«Sense títol», Ariadna Estalella, 11/03/2009, 21h, CCCB

Ariadna Estalella en «Sense títol»

Al acabar la pieza, escucho dos opiniones antagonistas respecto al espacio sonoro. Una chica me dice que el sonido está muy bien trabajado y otra afirma que es lo peor de la obra porque elimina cualquier tipo de matiz. Hace apenas unos minutos que la función ha terminado y no he analizado aún este aspecto, pero la función del sonido conecta con otros pensamientos que me corren por la mente.

En cierta medida, las dos tienen razón. El espacio sonoro se puede alabar porque la música de Christian Fennesz es muy profesional y le imprime ritmo a la propuesta. Sin embargo, esta pieza tiene un marcado carácter plástico que transmite una pizca de frivolidad, como si sólo importasen las imágenes que se suceden ante nosotros. Y es en ese sentido donde la música no juega a favor de la pieza, porque eclipsa en gran medida el tiempo escénico y la naturaleza real de la presencia de los performers. Por eso no ponemos en duda la calidad de la música, pero nos preguntamos qué pasaría si eliminásemos o redujésemos este espacio sonoro. Una hipótesis es que la obra sería el doble de difícil, pero también el doble de interesante.

Aunque, por otro lado, teniendo en cuenta el nombre del proyecto al que pertenece este work-in-progress (Ens convertim en imatges on submergir-nos ), quizás Ariadna apostaba por quedarse sólo con este aspecto visual. En ese caso debería cerrar mi enorme bocaza.

Si he empezado con estas objeciones, es porque son secundarias y este work-in-progress tiene mucho de pieza pulida. El desarrollo es consecuente y sigue un ritmo acertado. El movimiento de Ariadna es apropiadamente contenido y, a pesar de la música, se percibe una presencia imperturbable y muy bella. Desde el punto de vista plástico, la obra es intachable y consigue efectos e imágenes muy interesantes con recursos mínimos. En este sentido, la iluminación de Ana Rovira saca mucho partido de las grandes hojas blancas que sirven de eje a la pieza. Piere-Yves Diacon también desarrolla efectivamente su papel de asistente, un rol en apariencia sencillo pero mucho más difícil de lo que parece. En definitiva, es una obra rigurosa realizada por creadores sensibles. Podría pasar perfectamente por una pieza acabada y posiblemente puede presumir de una concepción sin mácula. Es más, Ariadna haría bien en empezar a moverla.

De nuevo invito a todo el mundo a expresar su propia opinión y rebatir, apoyar, contradecir o ampliar todo lo que afirmo con sus propios argumentos. ¡Muchas gracias!