Una de las mejores temporadas

Crónica-d’un-espai-de-desgast

Hace una semana fui al Antic Teatre de Barcelona a ver la pieza “Crónica d’un espai de desgast” de Quim Bigas junto al grupo Festucs. Todavía la tengo en la cabeza. Y no empezaré hablando de su juventud, de su energía, del modo de hacer casi imberbe, porque no importa. La pieza tiene transiciones mal acabadas, cambios de ritmo mal acabados, tiene textos imperfectos, interpretaciones irregulares, cambios de luz de aquella manera, entradas de música atropelladas, pero “Crónica d’un espai de desgast” es una pieza real de artes escénicas vivas. Absolutamente vivas.

La pieza invoca la alegría de unas personas que todavía no tienen culpa de nada, y danzan en escena su propio ritual moderno, el Pogo. El inicio no tiene palabras (casi treinta minutos de baile loco, agresivo, violento y divertidísimo), pero al inicio no le falta ni una coma. Es así y debe ser así. No se puede explicar el mundo de otra forma. No se puede explicar su mundo de otra forma. Y cualquier persona que se quite esta capa afrancesada de estar en escena, entenderá que esta pieza es danza contemporánea,   esta pieza tiene mucho rigor. Es realmente una pieza del año 2014. Conozco algunos trabajos de Quim Bigas, y escuché la entrevista que Rubén Ramos le hizo en Sin Comentarios. Y la vi lógica. Es un trabajo que empezó en 2011, poco a poco, con personas que no pertenecen a las artes escénicas, y que quieren hacer cosas raras, personas que se ofrecen en un escenario abiertamente, y necesitan a gente más grande, más rara y con más experiencia que ellos para que les ayuden a canalizar esta energía. ¿No va de esto? ¿No va el mundo de ofrecer espacios y oportunidades a los que tienen las ganas? Esta pieza es así, y me alegra que esta nueva temporada empiece con una obra que ofrece garra, ofrece kaos, muestre trozos de vida, más allá de lo normal.

No me gusta citar nunca a nadie, porque creo que se le descontextualiza a favor de quien utiliza la proposición, pero hay una frase del Subcomandante Marcos, (que no sé si existe realmente o es un grupo de personas… qué risa) que dice algo así como: “…estamos hartos de ver en la televisión a los ricos mostrándose ricos, y a los pobres mostrándose pobres. Y de seguir así, es normal que la gente tenga miedo de nosotros. Nosotros también nos divertimos, y bailamos y nos lo pasamos bien.“ No sé si la frase es exactamente así, (qué poco rigor, por mi parte, por favor). Pero la cito porque creo que esta pieza ofrece el trabajo de unos jóvenes en escena no haciendo lo que se espera de ellos. No defienden que ellos son el futuro, aunque lo son, y no hacen las cosas bien hechas, están muy libres, no tienes pautas, no se les ha exigido retener un texto concreto. Se han mostrado como jóvenes que son. En escena se les ve que no controlan cuál es su mejor perfil, se les ve que no saben qué están ofreciendo a la platea, no han elegido un filtro bonito para resaltar la fotografía que nos están haciendo. Lo de los jóvenes ninis ya ha tocado fondo, huele, y ver a gente joven sudar, zurrarse, exigir, señalar, equivocarse, reírse en escena, es un lujo. No importan las formas teatrales dominantes, no importa el rigor dramatúrgico, no importa la calidad del verso, ni la calidad del baile, ni la belleza de las cosas bien hechas. Lo que importa es que la pieza duda de ella misma, tambalea y se levanta, se equivoca y continúa, la pieza está vacilando como si fuera una persona viva. Y esta pieza es todas estas cosas.

