Cris, el trabajo de Txalo Toloza es muy bueno. Estaba viendo hoy el vídeo en mi trabajo cuando entró una amiga con su hijo. El niño (de 9 años) miró la pantalla y preguntó: ¿son imágenes de una cámara de seguridad?.
Yo: creo que si
Él: me encanta mirar cosas por esas cámaras, siempre miro en la portería de mi edificio.
Me parece impresionante cómo el reconoció la imagen a la primera, sin dudarlo, pues era un momento del vídeo que mostraba un paisaje. Normalmente estamos acostumbrados a otro tipo de situaciones relacionadas a la imagen de la cámara de seguridad, como imágenes de espacios cerrados, etc. Las tecnologías guardan un inconsciente estético dentro de sus válvulas que repercute en nuestra percepción del mundo. Me identifiqué con Txalo Toloza. También comparto la idea de la circulación del material digital como fuente bruta, arcilla para el artista. Como también hago reciclaje, te respondo con este vídeo hecho por mí . Y este es el texto que lo acompaña a veces.
Olho no Lance
En 2002, Paolo Rossi publicó su autobiografía titulada “Hice llorar a Brasil”. Este título hace referencia a la victoria italiana sobre Brasil en el Mundial de 1982, pero también a las consecuencias de este hecho, que repercutieron incluso en 1987, cuando el jugador visitó el país. Recién jubilado, vino a participar en la segunda edición de la Copa Pelé y descubrió que era una pesadilla en su propio país: “En Sao Paulo, al coger un taxi, el conductor me miraba por el retrovisor, y al reconocerme, paró el coche y me hizo bajar”. Durante uno de los partidos se vio obligado a no jugar el segundo tiempo después de sentir la hostilidad de 35 mil aficionados que le lanzaban miradas amenazadoras, cáscaras de banana, cacahuetes y monedas cada vez que se aproximaba a los laterales.
En 2005 Diego Maradona, Cannigia y Paulo Rossi decidieron hacer una intervención pública en ‘homenaje’ al pueblo brasileño titulada El camino a casa. Proyectaron un vídeo sobre un edificio enorme de la Avenida Paulista (SP) que repetía incesantemente la escena de ellos marcando goles contra la selección brasileña. El proyector y los artistas se situaron y protegieron encima de un escenário móvil pintado con los colores de Argentina y de Italia. Maradona puso un programa de Vj para poder manipular las imágenes en directo. Acelerando y retardando la velocidad de las escenas resaltaba la expresión de los jugadores, repetía los regates, colocaba en cámara lenta el momento en que el balón cruzaba la línea de gol. Cannigia, al fondo del escenario lanzaba rosas azules sobre las calles y saludaba al pueblo levantando una réplica del trofeo de copa mientras Paulo Rossi gritaba en portugués freneticamente, señalando a las imágenes proyectadas, con un megáfono: “Ojo a la jugada”. La obra de los tres artistas causó tanta polémica que los embajadores de los respectivos países se reunieron para evaluar el caso. La performance tenía una duración de dos días, sábado y domingo, pero el segundo día la diplomacia política habló más alto y la obra fue censurada. En homenaje a esta obra olvidada y borrada de la memoria de nuestro país, decidí hacer esta pieza de video arte; “Ojo a la jugada”