Un grupo de personas estamos, desde hace unos seis meses, encontrándonos y pensando en un marco de (trabajo) y entorno experimental que tendrá lugar en diferentes lugares institucionales y no institucionales de la ciudad de Madrid, incluyendo lugares compartibles y expuestos en jornadas abiertas (gratuitas y de acceso libre) en Teatro Pradillo del 4 al 7 de abril y La Casa Encendida entre el 10 y 16 de Junio, 2013.
Esto es un prólogo de lo que está por venir: Una respuesta(s) a una carta del 4 de septiembre 2012.
(Foto: cubierta del libro: Rupturas situacionistas. Superación del arte y revolución cultural. Aurelio Sainz Pezonaga. Tierradenadie Ediciones. Madrid, 2011).
Una cosa que se me quedó resonando, debe ser por lo “concreto” o eficaz de la pregunta, es aquello de “y si dejamos de ser artistas”. Por un lado, pienso que es una pregunta muy en la tradición del arte moderno y las vanguardias.
Bueno, la pregunta mas operativa sería, ¿cuál es el contexto en el que esa pregunta se hace?: la pregunta se sitúa en el presente y con la vida en el centro, por eso mientras es necesario preguntarse, ¿qué está pasándo(nos)?, ¿cómo hacemos?. Pasarnos la pregunta, vincularnos a través de la duda y su puesta en práctica como incertidumbre y como deseo también.
La pregunta -título de todo esto- enunciada así, es absolutamente deconstruible:
-y si: es con/junción condicional. Supone un juego, una hipótesis, un experimento, una ficción. Suponerse desde otro sitio que no el identificable para uno mismo, para empezar. Una “pizca” de desplazamiento que (nos) permita plantear modos, situaciones, que efectúen una “inclusión radical” de cualquiera(s). Un juego, donde también entra la ficción, la posibilidad y la praxis en juego con el movimiento real de/en/con otro tipo de “enunciados”.
El “movimiento real” no es otro que lo que (nos) pasa, nos sobrepasa y nos ahoga. Lo que nos interpela como sujetos vivos en un mapa bien armado, demasiado armado y asegurado…eh ahí que la salirse, es la emergencia y la puesta en existencia de modos de hacer.
– dejamos: dejar, permitir, soltar, vaciar, desertar, desplazar, desocupar, desalojar, desubicar, deshacer, des-sujetarse en definitiva. aventurarse. Nos gusta este enunciado de kafka, alguien que supo desertar, con sus consecuencias y que se adelantó a los tiempos: “no se trata de subir la montaña, se trata de atravesarla por dentro”. Desde ese otro lado/plano/escala, uno tiene que empezar a pensar e inventar, los modos, las herramientas para llevar a cabo el plan para hacer algo que no sabe aún. Un plan cuya experiencia es entrar sin saber como uno va a salir…ahí el plan sirve de poco (a uno no le queda otra que hacerlo, llevarlo a cabo, como desafío) ya no se trata de subir, sino de dejarse atravesar…
– de ser: esto y aquello. De plantear relaciones a priori. De instrumentalizar, rentabilizar…etc. Las cosas ya están , ya son por muy caóticas que parezcan (así que, desde ahí, dejémoslas, sin es/forzarlas). Para ser lo que es, uno tiene que relajar aún mas los sentidos si cabe, ya que estamos muy acostumbrados en “dar sentido” (en lugar de compartirlos); aquí entra con fuerza Santiago López Petit, con su texto “y si dejamos de ser ciudadanos”. Desobediencia pura y dura…su gran frase: “ser nadie para ser lo que se es”. Toma ya!. La ecuación es: “ser más, siendo menos” (lo cual incluye en número, en capas, planos y escalas identificables…) lo cual sería igual a una especie de “yes, we cannot”. Un sustracción: ”un NO rotundo que incluye un SÍ”.
