“hacer, decir, nombrar, (ex) poner el culo”

Hola a todxs,

no sé si la “x” es políticamente correcta. Según mi Word, me la da como error. Bien, pues hago uso de este error con la intención de que la insignificante “x” tome cuerpo(s), libere sentidos y cree un pequeño “expediente x cualsea…”

Escribo estas palabras para continuar (o mejor dicho “abrir de nuevo”) el pequeño debate que se ha generado con la carta que envié el otro día sobre mi malograda experiencia en el Ranchito. Hay dos acontecimientos que me han hecho reflexionar sobre diferentes temas, los cuales, ciertamente están interrelacionados y me parecen importantes para exponer aquí.

Para continuar/abrir/proliferar/disparatar:

1. os planteo los dos puntos de debate que me siguen pensando,

2. os doy una imagen y de paso hago un giro un poco rocambolesco en esta historia,

3. hago un gesto que aunque nadie siga, quede ahí como gesto que es lo que importa,

4. os envío un texto de Espai en Blanc, con el que retomo un debate que ellxs ya iniciaron en el año 2009 y que muy bien nos sirve de reflexión para entrever como afectarnos y afectar con el lenguaje verbal, creación de conocimiento y afectividad en el contexto de la cultura blog y más concretamente de, este,  TEATRON. Lo que intento es (que más allá de continuar en la batalla del “opinionismo” -palabra también, creo inventada, así lo dice mi Word corrector-) ponerme un poco en los alrededores, mientras que  observo microscópicamente atiendo a sus efectos y afectos y desde ahí me pregunto, indago, me comparto a través de estas preguntas y estos deseos. No tanto para afirmar o defender lo que quise decir o no en la carta originaria, sino más bien para proliferar, abrir la problemática y quizá convertirla en un problema común.

LOS PUNTOS DE DEBATE GENERADOS

1. El debate sobre “el uso indebido de las palabras”. Sobre cómo a través de lo que se entiende generalmente por “sentido común”, nos tomamos la licencia de hablar de “violencia” y no, de qué es lo que -se y nos- supone implicarnos con la palabra y experiencia de “violentar se, nos”  (lenguaje verbal, comunicación, cuerpo, representación), más allá de los parámetros del bien y del mal. De lo correcto e incorrecto. De lo académico y lo ignorante. De lo lícito y lo ilícito…etc

2. El debate generado sobre “aceptar las reglas del juego” y poder decir sí ó no a una convocatoria. Ciertamente si hay algo que a mí se me puede criticar es eso, había unas reglas que fueron medianamente comunicadas por parte del Ranchito y de las cuales si había preguntas al respecto, era ciertamente mi responsabilidad preguntar para resolver mis dudas. Más allá de si lo hice o no (ciertamente lo hice, pero eso da igual, además de que en la carta, no dije muchos más detalles que podría haber contado). Lo que intenté con esa carta era poner en aviso y no tanto descalificar a una serie de personas (aunque el gesto implique eso o más bien la descalificación de una marca cultivada a través de otras). Pero continuo: la cuestión para mí no es tanto aceptar las reglas del juego. La cuestión es aceptar las reglas del juego y poder darse el ¿lujo? o ¿la libertad?, de plantear otro juego con todas sus consecuencias e implicaciones. Está claro que, en el contexto de mi experiencia en el Ranchito no lo pude hacer. Por eso, simplemente quiero dar la voz de alarma para que nos planteemos cuáles pueden ser las preguntas necesarias ante la precariedad (más allá de aceptar sumisamente las condiciones que nos creemos la/le/nos legitiman). Y es que, evidentemente hoy más que nunca, hay pocos recursos y pocos contextos en los que poder desarrollar con un mínimo de dignidad nuestro trabajo (especialmente en Madrid) y, precisamente por eso, parece que la opción es inamovible simplemente porque existe. Aunque eso suponga muchos interrogantes sobre cómo nos tratamos en toda esa economía de afectos y promesas. Y es en este sentido donde pretendo problematizar no tanto la falta de opciones (o su exceso), sino el hecho de que precisamente por que las hay, nos demos la oportunidad de plantearnos si nos gustan o no, plantearnos si las condiciones del juego pueden ser modificadas sin dejar de jugar, modificarlas para pensarlas y pensarnos sin roles e identificaciones dadas por hecho; también para plantearnos entonces qué significa trabajar dignamente, para plantearnos que (más allá de opciones interesantísimas y escaparates expositivos) estamos aquí para ser más o menos (u otra cosa) además de un maniquí en ese mismo escaparate y en “manos de otrxs”. Manos que no nos tocan. Manos que no nos abrazan.  Ser no sólo un cuerpo tras el cristal que unxs pueden ver, pero más una experiencia a través de la cual nos aprehendamos. Creo que, permitirnos hacer eso, no es una propuesta descabellada, ni mal intencionada, ni violenta. Que (nos) violente sí, quizá…y es que preguntarse y problematizarse no es sólo el juego, es una vivencia en dónde quizá unx no sólo “juegue” el juego (como si el juego y, ser participante, fuera lo único que importase) sino que porque lo jugamos nos jugamos y se (nos) juega…¿el qué? ¿para qué? ¿cómo? eso es lo que propongo preguntarnos.

