«Navigating possibilities» Aimar Pérez, Ricardo Santana, Guillem Mont de Palol. La Caldera, 8/7/2008

A menudo los work-in-progress son como un strip-tease incompleto. Prometen mucho, pero te quedas sin saber hasta qué punto te gusta lo que hay debajo. Tan grosera comparación se debe a que ando un poco confuso con «Navigating possibilities».

Por un lado tanto el principio como el final de lo que nos mostraron eran muy interesantes. Se instalaba y se desinstalaba la pieza con la máxima naturalidad. Era imposible determinar cuándo empezaba y cuándo terminaba. Se alentaba un ambiente progresivo de total confort para el espectador (aperitivo, bebidas, libertad de movimiento) que difícilmente he visto incluso en los espacios más relajados e informales. Esta tranquilidad en escena tenía un toque muy personal que es lo que yo más valoro de la obra.

¿Hay una idea aglutinadora en la pieza? Los vasos unidos por un hilo que sirven para jugar al teléfono al principio y al final son una excelente metáfora de la relación entre dos personas, un elemento capital en la propuesta, junto con el de las posibilidades. Sin embargo este planteamiento tan limpio quedaba ensuciado por una variedad de juegos en direcciones muy dispares. Por un lado había una escena inicial donde Aimar cruzaba la información que llegaba desde dos emisores creando un nuevo discurso. Luego se pasaba a descripciones de acciones que a veces se realizaban y a veces no, lo cual despertaba expectativas y se entraba de puntillas en el terreno del suspense narrativo. Cuando las descripciones de las acciones coincidían con las mismas se tocaba la écfrasis (la descripción de una obra de arte, considerando que el movimiento es un arte). En la danza, la écfrasis en escena tiene un particular efecto. Se materializan el significado (el movimiento) y el significante (las palabras que lo describen) a la vez y surge siempre la duda de hasta qué punto el lenguaje es adecuado para describir lo que vemos. Es algo con lo que estoy muy familiarizado debido a mi propio work-in-progress con DD Dorvillier, donde esta descripción, cuando se convierte en subjetiva, adquiere un efecto cómico. Pero volvamos a «Navigating possibilities». De ahí pasábamos a un juego entre los tres intérpretes donde se daban instrucciones bajo el pseudónimo de A, B y C y ellos mismos debían averiguar quiénes eran. Aquí se entraba de pleno en el tema de la relación, desarrollando una improvisación constante que abarcaba texto, movimiento y música (esta última mediante un i-pod).  Este fragmento explotaba los principios por los que se rige «Magpie»,  la compañía de improvisación donde colabora Aimar, pero con un barniz nuevo; y era muy efectivo.

 Una vez descubiertas las identidades se seguían nuevos juegos dentro del ámbito de la improvisación. Las reglas de estos juegos se comunicaban a través de una proyección, así que también había elementos ocasionales de metanarratividad. Algunos de estos juegos fracasaron (quizás la improvisación no obtuvo un resultado óptimo o quizás los planteamientos eran demasiado difíciles, no lo sé), pero uno de ellos funcionó (Ricardo debía alentar la creatividad de Guillem mientras este iba a buscar sus zapatillas) y resultó muy convincente y original.

En definitiva, me parece que todos estos juegos emplean herramientas escénicas muy poderosas e interesantes, pero bastante dispares entre sí. Aunque hay una unidad en el fondo (el tema de las posibilidades), hay una gran divergencia en la forma. Quizás falte decidir qué estrategias son realmente centrales, desarrollarlas en profundidad y ordenarlas a medida que las variaciones adquieran complejidad.

Finalmente, como todo proceso de creación es un barco que navega, deseo mucha suerte a los intérpretes en su particular viaje.