Automàtico POST: palabras que me rondan por la cabeza.

El patinador Rubén me ha inspirado, algunas de sus frases se han convertido como un regalo desde dónde escribir.

Pese a estar totalmente en contra de la idea de producir constantemente, me doy cuenta que un blog o que una pieza no deja de ser una representación de nuestras necesidades y de nuestras ganas de compartir y de generar empatías. En ese caso, me lanzó a la piscina en modo automático para reflexionar sobre algunas cuestiones que me parecen importantes y me parecen relevantes. ( La gran pregunta es si mi proceso automático va a satisfacer el objetivo de este texto: generar algo que informe y que, a la vez, cree unas preguntas abiertas o asociaciones propias e individuales).

En las teorías de la información se habla de distintas corrientes que me parecen prismáticos de valor incalculable. Su valor no esta en lo que uno ve sino en la posibilidad de ver distinto, de activar nuevas formas de pensamiento y de poder señalar algunas características sociales. De hecho, la crítica cultural es la primera en atacar y defender la auto-crítica y se posicionan altamente en contra de «lo conformista».  En este caso, no sólo hablamos del rol del individuo para tener la capacidad de cuestionar y de indagar en los valores que promueven ciertos aspectos de lo que hacemos sino del interés de muchas empresas, instituciones, «poderes», en imponer una manera única de ver las cosas.

http://youtu.be/6sbYyw1mPdQ  

(Charla de Stuart Hall en 4 partes. Interesante para temas de representación y medios de comunicación.) Nota: Este link ha sido puesto después del texto.

Allí vamos muchos de nosotros dispuestos a ver una obra de teatro, una pieza de danza, una exposición de arte con ganas a ser sorprendidos. ¿En base a qué? ¿Qué es aquello que nos va a sorprender? Nos sorprenderá todo aquello que ya esperamos, la espectacularidad, la infraestructura, la incapacidad del observador a poder hacer lo que se está haciendo, los trucos, la simpatía, el carisma, la política, la propuesta, la confrontación con los valores que cada uno tenemos, etc. Por un lado, nos gustará vernos a nosotros mismos y, por otro lado, nos gustará visionar todo aquello que nunca seremos. Así, pues, estamos en una construcción masiva que quiere satisfacer los modos de vida que ya existen; quiere reafirmar lo afirmado y corroborar lo que ya está hecho y mover dentro de la zona de comfort. 

El espacio teatral esta preparado para lo que sea y, pese a ello, lo seguimos utilizando como siempre. El uso del espacio teatral se ha domesticalizado hasta el punto en qué lo que se hace dentro del contexto no cuestiona dónde estamos sino que sigue creando una idea de inercia a todo aquellos que generamos. El espacio teatral es un espacio que nos invita a viajar lejos pero raramente nos invita simplemente a estar. ¿Podemos hacer piezas en que pedimos al público simplemente probar la idea de presente independientemente de los conceptos y las ideas que nos invaden como artistas? ¿Existe la posibilidad de sólo estar en un sitio y, al estar, expandir(se)lo?. Si buscamos en los manuales de teatros o de técnicas teatrales o de danza, no hay ningún manual que dig .  Lo que la sociedad de la información esta promocionando es una acumulación de espejismos que asustan un poco: la utilidad, el entender, el hacer, el activar, el sentirse bien, se han convertido en adjetivos de significado limitado: en meros protocolos de lo que debe estar o lo que no debe estar. Lo peor, es que a través de ello creamos distancias de lo real, de lo factible, del objeto y lo tangible. Entonces, sería una maravilla si, como individuos, llegamos a darnos cuenta de que tipos de espejismos queremos romper y en qué contexto se puede conseguir. El espacio teatral es un paracaídas, no es una revolución, ni una ofrenda, ni un hecho, ni política, ni verdad, ni poesía, ni siquiera realidad… es una representación de todo. Una representación de los valores que nos rodean.

Así pues, trabajos que «sólo quieren estar» tendrían que ser diamantes y regalos impagables. No crean una idea nueva que te va ha hacer feliz, no crean un mundo mágico que te hará flipar, no buscan hacerte reír ni emocionarte per se, ni tampoco quieren que aplaudas y que te levantes y que les sigas en todas partes. Solo quieren estar, existir dentro de la unicidad del evento donde se reproducen para plantear preguntas que pueden llegar a tu nivel perceptivo de una manera mucho más ingenua, mucho más seductiva, mucho más económica, orgánica y, si es posible, más responsable. No es una imposición de valores o de mensajes, no es una pieza paternalista sobre todo aquello que deberías saber y que aún no sabes, no es la pieza que te perdona la vida o que te quiere instruir sobre temáticas existenciales. Lo que te ofrece es el mayor regalo que uno puede recibir: LA CAPACIDAD DE ESTAR  INDEPENDIENTEMENTE A LA IMPOSICIÓN A RECIBIR.

 

 

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