la obra resulta totalmente pedagógica y agradezco mucho los conocimientos que me llevo a casa. Por supuesto la dinámica profunda del capitalismo es algo que sigo sin entender en absoluto pero, ¿es que hay alguien que la entienda?

Volviendo a la pieza, la estructura de la misma resulta muy entrecortada porque depende de acontecimientos en directo. Esto no me produce problema alguno porque es una consecuencia de sus objetivos primordiales. Incluso puedo apreciarlo como una determinada apuesta estética. También valoro la progresiva implicación del público en el ejercicio especulativo, porque pronto se pone en evidencia que todo este tejemaneje no es sólo culpa de malvados ejecutivos y brókers, sino que deriva del irrefrenable espíritu carroñero de la especie humana. En conjunto, «Dead Cat Bounce» es una pieza original con algunos momentos logrados que, aunque podría haber sacado más partido de un tema tan jugoso, no está exenta de interés.

Sin embargo hay un aspecto de la pieza que invita a la reflexión: la interpretación actoral y la «teatralidad».  La endogamia de la escena catalana ha creado un patrón de pieza escénica y un modelo interpretativo que está en franco declive. La constitución de la AAE o la agitación de estos días en el Institut del Teatre (una institución que sufrí en mis propias carnes) son prueba de ello. Y esto no ha hecho más que empezar, porque hace ya una década que muchas cosas no se aguantan y su incongruencia es cada vez mayor a medida que pasa el tiempo. Que estos formatos fallezcan no depende de mí ni de nadie: es una inevitabilidad histórica. Cada época necesita sus propias formas.

La sobreactuación de Alex Brendemühl me parece un vestigio de estos trasnochados estilos interpretativos. Y es que esta obra no requiere actuación alguna, sino comportarse con naturalidad. También desentonan ciertos toques marcadamente «teatrales» del principio. El escenario no implica forzosamente la representación: también se puede usar para compartir una experiencia en directo con el público.

Como siempre invito a todo el mundo a expresar su propia opinión y rebatir, apoyar, contradecir o ampliar todo lo que afirmo con sus propios argumentos. ¡Muchas gracias!

 

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Una Respuesta a «Dead Cat Bounce», Chris Kondek, Espai Lliure, 23/04/2009

  1. errata dijo:

    lo que más me incomodó fue ver a 137 espectadores partiéndose de la risa jugando a la bolsa. los «toques» críticos, una coartada para reconciliarse con la mala conciencia de estar emocionadísimo viendo como suben o bajan las acciones de un banco o de una empresa de ropa interior. hasta la broker que salía en el video estaba a mi lado encantada de la vida, mesándose el pelo porque TV3 iba a hacerle una entrevista tras la función.

    eso sí, nada de lo que se dijo sobre el escenario tenía otro objetivo que divertir al público (aunque hay que decir que el público tampoco tenía más intención que pasar un buen rato, que en la tele el martes por la noche no echan nada). así que todos contentos y al barbudo economista que anunciaba el fin del mundo que se lo folle un pez, mientras nosotros podamos seguir apostando los euritos que nos presta el teatre lliure.

    hasta los críticos (Benach -LA VANGUARDIA-), ex-críticos (Fondevila -LA VANGUARDIA-) y directores de grandes teatros (Rigola -T.LLIURE-) se animaron a apostar en público. bellísima demostración de como funciona la programación teatral de nuestra ciudad. unos pocos apuestan al azar un dinero que no es el suyo en unas compañías que ni se sabe.

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