– (artistas): en la estructura de una frase, el paréntesis actúa incluyendo y/o interrumpiendo con aquello que es innecesario ó aclaratorio para el sentido global de la frase. En el paréntesis (ser necesario y a la vez innecesario) se puede incluir (festival); (público); (programador); (teórico); (escena); (creativo); (empleados); (postmodernos); ciudadanos)…etc
Nos interesa ver qué otro desafio(s) supone esa desujección de todo (escena, público, obra, artista, teoría, programa…etc).
en realidad hacerse esa pregunta es para conseguir ser más artista todavía, todas estas preguntas han funcionado siempre así.
No se trata de ser más (acumulación y con mucho I más D!!!), ni de dejar de ser para ser otra cosa (postmodernismo) ni de dejar de hacer lo que hacemos. Se trata sostener la pregunta de cómo, para qué, para quiénes.
Tratamos de maniobrar un pequeño desplazamiento de ciertas “zonas de confort” que aparentemente nos han dado cierta autonomía, pero que hoy, no dejan de atarnos de manera capitalista en su sentido más homogéneo y cero emancipado (seas artista u otra cosa).
En este sentido, se me ocurrió, qué raro plantearle esta pregunta a un grupo de gente, los que más o menos estamos ahora en esto, que no ejercen de artista la mayor parte… es decir, a mí, dejar de ser artista no me plantea ningún problema, es más un lugar metafórico (que en verdad todos estos cuestionamientos de “lo artístico” o de la obra, o de la identidad del artista también han tenido siempre ese lado de proyección metafórica sobre otros entornos sociales, de ahí su utilidad, que no se quedaban en algo meramente interno al mundo del arte). Por este lado, hacerle la pregunta a un montón de gente que no son artistas (por decirlo así, no ejercen habitualmente como tales, o simplemente no se ganan la vida con eso) puede funcionar, aunque al mismo tiempo me digo si no habrá otra pregunta más adecuada para gente que en principio o no son artistas o ya lo han dejado de ser, o incluso tienen claro que no lo quieren ser… no sé, si no se les podría plantear otra pregunta que les afectara más? o cambiando el rollo: cuál sería la diferencia si esa misma pregunta se le hace a gente que sí trabajan como artistas… o al fin y al cabo, participar en lo que tú propones, no es modo de convertirse en artista, aunque sea por la puerta de atrás, negándolo o tomando distancia… es decir, si yo realmente no quiere ser artista, no sería más consecuente no hacerme visible en ese espacio?, en el fondo, no será más bien que queremos ser artistas, pero de otra manera a lo mejor…
Bueno, no sabemos si te lo explicamos bien: Lo que nos interesa (y esto indicará el modo en el que se articulará todo esto) es, el pensamiento vital de la ocupación de cada uno, su fenomenología, la nerviosidad del cuerpo (intelectual, vital, relacional, afectivo) que cada invitado traiga (con)sigo; ¿cómo colectivizar las fuentes de las mismas y abrir lugares, formular situaciones de nadie? Y esto no sólo va para la relación con los invitados, sino en cuanto a los medios de los que disponemos (i.e. presupuesto, espacios) para hacer esto, apropiarnos de ellos y pensar en como lo usamos, como repartimos riqueza o lo poco con lo que contemos: los recursos, las fuentes, los contenidos de lo que disponemos, y qué tipo de situaciones creamos con eso y las preguntas citadas… etc.
Nos pone bastante la idea de que el invitado también se convierta en pseudoprogramador y/o se autoprograme, se autoponga, si quieres… que las obras, acciones, lo que sea, mas bien estén en segundo plano, y que lo que esté en un primer plano sea lo que “actúa entre” los diferentes entornos, contenidos, participantes, público(s) y los espacios que se propondrán alrededor y a través de los mismos y, desde las fuentes que se propongan. Nuestro deseo en todo esto es, que tanto en su articulación como en su recepción, sea como una obra en obras, una cartografía perfomativa y experimental de contenidos, enunciados, situaciones, cuerpos, personas más-menos que la escena, la obra, los nombres y lugares/tiempos pre-establecidos…
No sabemos lo que será al final, pero nos (ex)cita pensar que un paréntesis colectivo y (ex)puesto,
es,
¿posible?