1ª «Noche salvaje», Festival LP’09, 6 de marzo del 2009, CCCB

Angélica Liddell y Pau de Nut

«Las noches salvajes» parten de la premisa de que los creadores han tenido un tiempo muy escaso para desarrollar sus propuestas. De manera que éste es un escenario donde todo vale. Incluso si algo nos pareciese totalmente insulso y falto de imaginación, deberíamos aceptarlo como un intento fallido. Los accidentes son posibles y, es más, a veces resultan necesarios para llegar a paraísos adónde no conducen los caminos seguros. Sorprendentemente, en esta primera noche salvaje no ha descarrilado ningún tren. Es más, no sólo ha predominado una alta calidad y planteamientos variados, sino que el conjunto ha sido de fácil acceso e, incluso, divertido. Disfrutadlo, pero no os acostumbréis. La diversión es una consecuencia ocasional de algunas piezas de alto nivel artístico, pero otras obras espléndidas necesitan aburrir para lograr su cometido. Por ejemplo, en el delicioso «Real fiction» de Cuqui Jérez (que presenta en el LP su nuevo «The rehearsal«) había momentos donde odiabas a la coreógrafa por repetir el mismo pasaje una y otra vez. Sin embargo ella era plenamente consciente de este efecto, jugaba con tus expectativas y compensaba el declive de la atención con sus pequeñas variaciones.

En fin, escribo esto para recordar que el arte no tiene nada que ver con el entretenimiento y que, si es el arte lo que nos interesa, debemos aprender a aceptar el aburrimiento como una posibilidad más sin connotaciones negativas (siempre que esté justificado por un fin que lo redima, claro está).

Si utilizamos la intensidad de nuestra atención como único parámetro, el «Learning how to weave» de Vera Mantero ha sido la propuesta menos afortunada de la noche porque empleaba un tempo lento y sostenido. Sin embargo, «Learning how to weave» era una pieza muy correcta. Había un planteamiento y unos mecanismos claros que se desarrollaban de forma progresiva y se llevaban hasta el límite. La involucración paulatina de los performers en tareas distintas creaba una secuencia de escenas que mantenía el interés bastante bien, aunque el último peldaño de esta progresión se hacía farragoso. Probablemente era necesaria otra vuelta de tuerca hacia el final. Independientemente de esto, la pieza tenía un cierto atractivo, que me hizo recordar a los ángeles de Wim Wenders transitando por las bibliotecas de «El cielo sobre Berlín».

Por otro lado, me ha sorprendido gratamente la buena aceptación por parte del público del «Ballet blanco» de Mauricio González. Sin duda esta pieza tenía ciertos momentos que remitían al clown y que resultaban agradecidos. Sin embargo, no ha sido esto lo que más me ha interesado. Yo he apreciado la presencia tranquila y la ejecución sin temblor alguno, la capacidad de evocar fuertemente el ballet sin apenas citarlo, la poesía minimalista de las acciones. Tras el ajetreo escénico de los intérpretes de Mantero ha sido precioso ver como Mauricio monopolizaba la atención sólo con el deslizar de su diminuto carrito. Me parece que el secreto de esta escena estaba en la intensa escucha que el intérprete prestaba a su artilugio. Veo en el programa que Mauricio ha contado con la colaboración de Mónica Valenciano. De nuevo a sus pies, gran señora. Si a alguien le interesa el trabajo de Mauricio puede ver aquí un vídeo que desarrolló para el ciclo Sobrenatural de La Porta.

Tras su última visita con «El año de Ricardo«, Angélica Liddell se ha lucido de nuevo en Barcelona. La grandísima hija de perra (por usar su mismo lenguaje) no sólo es una escritora excelsa, sino una actriz como pocas. Ya les gustaría a muchas momias que reinan en el cine español poseer un ápice de su talento. «Venecia» cuenta con una estructura dramatúrgica bastante convencional, lo cual no desmerece en absoluto la pieza. Esta alternancia entre texto, música y acciones ha funcionado a la perfección. Para mí todo lo que hace Liddell emana una cualidad de «verdad» irrebatible. La he acompañado sin pausa y he apreciado su combinación de registros diferentes. Desde la maravillosa pieza de Vivaldi a las pesas del gimnasio pasando por La oreja de Van Gogh. Debo precisar que Liddell se ha rajado la piel del abdomen con una cuchilla al son de este conjunto donostiarra. Las canciones del grupo empujan a la mutilación y cosas peores pero, curiosamente, sólo durante este pasaje mi atención ha decaído levemente.

