La situación no está clara. Es parte del juego. Adán y Eva cuentan lo que les pasó, ya sabemos la historia, que han comido del árbol prohibido, que dios los está mirando, que han decidido vestirse porque se sienten desnudos y que se tienen que ir del paraíso. A partir de ahí se abre un amplio abanico de posibilidades. La situación cambia radicalmente cuando no nos enteramos de lo que pasó por un mito, un relato o un rumor, sino porque alguien nos la cuenta. Ahí se abre lo que llamamos un mundo de posibilidades, porque el mundo está hecho justamente de todas esas posibilidades, hasta el punto de que el propio mundo además de otras cosas es una posibilidad.
En el mito bíblico no aparece el público al que Adán y Eva se dirige. La ausencia de los destinatarios, reales o imaginarios, es parte del poder del mito, la aparente intemporalidad que le hace ir más allá de un momento y una situación concretos. Plantear un relato como respuesta a una situación particular le resta universalidad. Por eso, en principio, para la elaboración de la historia, el público no solo no es necesario, sino que es contraproducente. Interesa que aparezca pero solo después. Inicialmente basta con los actores principales: Adán, Eva, Dios, la manzana y la serpiente. Temporalmente, uno de ellos hará de público. Pero no es casualidad que el lugar de ese personaje colectivo suprimido de la historia vaya a recaer justamente en Dios. Imaginad el papelazo que le va a tocar desempeñar luego al público.
La mirada de Dios, cabreado por el comportamiento de los hombres, inaugura la representación y con ella la historia, que se inicia con la expulsión y el comienzo de un viaje a lo desconocido en busca de otros paraísos. Es cuando ya están fuera, huyendo, que Dios va cediendo su papel de público a las masas que seguían a los líderes de la huida, y se hace más actor, un actor justiciero. Siglos después, con la secularización, el público tendrá más protagonismo, tendrá un lugar propio y sobre el recaerán todas las miradas y kilos de teoría; aunque su destino divino pesará siempre sobre él, pasando de la noche a la mañana de ser dios a demonio, de ser la principal fuente de legitimidad a ser la causa de todos los problemas. No en vano terminará de recibir su identidad más potente como una de las piezas claves de un sistema económico en el que lo público está conformado básicamente a través de las formas de trabajo. En otras palabras, se convierte en la invención más acabada del capitalismo. Pero no adelantemos acontecimientos.
El valor del mito no responde a la veracidad de la historia, sino a los efectos que provoca y la utilidad que se le encuentra. Y este mito ofrece sin duda muchas posibilidades si nos preguntamos qué otras posibilidades ofrece.
- ¿Se creyeron todos la historia de Adán y Eva con la suficiente fe como para vestirse y seguirlos en la huida?
- ¿O pasaron más bien de aquel cuento de la serpiente, dios, la manzana, y los únicos que empezaron a ir vestidos, cogieron sus cosas y se marcharon, en realidad más porque tenían ganas de irse que por otra cosa, fueron ellos tres, Adán, Eva y su Dios?
- ¿Pero será cierto que Adán y Eva se creyeron realmente todo aquello de Dios y el pecado, o era solo un cuento para manipular a los demás, decirles lo que tenían que hacer y convertirse en los actores centrales de la historia?
- ¿Hicieron todos como si de verdad se creyeran la historia, un poco por jugar con ellos, porque en realidad Adán y Eva eran unos tipos muy guays con mucha imaginación y muy divertidos, y se fueron incluso del paraíso, para llevarles la corriente, pero pasado un tiempo se cansaron de jugar a eso de la culpa y el exilio y propusieron nuevos juegos, en los que Adán y Eva y algunos otros ya no quisieron participar?
- ¿O fue al revés, un invento de todo el mundo que cansados de estar en el paraíso le gastaron una broma a Adán y Eva para jugar un poco con ellos y que hicieran de líderes, que en el fondo les gustaba, porque en realidad nadie quería hacer ese papel?
- ¿Se tomaron el juego demasiado en serio y se les terminó yendo de madre y fue todo un desastre?
- ¿Fue todo un delirio de la serpiente, que aburrida de estar en aquel árbol, se inventó unos personajes humanos a los que tomar el pelo?
- ¿Hay alguna versión de todas estas que no se construya finalmente como un tipo de engaño, juego o ficción?
- ¿Tendrá todo esto algo que ver con el arte (del teatro)?