Qué bonita, la Biblioteca de Ladrillos.
Es como un sueño.
¿No crees?
En algunas ocasiones he visto esta biblioteca, pero no sabría decir cuándo ni dónde.
Aún tengo que decidir si es un sueño o una pesadilla.
Cualquier día, los libros que más quiero se convertirán en ladrillos.
Entonces seré tan viejo que sólo podré mascar piedras con las encías.
¿Y si los ladrillos explotaran al sacarlos de sus anaqueles?
Sería hermoso ver el barro seco y hecho pedazos incrustado en la cara del gilipollas de turno.
Y alrededor de cada pedacito, el cordón rojizo de la sangre.
¿Budd Dwyer leyó su muerte en los ladrillos?
«The pale Usher—threadbare in coat, heart, body, and brain; I see him now. He was ever dusting his old lexicons and grammars, with a queer handkerchief, mockingly embellished with all the gay flags of all the known nations of the world. He loved to dust his old grammars; it somehow mildly reminded him of his mortality.»