LA IMAGEN: “ES EN MI CULO EN LO QUE HAS ESTADO PENSANDO”

Ha dado que hablar la expresión “poner el culo” acusándome de “homófoga y fascista”. La imagen abajo, corresponde a un solo que creé en 2001. El culo que veis es el mío (entonces). Su título “It´s my ass you´ve been thinking about”.

Con “poner el culo” además de ya responder a esa persona diciendo: OK (…) “poner el culo” pero eligiendo para quién. Y añadiría “y cómo”.

“Pongamos el culo”: es decir, bajemos los pantalones o subamos la falda, quedémonos en bragas o calzoncillos o sin nada. Un poco a la intemperie, un poco solxs y estúpidxs… en un desajuste experimental entre nosotrxs …un desajuste y/o “fuera de lugar” con potencial íntimo según lo que hagamos.

EL GESTO

Dado que mi carta ha sido criticada por sus faltas de ortografía e uso indebido del lenguaje por violento y demás. Aquí os animo a todxs aquellxs que queráis a que “corrijáis” el texto, añadáis y quitéis lo que queráis. El user pazrojo y el password es pazrojo.

EL TEXTO

Escenarios y lenguajes de la crisis de palabras.

En http://www.espaienblanc.net/Escenarios-y-lenguajes-de-la.html

Una serie de abrazos assculerianos (palabra inventada, fijaros la cantidad de significantes aquí…!)

paz

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2 Responses to “hacer, decir, nombrar, (ex) poner el culo”

  1. Marco Regueiro says:

    Eres una mala bestia a la que hay que amar con tanta precisión como aquella con la que te re-inscribes. Eres una muestra de médula justa y de imposible cesión. Para escribir bajo tu nombre no hay corrector ni tabulación que nos permita mínimamente suplantarte (aporía nuestra, y no tuya). Seca a la institutriz y al archivo con tu amor; para mi, hermoso Verbo, eres cuerpo, y no se te apresa, parasita y virtualiza sin que que se nos pierdan los puntos de sutura del corazón. Nos deshilachas.

    Mejor nuestro silencio, donde todo gesto es palabra. El orden de lo ortodoxo, pre-inscrito y muerto es el callar la gramática propia, y llamarla in-apropiada, es decir, no-robada, es decir, adquirida por medios herméticos, internos, oscuros… sospechosos de la movilidad y de la inmovilidad, de ser fuente, de ser seda, de ser tiempo, de ser otro, e incluso de ser ninguno… Y para eso falta coraje, gracias por el tuyo.

  2. Javier Vaquero says:

    Muchas gracias por los textos, gestos, tactos e imágenes Paz.

    Como bien dices, bajemosnos los pantalones, subamosnos las fladas y quedemosnos con los culos a la intemperie. Culos desnudos de verdad, y sentamosnos ridículos (si es que hay que sentirse) por un rato. El problema es que aqui nadie se baja del todo los pantalones, ni pone del todo el culo… En tal caso otro gallo cantaria…
    Aqui ponemos un poco la nalga para que nos den una cachetada pequeña, que casi no duele y seguir para adelante mirando hacia abajo…

    Asi que si, pongamos el culo de verdad, a ver si duele… y decidamos despues de eso, a quien se lo seguimos poniendo y a quien no. Como lo ponemos y como no.

    Yo por lo menos lo pondre a alguien que tenga tacto, porque aunque nos gusta el dolor, me gusta mas que me cuiden, que me traten con respeto y con TACTO.

    Gracias otra vez, por compartir tal experiencia y por dedicarte y dedicarnos un tiempo escribiendo estos post.

    PD: las formas, super importantes,…. pero las del pensamiento sobre todos, las formas de pensar, sentir y razonar. Esas formas son las que carecen muchos de los pedagogos actuales en las escuelas. Esas formas son las que tendrían que enfatizar en sus programas educativos…MUCHO mas que las formas gramaticales de un lenguaje mucho mas FLEXIBLE de lo que les gustaría.

    Gracias

    Salud

    Javier

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