Victoria Macarte en su solo «Shit bingo»
Parece que al Festival Escena Poblenou van a recalar propuestas de creadores que están creciendo y se afianzan poco a poco. Txalo Toloza y Lidia González-Zoilo el año pasado y este año Colectivo 96º, Josep Pedrals, Eduard Escofet, Patricia Caballero y Ariadna Estalella (con el apoyo de La Porta) y… Victoria Macarte con Cristóbal Saavedra. Eso significa que los directores del festival están atentos al pulso de la ciudad y los felicito por ello.
En la Galería NIU asistimos a la performance de Cristóbal Saavedra con Victoria Macarte. Para empezar, el ambiente informal de la galería era un regalo. ¿Qué pasará el día que lo escénico consiga escapar de los teatros?
La música de Cristóbal Saavedra era excelente. Delicada, sencilla, pulida… No soy un melómano, pero me sorprendió muy gratamente y me extrañó que el músico no fuera más conocido por su labor.
Victoria acompañó estas creaciones musicales con tres solos. Tanto el primero como el tercero eran solos bien construidos que lograban mantener la atención. Pero quedaron absolutamente eclipsados por la segunda intervención. Un trabajo sensible, igual de delicado, sencillo y pulido que la música que lo acompañaba. Se trataba de un solo con máscara donde una ratita vestida de tenista seguía con su raqueta los vaivenes de la música electrónica. En un primer momento, la ratita era un ser flexible y etéreo que con sus gestos materializaba en el espacio las evoluciones de la música. Su pelota imaginaria describía la trayectoria del sonido.
En diferentes fases y con cambios muy sútiles, la ratita dejaba atrás su inocencia y se volvía un ser inquietante y desquiciado, lúbrico. La austeridad de los gestos mediante los cuales Victoria conseguía dar todo tipo de matices a esta transformación resultaba cautivadora. Sin duda alguna, un solo exquisito.