Mucho ha crecido esta pieza desde el breve work in progress que presenciamos en el Festival Neo hace ya casi dos años. Xavi Bobés es un director e intérprete que trabaja el teatro de objetos y que muestra un desarrollo ascendente de su lenguaje y su imaginario.
Digo esto porque «El rei de la soletat» es una obra bien tejida, mucho mejor que su anterior «Playground». Por otro lado es una prolongación del imaginario que se presentaba en esta obra anterior, lo que apunta a la creación de un mundo propio, una de las mejores virtudes que puede atesorar un artista.
En esta pieza, mediante una sucesión de imágenes poéticas, teatro gestual y de objetos, y un espacio sonoro muy trabajado, el intérprete nos presenta el mundo de soledad en el que vive preso. Su trabajo es una auténtica filigrana donde todo está medido al milímetro. Si algo no se le puede reprochar, es el esfuerzo que ha invertido en esta obra.
El personaje que interpreta Xavi Bobés tiene algo de Chaplin o Buster Keaton con un barniz amargo y una estética retro. A medio camino entre el mimo y el manipulador de objetos, y con un uso acertado y comedido del vídeo, la dificultad para definir el género es una virtud más del mismo.
En el escenario se palpa convicción, coherencia y afán de superación. Es probable que estemos ante un artista en fase de crecimiento y con un gran potencial para perfeccionar su lenguaje. Debo decir que la pieza está lejos de mis gustos personales y de mi sensibilidad, pero eso no me impide en absoluto reconocer el gran valor de la misma. Es más, si el trabajo de Bobés sigue mejorando así, presiento que pronto hasta yo mismo me veré seducido por completo.
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