Llego tarde a una conferencia en La Escuela Superior de Diseño en Barcelona. Tres cuartos de hora antes de empezar me entero y decido coger el metro a toda prisa, cautivada en cierto modo por el título: La investigación en arte y nuevos medios.
Entro en la sala y Óscar Abril Ascaso está presentando su ponencia. Me he perdido la introducción pero me engancho a la pregunta. ¿Cómo es posible que el creador haya perdido el peso específico que le concierne como comunicador, teniendo en cuenta que la materia prima con la que trabaja es la información? Decido quedarme.
Muchas preguntas lanzadas en muy poco tiempo. Intuyo que es una cuestión de timing. Con un power point que pasa a toda velocidad, denuncia la óptica jerárquica desde la que se programa en los centros culturales de este país. Aquello que tan a menudo vemos como las actividades paralelas acaban siendo las que enriquecen el discurso del centro. ¿Por qué están destinadas a la marginalidad? ¿Por qué no integrarlas en la programación sin la maldita etiqueta generando auténticas programaciones INTER-disciplinares (gran palabra, dicho sea de paso)?
El siglo XXI ha generado un cambio de paradigma en los sistemas operativos culturales que los centros todavía no han asumido. Trabajan desde modelos verticales en los que la investigación es algo invisible. Y la producción, un proceso cerrado cuyo resultado final es lo que Óscar Abril Ascaso llama “el síndrome de la inauguración”, es decir, una macro-presentación ajena a todo el proceso anterior y víctima de las lógicas que rigen las economías del objeto.
Se pregunta por qué el departamento de actividades de los centros de cultura contemporánea no se habla con el departamento de exposiciones. La respuesta es fácil: el objetivo final es la inauguración. Sorprende ver la falta de interés en el pre y en el post. ¿Por qué no hacer una exposición de “pres” y “posts”?
Por eso propone asumir este cambio de paradigma y trabajar desde un modelo horizontal a partir del cual las partes del proceso son tanto o más importantes, incluso, que el todo final. En este modelo, la investigación, como corazón de todo proceso cultural, sólo puede ser transparente, abierta, visible y permanente. La producción, un proceso continuo (sin final) y la comunicación, un elemento más en esa creación viva del discurso.
Trabajar siguiendo este modelo es entender las INTER-disciplinas. Lo que J. Brockman denominó “la tercera cultura”, esa tierra de nadie entre las ciencias y las humanidades, esa igualdad de convivencia sin ser una más que otra. Me quedo con el guiño que nos lanza: “Si los problemas serios del mundo son interdisciplinares, ¿por qué pensamos soluciones verticales?” Así nos va…
Y por fín llega ese momento mágico: Foucault y el concepto de performatividad como invitados de honor en todas las fiestas a las que últimamente acudo. El siglo XXI es performativo en tanto en cuanto se generan nuevos discursos y así mismo, nuevas subjetividades. Pensándolo en términos esquemáticos: El discurso nos lleva a la acción y en ese discurrir se vuelven a generar discursos nuevos. Así la performatividad no es únicamente una categoría sino una metodología aplicada a las ciencias como la física, la antropología, la política, la biología, etc., esas ciencias que no sólo describen la realidad sino que en ese movimiento, en ese performance, la crean.
La siguiente pregunta que dispara es sobre la figura del creador en este siglo. Al igual que los centros, los creadores deben asumir este cambio de paradigma y pasar de la producción de objetos mercantilizados a la investigación interdisciplinar permanente. Complejo, cuando se intenta sobrevivir en un sistema de subvenciones como el que “sufrimos”.
Segunda parte: es el turno de Pau Alsina.
Pau se suma a ese lanzamiento de bombas, a mi juicio, sin tanta puntería. A los teóricos les pasa eso a menudo (y lo digo con todos mi respeto y cariño), es la falta de práctica.
¿Qué queremos decir con A+NM (Arte y Nuevos Medios)? Pau enlaza el discurso de Óscar sobre el cambio de paradigma que las llamadas TIC generaron hace 10 años y denuncia la lentitud de las instituciones a la hora de integrar estos nuevos cambios.
Nos presenta un mapa de la investigación sobre Arte y Nuevos Medios a partir de la reflexión sobre el concepto de Nuevos Medios. ¿Son nuevos estos medios? Porque llevamos 30 años refiriéndonos a los medios electrónicos como los “nuevos medios”.
Hay un grupo de gente (en el que me incluyo, no sé si porque las ambigüedades me generan confianza o por comodidad mental) que prefiere utilizar el término inglés Media. En inglés se puede entender desde dos perspectivas: Media como los medios de información y comunicación electrónicos o Media como ese espacio social que han creado esos medios de información y comunicación.
La Revolución de las TIC ha generado nuevos términos como: arte fractal, arte telemático, (inter) net arte, arte software, arte y realidad virtual, bio arte, arte robótico, arte (trans) genético… etc. Esta necesidad un poco esquizofrénica que tenemos de etiquetar todo aquello que producimos para dotarlo de “realidad” ha generado un fetichismo tecnológico donde de nuevo, lo importante acaba siendo el fin (la etiqueta final es la que le da sentido al producto) y no el proceso de investigación y creación.
Siguiendo el hilo de Óscar, el contexto en el que nos encontramos es interdisciplinar: arte–ciencia-tecnología. La investigación de Arte + Nuevos Medios nos lleva a poner en cuestión la figura del creador, algo que por otro lado, se viene haciendo desde las Vanguardias, así como los modelos de gestión de los centros culturales que la Escuela de Frankfurt empezó a cuestionar en el siglo pasado. Por tanto continuamos.
Este cambio de paradigma, según Pau, ha afectado a la cultura en los ámbitos de la creación, la difusión, la producción y la exhibición. El sector lo ha ido asumiendo de manera más o menos consciente. Pero no nos vamos a engañar: incomoda, en un momento en que la comodidad es un Valor primordial.
Siguen las preguntas. ¿Qué podemos investigar en Arte + Nuevos Medios?
- Nuevas prácticas artísticas.
- Investigaciones históricas (la historia del net art).
- Investigaciones teórico – conceptuales (como la interactividad).
- Investigaciones estructurales (nuevas formas del mercado del arte, nuevas formas de exhibición y difusión)
Y para finalizar, nos propone diferentes metodologías como el trabajo documental o métodos cualitativos (entrevistas, análisis de los discursos, etnografía) y cuantitativos (estadísticas).
Se abre el turno de debate y se siguen abriendo nuevos discursos como cuál debe de ser figura del gestor en este cambio de paradigma. ¿Gestionar lo dado (que es mucho y hay que andar con cuidado) o producir discursos? El productor cultural del siglo XXI, el cual ha asumido el cambio de paradigma, quedaría indefinido entre el creador, el comisario y el investigador en una suerte de performance interactivo.
Si ya lo dijo Foucault…