La pieza de Juan Navarro, cuyo «Agrio Beso» clausura el LP, también ha sido muy ágil y efectiva. Con un tono desenfadado y una excelente sonorización, Juan ha dominado la escena con firmeza para desarrollar su narración pseudoheroica. Me ha recordado la fantástica actuación que llevó a cabo en el Festival Mapa hace un par de años. El único elemento que me ha distanciado un poco ha sido el texto en voz en off mientras sostenía la sierra eléctrica. El alto nivel de trascendencia a bocajarro es algo que me resulta muy difícil de digerir. Sólo Liddell consigue venderme ese pescado espinoso.

Si habéis asistido a esta «Noche salvaje» me habréis visto deambular por allí solicitando vuestra implicación en este blog. Os ruego que contradigáis, apoyéis o maticéis lo que digo con vuestros propios argumentos e impresiones. Mi opinión sólo me representa a mí. Somos muchos los que hemos hecho de público.

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8 Respuestas a 1ª «Noche salvaje», Festival LP’09, 6 de marzo del 2009, CCCB

  1. T* con peluca dijo:

    Disparos en la diana, glitchs escénicos, descubrimientos, reencuentros, silencios incómodos, carcajadas culpables… todo esto y más me produjo la primera entrega de las Noches Salvajes. Y como era de esperar Angélica Lidell transformándose en la reina de la noche.
    Independiente de que sus propuestas te gusten más o menos, las compartas o no, cuando ella comienza a disparar ya no puedes apartar la vista, aunque sepas que es inevitable que unos de los fierrazos te acabará por dar. Que su corazón es una canción pop no hay duda, pero también es un tema del Sandinista de The Clash, una rima de Tupac, una power balad cargada de mala leche o un himno Black metal. Es lo que tiene estar en estado de gracia.
    T*

  2. T* dijo:

    Y aprovecho este espacio para felicitar a Roger Adam por la imagen del festival. Para mí, que me paso más de media vida frente a una pantalla intentando calzar frames, el bricolage a 4 manos de Roger y Sergi Faustino es sencillamente genial y debiera ser considerado como la primera gran acción de este festival.
    No puedo sino pensar en lo bien que nos lo pasamos con Sole haciendo punto de cruz para la imagen del Panorama d’Olot.
    DIY Rules!
    T*

  3. Pingback: 2ª “Noche salvaje”, Festival LP’09, 7 de marzo del 2009, CCCB at Quim Pujol: crítico con peluca

  4. rubén dijo:

    Esta Noche Salvaje me pareció redonda. Alguien dijo que todo el festival debería ser una gran Noche Salvaje. No sé, a mí no me importaría pero en cualquier caso se echa de menos ver más a menudo ese formato.

    Angélica Liddell ha publicado algunas fotos y comentarios sobre esta noche:

    http://miputaperrera.blogspot.com/2009/03/tiramisu-significa-levantame.html

    http://miputaperrera.blogspot.com/2009/03/una-herida-preciosa-noches-salvajes-2.html

    http://miputaperrera.blogspot.com/2009/03/con-inmensa-alegria-sangrando-noches.html

    Por cierto, me chivaron que Pau, el contratenor chelista que actuó con Angélica, por lo visto actúa en El Llantiol periódicamente. Habrá que pasarse a verle. Yo me tuve que contener para que no se me saltasen las lágrimas cuando interpretó el «mecagoenlaputavoyallorar», de Vivaldi.

  5. Cristina Berhó dijo:

    Con lo que me quedo de Juan Navarro es que debía haber encendido la motosierra. Llevábamos toda la noche viendo cómo se balanceaba en espera de un manipulador, de un artista, con todo el placer que supone ver una motosierra encendida, sonando ridícula con su motorcito y con todo el imaginario que conlleva.
    Esto y el sello imborrable que Angélica siempre deja en mi cuerpo entero me alejó irremediablemente de Navarro.

  6. Pingback: “Agrio beso”, de Juan Navarro y Javier Corcobado, 21 de marzo a las 21h, Mercat de les flors. at Quim Pujol: crítico con peluca

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