La realidad es complicada si se la mirada parcialmente, es decir, en Barcelona, si uno sólo pone el ojo a todo el desastre político y turístico, es normal que decida hacer las maleta inmediatamente. Porque esta ciudad se ha convertido en un ciudad hostil. Y ya he escuchado a algunos amigos/as artistas que balbucean la posibilidad de abandonar la ciudad. Cosa que me pone muy triste, porque aquí son absolutamente necesarios. Pero a la realidad, si se la mira parcialmente, es posible que se la escapen cosas. Y yo necesito ver (o necesito querer ver) que otras cosas están pasando, más allá de la falsa normalidad. Ver que otras vidas están exigiendo vivir, que despegan otras propuestas fuera de todo este supuesto “País Normal” que se pretende. En lo artístico y en lo político. Porque, o me exijo ver qué otras buenas cosas pasan en esta ciudad, o también me tocará, por desgaste, hacer las maletas. Lo que hizo Quim Bigas con estos chicos en el Antic Teatre, no se si ellos lo sabe, es una auténtica obra heroica, un lujo para los que estuvimos en el Antic Teatre, una forma de estar en escena sin complejos. Me alegraron el día, y al igual que el teatro es una forma efímera de arte, así ha de ser la sensación después de ver una pieza: alegre, dura, seria y a continuar, esperando que las cosas no se enquisten. Ni ellos tampoco.

Pienso que la temporada empieza muy bien, y creo que van a llegar otras propuestas raras que la van a hacer una de las mejores temporadas en años.

Perra Guapa

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Imagen-texto, texto-imagen. Encantado. Un placer. ¿Tienes gasolina?

Gasolina

Trópico# 9: Tierra Quemada. Txalo Toloza y Laida Azkona. Antic Teatre/Barcelona

Capitalismo, Teatro, Paradoja, Texto, Bolsas, Transición, Romper la lógica de la narración, Directo e indirecto, Sentimiento actuado a modo de baile poco comprometido, Quemarse, Actuar, Lo político en el teatro, La responsabilidad del artista vs El secuestro del espectador, El dispositivo, El mensaje, Las intenciones…

Txalo Toloza y Laida Azkona empiezan en la entrada del teatro. La misma entrada que la de un bar muy lleno de peña en modo “me estoy tomando una caña y estoy de puta madre”. Fuera hay más gente de la que nunca se podrá ver dentro del teatro del Antic (las cosas claras).

Txalo recita o comparte una “plegaria”, la cual está totalmente distorsionada desde mi posición debido a que la mitad de palabras se me pierden por puertas que se abren, ruido de peña, carraspeos y, evidentemente, la distancia que uno tiene respeto al emisor. Esta “plegaria” ya comparte la visión o “cataclismo” de que algo “crítico” va a ocurrir. Las personas que tenemos delante tienen una opinión y quieren compartirla. Si hubiera oído mejor el mensaje a lo mejor mi experiencia sería distinta.

Abro paréntesis:

Estoy un poco cansado de piezas políticas y de piezas que hablan del consumismo después de que yo haya pagado una entrada. Evidentemente, la pieza no es solo del consumismo pero sí que es un leitmotiv durante gran parte de la propuesta. Me declaro un poco escéptico y distante delante de acciones protegidas por espacios escénicos, así como de opiniones radicales o críticas dentro de espacios culturales. Hace unos días, un programador europeo me dijo: “En estos tiempos, pongo realmente en duda si el espacio escénico debería ser usado como un espacio para la revolución. Si quieres una revolución, empieza por no hacer una pieza y ser más activo y constante con tu manifesto”. Discutir ese “otro” manifesto sería una pérdida de tiempo, de la misma manera que sería una pérdida de tiempo hablar de si el teatro es, hoy por hoy, una acción política o una acción egoísta o por uno mismo o su círculo. Vamos, que hay cosas de las que es mejor no hablar para no despertar los monstruos autoritarios que tenemos cada uno tatuados y en posición de guardia. Para no despertar opiniones MUY ensayadas y proteger las estrategias de cada uno. Esto se merecería otro post.

Pese a esto, considero a Txalo un artista muy comprometido. No es un publicista ni un panfletista. Cree en lo que habla y genera a muchos niveles. La pieza escénica sólo es un ejemplo de sus ganas de comunicar, entre otros muchos contextos donde ha generado.

Cierro paréntesis.

Entramos en la sala del Antic. Una sala que, debido a las nuevas gradas, tiene un gran problema de visibilidad.

Nota contextual: Todo lo que mencionaré a continuación tiene la acción paralela de personas del público moviéndose y encontrando una posición cómoda.  

Nota contextual 2: Este texto ha sido redactado sin informarme mucho más del proceso y sólo considerando lo que vi. Para tener otro acercamiento distinto a la manera de ver este trabajo os invito a leer las Notas que patinan #43 de Rubén Ramos.

