A finales del mes de enero, estuve de residencia dentro de una plataforma coreográfica: SPOT ON en Dansehallerne Copenhagen.
La plataforma consistía en 10 coreográfos «daneses» desarrollando algún tipo de curiosidad para ser mostrado en un público. Durante dos semanas, estuve pasando 2 o 3 horas diarias en el estudio que me dieron y lo alternaba con el trabajo «virtual» en las horas fuera de estudio.
Al cabo de estas dos semanas, presenté diez minutos de lo que estuve desarrollando.
El evento, era compartido con otras 4 propuestas cortas de otros coreográfos. En el programa, no mencionaban nada sobre el trabajo ni siquiera un título. Los «mentors» y la organización, solo pusieron una pregunta por coregráfo propuesta por el mismo coreográfo. La mía ya no la recuerdo. En cierta manera, lo que pretendían era potenciar un espacio de interacción y reacción entre las propuestas artísticas y el público.
Durante el evento, el público apuntaba notas y, unos días más tarde, las pude leer. Muchos de los apuntes tenían que ver con el hecho de que, relativamente pronto, ya sabían lo que estaba haciendo y que no aportaba nada más a ello. Otros, en cambio, hablaban de la sensación de que era un espacio ofrecido a ellos en el cual podían viajar y surfear a través del «cuerpo».
Sigue siendo interesante la reacción del público para mi, sobretodo en un contexto como el que propuse ya que el rol del espectador se vuelve más relevante que nunca. ¿Qué hacemos cuando miramos? Por otro lado, mi otra pregunta, tiene que ver con la información. ¿Hasta cuando estoy dispuesto a dar? ¿Es suficiente? ¿Cómo establecemos un cont(r)a(c)to? ¿Desde donde?