Esta pieza de danza se enmarca dentro de la lícita (y necesaria) tradición contemporánea que busca nuevas formas de apreciar y entender el movimiento. También cuestiona el papel del intérprete ya que sus protagonistas son hombres y mujeres de todas las edades con diferentes grados de formación en danza.
Las dos primeras escenas nos resultan familiares ya que tienen bastante en común con la performance que la artista nos ofreció en el festival MAPA. Hay que agradecer aquí un tono menos trascendente en lo que al texto inicial se refiere. La segunda escena funciona muy bien: una larguísima fila de variopintos intérpretes avanza de forma rítmica y pausada hasta invadir por completo el profundo escenario del Mercat. Es un gustazo ver esta ristra de hombres, mujeres y niños con cuerpos tan distintos ocupando el espacio. Al mismo tiempo esta elección de los intérpretes ofrece una visión participativa y anti-elitista del arte que no puedo más que apreciar.
Sin embargo a partir de ahí surge un grave problema de ritmo. Hay bastantes escenas muy breves (aparece una persona colgando unos instantes, los intérpretes se retuercen al final del escenario) que no constituyen imágenes poderosas ni parecen tener una función clara dentro del conjunto de la escritura. El fragmento que iba desde el final de la segunda escena hasta la mitad de la pieza resultaba muy confuso debido a la acumulación de propuestas que iban en sentidos dispares sin dibujar nada con claridad.
A partir de la prueba de audibilidad que se le hace pasar a público e intérpretes la pieza está mejor estructurada, con menos escenas y de mayor duración que permiten construir y desarrollar las propuestas con nitidez. Es ahí donde encontramos también las imágenes más interesantes: los adultos lanzando sus ropas a los niños, los niños vengándose con caramelos, los intérpretes deslizándose desnudos por sorpresa sobre el escenario y los globos de helio atados al cuello.
Algunos textos como el de Montse Colomé o el que hacía referencia a Maurice Béjart son efectivos y tienen una función clara, pero otros monólogos generan bastante indiferencia y tampoco parecen desempeñar un papel definido.
En definitiva, una pieza con un planteamiento entrañable y algunas escenas interesantes, pero con una estructura dispersa donde se hubiese podido analizar mejor la función y la necesidad de cada uno de los elementos que se introducen en escena.
Hola Quim, fijate que comparto la mayoria de lo que piensas pero a la vez quiero decir que el trabajo me sorprendió , (cosa no facil en estos tiempos)para mi fué un aire fresco… un juego dentro de lo teatral , dentro de la escena y desde las convenciones de la misma, me resultó caótico y extraño a momentos pero no dejaba de interesarme, como a ti me encantó ver a intérpretes maduros en la escena y el espectáculo me habló de le experiencia de las artes vivas, del momento del encuentro con el público, de muchas piezas ya vistas en otras piezas, me acorde de Pina, de Berretini, tambien de Fellini y de Godard….
pues eso, un beso
Sí, a pesar de todo lo que menciono tenía bastante de aire fresco. Sobre todo en un escenario por donde deambulan a menudo compañías tan rígidas y peripuestas. Intento señalarlo con un par de expresiones, por si no ha quedado claro lo reitero…
beso de vuelta…