Ya hemos terminado las funciones previstas de Autònoma. El dinero recogido en total (M.A.R.T, Can Felipa, donde hemos hecho función y residencia de creación de cinco meses y Antic Teatre) son 1.421,89 €.
A esta cantidad, si le quitamos el IVA, seguridades sociales e IRPF nos quedan unos 1.116€. De aquí tenemos que extraer gastos de transporte y dietas de los días de funciones (de la residencia aún no, esperad): nos quedamos con unos 840 €.
Estos 840 € son lo que nos queda, aproximadamente, a repartir entre todos los que han participado en el espectáculo: la ayudante de vestuario, estudiante de la BAU en prácticas a la que en teoría no se le tiene que pagar nada (cuando digo «en teoría» me refiero a nivel de convenio), le damos un sobre (si, un sobre, lo sabemos, suena fatal) con 100 €, porque ha dedicado unas horas, ha diseñado un vestuario en más creces que condiciones y ha confiado en nuestro trabajo, y porque no nos da la gana de seguir este precedente de hacer trabajar los becarios sin que cobren nada. Son los futuros profesionales, y a veces más que los «profesionales» en sí, así que un sobre para ella. Nos quedan 740 €.
Cabe decir que los 280 € de la residencia (en un principio 400 €, pero que sin el 21% de IVA se quedaron en 280 €), se han gastado durante los cinco meses de residencia en material tanto para ensayar como para hacer el espectáculo final. Y estos 280 € los ganamos gracias a un buen proyecto de mediación entre la compañía y el barrio del Poble Nou, de aquí nos viene nuestra diseñadora de vestuario, sino, hubieran sido 0 €. O 280 € menos en el resultado final, como guste más. Esto nos deja con 460 €. De estos, contando que hemos tenido dos técnicos, destinamos 150 € a una de las dos personas del equipo técnico también en formato sobre, porque nos ha hecho un diseño de luces (que cuestan mucho dinero, como bien sabréis alguno de vosotros) y ha hecho 3 de los 5 bolos que hemos tenido (y tened en cuenta que un técnico cobra, como mínimo y aproximadamente, 150 € por bolo). Nos quedamos 310 €. Y nos diréis, y el otro técnico? Pues mirad, el otro técnico es la pareja de uno de los dos miembros de la compañía y sabiendo la situación económica en la que estamos, él mismo se ha ofrecido a no cobrar nada de nada de lo que ganemos. En un principio.
Y esto nos deja con 310 € a repartir entre los dos miembros de la compañía, es decir, 155 € por cabeza.
155 € a cobrar por nueve meses de trabajo (aunque empezáramos la residencia en enero, en octubre ya empezamos a ensayar por nuestra cuenta en horas de ocio entre estudios y trabajos).
155 € repartidos entre 9 meses da un resultado de 17,22 € periódico. Casi dos t-10 al mes. O dos menús de los baratos al mes. O una noche de birras y cena con los colegas.
De qué hemos vivido, pues, todos estos meses? De combinar los ensayos con un trabajo (estilista de publicidad uno y taquillera de teatro la otra). Y qué horas hemos tenido para ensayar? Aquellas que nos quedaban entre las clases de la mañana y los trabajos de la tarde, tres días a la semana (como mínimo) durante nueve meses.
No hacemos un escrito como este para quejarnos de nuestro espectáculo, ni de lo que pagan los centros cívicos para hacer residencias ni de los convenios con los teatros. Nadie nos ha obligado a crear Autónoma, ni a querer hacer artes en vivo ni a hacer una residencia ni a querer mostrar la pieza a un público. Es una puesta en común con nuestro público virtual de que ha supuesto hacer el espectáculo y, sobre todo, de que tema habla nuestro espectáculo. A lo largo de nuestra pieza se comentan las mediocridades económicas por las que pasa una artista novel y como ha de optimizar los recursos para poder hacer su espectáculo. No vivimos en un sistema que acompañe a los artistas, que les haga el camino llano ni que propicie que desde un principio (e incluso, a veces hasta el final) la vida del artista profesional sea una certeza económica en cuanto previsión y tranquilidad (aunque austera) económicas. Y lo sabemos desde que empezamos.
Lo que nosotros nos preguntamos es ¿qué hubiera pasado con esta pieza si hubiéramos tenido dinero suficiente para invertir aunque sea en dedicarnos a ello exclusivamente? ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos tenido un técnico/a desde el inicio del proceso? Qué hubiera pasado si hubiéramos tenido una partida de 2.000 € para destinar exclusivamente a la escenografía y el material?
Pues no lo sabemos. Lo que queda es lo que queda. Y la voluntad y el amor por nuestro arte particular y puntilloso es lo que queremos hacer patente en un escrito del género.
Y por encima de todo, agradecer a quien ha arriesgado dinero, tiempo y espacio para nosotros desde un buen principio.
Y con todo esto, lo que queremos decir es que estamos más animadas que nunca a querer seguir, que aceptamos el reto de seguir aquí y, si es necesario, volver a hacerlo en las mismas condiciones para que algún día dejen de ser así .
Hasta muy pronto, ESPERAMOS!