La Blancanieves de Robert Walser reniega del amor del príncipe porque lo que le interesa es reconciliarse con su madre. La cámara de Olga Mesa reniega de la quietud que va implícita en ese ser objeto, porque lo que le interesa es la acción.
Ambas se transforman. Deciden. Actúan y bailan. El sábado pasado, Olga Mesa nos invitó al primer ensayo de El lamento de Blancanieves, cuyo trabajo presentó ayer en la Oficina Municipal de Teatro de Coimbra, después de una semana de residencia.
Cuando llegamos al espacio, Olga nos hizo un recorrido explicándonos cada por qué de la puesta en escena. Era imposible permanecer fuera del cuento. Durante esos cinco minutos pasé por casi todos los personajes. Fui el cazador, la reina y el príncipe.
Blancanieves era ella. Aunque esto lo entendí más tarde, cuando en su camerino pude ver el vídeo de la pieza. Como punto de partida fui recuperando los recuerdos que tenía del “Sólo a ciegas”, que presentó en el Mercat de les flors en 2008. Cuanta más información mejor.
Por un momento me descubrí recelosa. Ansiosa de verlo todo, escucharlo todo, tocarlo todo para saberlo Todo. Deseaba ser un tercer cuerpo operador posibilitador de cambios. Quería estar allí. Ser allí. Mudar allí. Entonces decidí construir mi “El lamento de Blancanieves” de Olga Mesa.
De regreso a Montemor, Olga nos explicó cómo surge el proyecto de LabOfilm y cómo la narrativa visual del lenguaje cinematográfico ha ido adquiriendo peso a lo largo de su trayectoria. Aquí os dejo parte de esa construcción.
muchas gracias paola! super interesante, a ver cuando podemos ver este trabajo por barcelona… gracias por el curro
de nada Guillem! disfruta de lo que os queda de residencia. Un abrazo