Cuando ejerzo mi rol profesional en el campo del comisariado y me doy cuenta de que alguna institución cultural para la que trabajo no genera comunidad, que no desarrolla las condiciones ideales para crear espacio para las prácticas públicas, aquellas donde el debate está basado en el pensamiento crítico sobre el discurrir de la vida política y colectiva más allá del arte, o veo que el público es tratado solo como un consumidor- espectador pasivo de sus propuestas. En esos casos, solo queda como hipótesis final protestar alto para que se abra más espacio para la formación, la participación y la mediación crítica de los que frecuentan esa institución.
Y aguardar por eso tal vez: Badlands, del director Terrence Malick (1973). Soundtrack: Carl Orff (“Blässerstücke”)