Tierra-Quemada

Txalo y Laida viajan o circulan por una serie de textos, países, proyecciones, relaciones de significado, imágenes, poesía y instrumentalización del mensaje, así como encuentros casuales entre ellos o transiciones amorosas. Txalo es el maestro de ceremonias,  el humilde, el que se sale del guión, el que habla al público, el que tiene más información sobre lo que está haciendo, el que toma decisiones al momento y se da el espacio de cambiar lo que quiera. Laida es la actriz, la ejecutante, la bailarina, el espejo, la historiadora, la defensora, el hilo, la poesía, la disparadora, la amante y la acompañante. Sus cruces son importantes, sus transiciones son relevantes, su roce de manos, sus sonrisas, su aparente complicidad es importante… Hablan de quemar muchas cosas pero se cuidan en la propuesta. Se quieren.

Al grano: últimamente me pierdo en los textos que me ofrece el teatro y tiendo a no prestar mucha atención al mensaje que se me presenta de manera tan deliberada. Las palabras, a menudo, me distraen. Entonces, me convierto en un morboso del comportamiento y de cómo comunican los cuerpos. En el caso de esta propuesta, parece ser que el texto tiene un rol muy importante; un rol que podría ser más importante que el dispositivo escénico. Las palabras quieren coger mucho espacio y el espacio, desde mi punto de vista, no está preparado para ello. Por un lado, los textos están contados demasiado oralmente y eliminan, en muchos casos, el cuerpo que lo cuenta. Por otro lado, el espacio es manipulado a partir de la presencia de unas bolsas que le añaden un elemento poético muy invasivo durante gran parte de la propuesta, las cuales, debido a su presencia y volumen, quieren ser excusadas demasiado a menudo. Durante el trabajo, se crea una clara separación entre cómo se cuentan los textos y cómo se activan en escena. Me pregunto si existe alguna manera de “casar” los dos procedimientos.

Desde mi punto de vista, esta propuesta quiere despertar cosas que ya estaban despiertas en mí y protegerme a partir de su estética. De alguna manera, es una paradoja que me confronta casi todo el rato: Imágenes enfrente a textos, textos vs imágenes, contar con la palabra vs contar con el cuerpo hablando, querer quemarlo todo y no darse el espacio de “quemarse” en la estructura. De alguna manera, siento que estoy viendo dos piezas a la vez; una encima de la otra. Dos piezas fantásticas y generosas que, al estar juntas, se contradicen y que no acaban de fundirse pese a querer estar juntas. La labor de los intérpretes es innegable, las ganas de compartir son indiscutibles, las buenas intenciones de querer quemar las cosas desde una buena actitud es presente y apreciable, el efecto imaginativo se agradece… pero, mis deseos quieren ir más lejos: ¿Cómo llegar a hacer una pieza que nos critique desde la misma manera de experimentar el protocolo o el contexto escénico? ¿Qué posición debo tomar como espectador ante la poesía visual junto a textos incendiarios? ¿Cómo quemar el cuerpo? ¿Cómo quemar el mensaje?

Pero Perro, un perro muy pero

 

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He presenciado el Antic Teatre a través de la propuesta de Horman Poster o he presenciado la pieza de Horman Poster en el Antic Teatre

Pongo atención al teatro. Un espacio que ha tenido reformas pero que sigue creando un contexto similar en los trabajos que allí se muestran. Después de haber ido muchas veces al Antic, puedo corroborar su falta de marco y cómo, en muchos casos, el contexto creado por la estructura soporta mansamente los trabajos que se muestran. Somos muy pocos, todos sentados en unos bancos que me parecen poco cómodos y donde el culo me resbala y no acabo de encontrar la posición.  Debo hacer conscientes a los queridos lectores que hay algo en el Antic que no acaba de funcionar. Su apuesta por la diversidad es siempre positiva y ha aportado visibilidad a un gran número de artistas locales y nacionales. Pero aún siendo una fuente y una herramienta importante para el artista y la escena de Barcelona, no consiguen un público fiel y asiduo debido a la variedad de su programación. Me pregunto cómo podríamos ayudar a encontrar una solución, en el caso que haya interés en encontrar una. En tal caso, encaro directamente la idea de funcionar con la presencia de público. Y SÍ: Cuando digo público no quiero decir amigos. Estoy seguro que hay un público para propuestas como las que vi el fin de semana pasado.

