En Vitoria, el viernes, llovía. Llegué empapado pero tenía el tiempo suficiente para pasear por la Calle Cuchillería para tomar unos zuritos, unos pintxos, un café y algún pacharán.
Este fin de semana fui a Vitoria para asistir a la IV edición del Festival inTACTO, promovido por Factoría de Fuegos, en el Artium (Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo).
Fundación Collado-Van Hoestenberghe
Después de la inauguración: la presentación del Festival, los colaboradores, la programación…; nos invitaron a un vino de Navarra y entramos a ver la primera pieza De milagros y maravillas -Conferencia optimista- de la Fundación Collado-Van Hoestenberghe. Por el título, antes de saber nada y de haber visto nada, la cosa me recordaba a esto, esto y esto. Tenía que ver, pero no tenía nada que ver. Una pieza juguetona, con humor, con tiempos medidos y coqueteo con el público, con unas plantas que iban ocupando el escenario sin saber muy bien porqué, con una estructura de conferencia algo deslavazada, pero que funcionaba de maravilla. O de manera milagrosa. Con música y canciones en directo de la mano de Barbara Van Hoestenberghe. La enseñanza de la obra: “el que no se divierte es porque no quiere”. Sabiduría antigua. Aquí un vídeo.
Después fui a ver el work-in-progress Estaba muerta, de Parasite Kolektiboa, interpretado por Garazi Lopez y dirigido por Hannah Frances. Una pieza de danza, con acotaciones proyectadas -que acabe por no leer- basada en la relación de la bailarina con su abuela Salomé. Patrones de movimiento, elipsis temporales, un hospital, un ataúd, el cáncer.
Etiquette, de Rotozaza
El sábado seguía lloviendo y había cosas a las que ir. Por la mañana Etiquette de Rotozaza, auto-teatro; pieza que ya vi en el Museo Reina Sofía. Experiencia para dos espectadores que se convierten en personajes al seguir las instrucciones que salen de unos auriculares. Y And the birds fell from the sky, de Il pixel rosso (Italia/Reino Unido), una experiencia para los sentidos, también de dos en dos, en la que participar en un amago de historia de unos payasos punkys. ¿Teatro invasivo? Unas gafas de realidad virtual y unos auriculares de los que salen otras instrucciones. Te montan en un coche y te pasean en una silla de ruedas. Vas al campo y te da la brisa en la cara. Te escupen en la cara. Algo a medio camino entre el videojuego y el teatro de los sentidos.
Por la tarde, platos fuertes. La propuesta de danza Gag, del Colectivo Qualquer, interpretada por la brasileña, que vive en el País Vasco, Luciana Chieregati. Una pieza sencilla, un cuerpo y un altavoz. Un génesis y una deconstrucción del sujeto, en busca de las raíces del significado y los significantes, ¿quién somos y cómo nos construyen?, que no dejó al público indiferente. 30 minutos densos, de movimiento incansable, de arcada, que no baja nunca la guardia. Me acordé de Patricia Caballero y de algún espectáculo que he visto de butoh.
El Pollo Campero
Después, El Pollo Campero. Comidas para llevar, que estuvo en el Fringe14 este verano. Sekvantaro. Piezas codependientes de duración relativa en las que las actrices intentarán no hacer teatro; es lo que su nombre indica y lo que explican las actrices en el espectáculo. Una propuesta plagada de humor, autoreferencial, que acaba con un fondo triste. Juega con el público y destapa algunos de los convencionalismos del teatro y del teatro contemporáneo y también de los “ruegos y preguntas”: un convencionalismo más. Cristina Celaya y Tatiana Sánchez han ideado un mecanismo que funciona y hace que el público esté con ellas, desnudándose literal y no-literal. Divertido.
Escenas para una conversación…, de El Conde de Torrefiel
Para terminar el día, El Conde de Torrefiel, Escenas para una conversación después del visionado de una película de Michael Haneke, publicado por Teatron.tinta. Lleno hasta la bandera. Hablaron del texto, aquí. Hablaron del último trabajo de El Conde de Torrefiel en Perro Paco, aquí, aquí y aquí. Y ellos hablan de los líos que tienen entre manos, entrevistados por Rubén Ramos, aquí. E.P.U.C.D.D.V.D.U.P.D.M.H. comparte rasgos con otras de sus piezas: irónica, narrativa, intentando traducir la realidad contemporánea en escena, lúcida, más o menos fragmentaria, con un gran espacio sonoro y una buena iluminación, con un poso amargo. Sutilmente trenzada: no deja de ser una ironía que una pieza que lleva a Haneke en el título sólo se hable de Lars von Tiers; o que la obra de ARCO sea una cabeza de ciervo, con un neón verde, como el logo de Jägermeister. La obra consigue dejar una atmósfera parecida a la que dejan las películas del austriaco. Inquietante y turbadora. No es nada nuevo decir que El Conde de Torrefiel es una las compañías más interesantes del panorama nacional. Pues eso.
Trópico #9. Tierra Quemada, de Txalo Toloza-Fernández
El domingo, para terminar el Festiva inTACTO, dejó un poco de llover. Por la tarde vi Trópico #9. Tierra Quemada, de Txalo Toloza-Fernández. Rubén Ramos habló de la pieza aquí. Pero Perro, un perro muy pero, acá. Un artefacto/instalación contunde e hipnótico, hecho de bolsas de plástico llenas de globos; con un relato duro y político, que nos invita a la rebeldía y nos da las instrucciones para quemar nuestra casa y que el fuego se expanda lo más rápido posible. A pesar del retraso y de los problemas técnicos la cosa estuvo bien, y el público, horas más tarde, aún seguíamos transitando la Tierra Quemada.
Después presentaron su proyecto Change my mind los ingleses Unfinished Business. Un trabajo que llevan gestando desde hace 18 meses y que explora la capacidad humana para el cambio positivo y su impacto en el bienestar.
Cosas que nos gustaría…, de Los Bárbaros
Y para terminar el fin de semana, Los Bárbaros y su obra Cosas que nos gustaría ver en un escenario, un trabajo juguetón, con tintes poéticos y políticos, improvisación y humor, que consiguió tumbar al público sobre el escenario. Un espacio que se va habitando, llenando de cosas, re-creándose. El dispositivo es sencillo: una lista, proyectada en castellano, vasco e inglés; y diferentes acciones que ilustran o dan un giro de tuerca a los enunciados. Ellos hablaron de su trabajo en su blog de Teatron, aquí.
La propuesta finaliza con una fiesta, repartiendo botellas de vino al público, una verbena de pueblo -Paquito Chocolatero incluido-, que dio pie a clausura del festival en el bar Darkablar.
Un fin de semana intenso. Un Festival que acerca la escena contemporánea a la ciudad de Vitoria, a pesar de su ajustado presupuesto. Cuando se quiere, se puede. En el páramo en el que se están convirtiendo ciudades como Madrid o Barcelona, propuestas en las afueras de lo que tradicionalmente son los dos grandes núcleos de exhibición, Festivales como inTACTO (Vitoria), Inmediaciones (Pamplona) -leer las crónicas de Marc Caellas, aquí, aquí y aquí– o Teatracciones (Burgos) son necesarias trincheras de resistencia. Larga vida.
Perro Pulga