Panorama 2008- Viernes 30 de mayo

 

La primera obra que vemos es «Blazek», una pieza que se realiza en una pequeña carpa en el patio trasero del Teatre Principal de Olot. «Blazek», de la compañía «El retrete de Dorian Gray», es una obra que toma como punto de partida la historia de las legendarias siamesas de este nombre. Rosa y Josepha Blazek nacieron en 1878 en la actual república checa y se ganaron la vida exhibiendo su singularidad física y tocando el violín por teatros y ferias.

El espectáculo intenta recuperar este ambiente de feria circense y está protagonizado por unos supuestos hijos de las siamesas. Esta primera representación tiene la ventaja de ser muy accesible para cualquier tipo de público y hay que valorar algunas escenas, como el recibimiento de los espectadores y el trabajo de cuerpo que se inspira en el peculiar movimiento de las hermanas. Sin embargo, por encima de todo sobresalen tanto la coreografía a cuatro manos como el minúsculo y poético teatro de sombras hecho a partir de cerillas. Aunque estas escenas se encuentran rodeadas de transiciones poco convincentes y en especial la primera escena de los gemelos resulta larguísima, la buena idea inicial y los aciertos que mencionamos justifican que la compañía siga desarrollando el espectáculo y termine su factura.

Tras esta función asistimos a «Wi», el espectáculo ganador de la beca incubadora del año pasado. «Wi», dirigido por Raquel Tomàs y Cristina Alonso, de ÀreaTangent, resulta interesante por muchos motivos. En primer lugar establece un concepto central claro (la consola que da el nombre al espectáculo) y no se queda en una mera exhibición tecnológica. Hay que destacar el uso metafórico de la consola, ya que a menudo de las escenas de videojuegos se desprende una reflexión sobre la sociedad moderna.

Por otro lado, los textos están bien escritos y huyen de los tópicos de la dramaturgia catalana. De la misma manera, el actor principal (Ferran Vilajosana) también muestra una interpretación fresca y poco estereotipada, aunque por desgracia las últimas filas tuvieron que hacer un esfuerzo para entender sus palabras. La mejor virtud de esta interpretación era la capacidad para tratar temas de una gran trascendencia sin adoptar un tono altisonante. Se trata de una cualidad muy difícil de lograr. Para terminar el repaso de las virtudes, las escenas de movimiento también tenían su atractivo, en especial el solo inspirado en Mario Bros.

Por supuesto también había problemas significativos, como una estructura a veces confusa y textos donde la trascendencia subía hasta niveles que hacían desbordar el cauce de la obra. A menudo las pequeñas acciones permiten una lectura que da acceso a la trascendencia, mientras que las grandes reflexiones a bocajarro suelen quedarse en agua de borrajas. En este sentido me parece que se necesita un esfuerzo de desbroce y abstracción que permita obtener una pieza pulida.

Sin embargo, teniendo en cuenta que se trata de un estreno y que las directoras trabajan un lenguaje personal sin caer en los tópicos del pasado ni de la modernez, había numerosos logros que indican destreza y un claro camino a seguir.

Para terminar la noche presenciamos el notable cabaret Decay Unlimited, quizás la pieza más redonda de la noche. Entiendo por «redonda» una pieza donde todo está relacionado entre sí y donde no falta nada ni nada sobra. Aunque al final de la representación había unas escenas algo repetitivas (por ejemplo se abusaba del recurso de las piernas falsas), el cabaret Decay también rentabiliza con habilidad un tema específico. En este caso se trata de la muerte, trágica, que se combina con la ligereza y frivolidad del cabaret. Esta tensión entre elementos opuestos es una base excelente para la obra.

Los actores brillaban por su profesionalidad y por ahondar en un género que se ha explotado mucho aportando un barniz nuevo. Las escenas destilaban un humor negro azabache y una mordacidad corrosiva en escenas tan deliciosas como la coreografía dentro de bolsas para cadáver.

Después del cabaret asistimos a la gala de Panorama donde se otorga la beca Incubadora 2008 (que premia el proyecto de vídeodanza «Temporil Forte», de Verònica Cendoya) y se presenta el número 1 de la revista Artributos.

Como un festival de artes escénicas implica un componente festivo, la noche se cierra con el Antikaraoke de Rachel Arieff, donde los asistentes se disfrazan y suben al escenario para despedazar temas de Europe, Red Hot Chilli Peppers y Village People, entre otros.

Esta entrada fue publicada en General. Guarda el enlace permanente.