Horman Poster están delante de mí mientras me distraigo con pensamientos sobre el espacio, sobre los bancos y sobre cómo crear un contexto (Definición: Conjunto de circunstancias que rodean o condicionan un hecho)  que sea cordial y que vaya a favor de los trabajos que se muestren. Es una verdadera lástima que haya tan poca gente. La falta de público tiene el peligro de convertir la propuesta en algo precario y eso es una verdadera pena. El trabajo y muchos de los artistas vistos en Antic, desde mi humilde punto de vista de perro, merecen más gente.  Eso es un hecho que implica al público, a la estructura del teatro y a los artistas que allí presentan y que no presentan: es una tarea de todos. Mi intuición me dice que el Antic no es un sitio cerrado (están trabajando mucho y es innegable). Por otro lado, también me dice que los artistas y el público, probablemente,  lo están cerrando por inercia sin considerar que es uno de los pocos espacios de Barcelona que apuesta por la línea de muchos de los trabajos de los que nos gusta hablar y que consideramos relevantes.

Pasado Perfecto enfoca, elimina y concluye la historia. Mediante simbologías y acciones que la propuesta va desenrollando, la presencia de lo histórico va perdiendo su propia relevancia al ser cubierta con eventos y anécdotas que se van acumulando una encima de la otra (la historia, probablemente, se muestre como la conocemos: sin detalles, confundida y camuflada con lo otro.). Este perro considera esa acción una constante que aporta al trabajo una extremada precisión. Cubrir, tapar, esconder, sobreponer, enterrar, revestir, tapizar… el pasado con más pasado, la historia con otra historia, la imagen con otra imagen, la tragedia con la alegría, la tragedia con otra tragedia, la celebración con otra celebración, la violencia con otra violencia… Un sinfín de imágenes que aparecen y desaparecen pero que dejan algún tipo de resonancia.

El dispositivo que presentan es interesante y me invita a viajar con ellos. El ejercicio se desarrolla con fluidez y con unas presencias escénicas muy cercanas y poco forzadas. Las ideas que se insinúan en este trabajo se relacionan muy directamente con la veracidad de la historia y su uso como herramienta compositiva. Lo que al principio es una oferta a recordar o hacer presente la historia del pasado perfecto que todos llevamos a cuestas, se transforma en una propuesta que se construye a partir de la imagen histórica y la memoria que se deriva de ella.

“El conocimiento, si verdadero, si científico, jamás interpretaba, transparentaba” José A. Marín-Casanova.

Aprecio su transparencia inicial y su labor informativa y práctica durante los primeros minutos del trabajo. Aún así, en algún momento que es difícil de nombrar, me siento distraído por herramientas más escénicas y recursos que tienden a una simpatía hacía el trabajo y hacía su labor. Su perfomatividad empieza a cambiar y todo empieza a tener un cáliz teatral que, desde mi humilde punto de vista de perro, no concorda de la misma forma con la propuesta que se desarrollaba al principio. De repente, lo que me parecía transparente se vuelve actuado.

A medida que se va acercando el final veo una tendencia a querer cerrar el evento histórico y darle una cierta veracidad. Me distraigo con esas ganas de querer hacer de lo que vemos algo “real y verídico”. Esta última sensación del trabajo me genera muchas preguntas a cerca de las condiciones en las que presentamos la ficción y su forma de corroborarlo en escena. ¿Es lo cotidiano una herramienta infalible a la hora de presentar la verdad? ¿Es el testigo más honesto que el intérprete? ¿Tiene lo casual mayor valor verídico? Y, al final, ¿cómo dirigimos la verdad dentro de un contexto artístico?

En este trabajo, Horman Poster se encaran a sus historias y a la historia, se muestran a partir de ella y componen a través de ella. Preguntan y cuestionan de dónde venimos y ensanchan el presente presentándolo como el momento en el que nuestra historia termina.

Un trabajo interesante que mucha gente de Barcelona se está perdiendo por cosas que aún no puedo llegar a entender.

 Perro Humilde

 

 

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