InfoOrquestina de Pigmeos, colectivo formado por el músico Nilo Gallego y el creador audiovisual Chus Domínguez junto con diversos integrantes que colaboran en cada nueva presentación, ha sido invitada desde 2009 por festivales nacionales e internacionales de Bélgica, Reino Unido o Portugal para convertir situaciones cotidianas en extraordinarias vivencias artísticas desplegadas en el entorno: en el curso de un río, en el paseo de un pastor con el rebaño, sobre un volcán a la salida del sol o en un embarcadero mientras sube la marea. Sus creaciones utilizan elementos tomados de diferentes disciplinas artísticas, principalmente el arte sonoro, la performance, el cine y la música. Contacto: Jonas Mekas hablando de Orquestina de Pigmeos en una entrada de su video-diario (clica en la imagen).
Disponer cosas para que acontezcan cosas o cómo Orquestina de Pigmeos dice desconocer fórmulas. Si la invencible tristeza en la cual a cada tanto se sumergen los niños viene provocada por la súbita conciencia de vivir en un mundo sin magia habrá que deducir que la alegría inopinada –ese gozo inexplicable e inconsciente que de higos a brevas nos arrebata una vez llegados a adultos–, se debe a lo contrario: a la suspensión momentánea de esa misma conciencia para permitirnos creer que todo es posible. Para que esto suceda es necesario estar en posesión de las palabras (abretesésamo) y de los gestos (el frotar la lámpara) que hacen las veces de contraseña. La alegría necesita ser convocada mediante sortilegios, engaños y encantamientos. Pero ¿quiénes conocen el hechizo que nos abre de nuevo las puertas del país de las maravillas?, ¿quiénes, la fórmula que logra avivar ese “temblor metafísico” –¿cómo nombrarlo?– que nos recuerda lo extraordinario que es que estemos/seamos aquí y ahora? Entre los poco (o los muchos –según se mire–) nos complace decir que se encuentra Orquestina de Pigmeos. Orquestina de Pigmeos es el nombre con que se conoce el trabajo en colectivo de Nilo Gallego y Chus Dominguez junto a otros colaboradores más o menos asiduos. Se trata de un conjunto de acciones site-specific en la difusa frontera entre las artes en vivo, la música, el audiovisual y lo que se tercie. Aunque los miembros de Orquestina dicen no conocer fórmula alguna, lo cierto es que con sus propuestas transitan –y hacen que transitemos– toda vez ese lugar donde se produce una suerte de vibración, suspensión de conciencia, misterio y gracia que solemos llamar arte. El valor diferencial de sus piezas frente a otras de formato más clásico, es que la materia de la que se valen está viva (es la gente) y es inseparable del lugar donde la encuentran (la localidad concreta de cada acción). Su tarea consiste justamente en hacer que atendamos al valor de ese vínculo íntimo, inherente e indisoluble. Con sus acciones provocan que se entable entre los presentes una especie de parloteo que, como por arte de magia, acaba por ordenarse para trascender a unos y otros trasformándose así en experiencia viva. Ese parloteo es el diálogo espontáneo que surge gracias a haber dispuesto cosas para que acontezcan cosas. Un diálogo entre sonidos, cuerpos, enclaves y acciones donde sobre la marcha, cual formidable, original y pluridisciplinar jam-session multitudinaria, es posible encontrar y seguir el finísimo hilo que armoniza todo: la partitura escrita al tuntún. Este hacer sobre la marcha o improvisado pone en valor aquello que sólo es posible entrever en ensayos, bocetos, croquis y, por encima de todo, en el juego. Jugar –decía Agamben–, es una forma de profanar el tiempo, de aislar el rito, de poner a desfilar a la diacronía. Pero en el juego –añade el filósofo– queda necesariamente un resto de aquello que es sagrado, un vestigio de sentido gracias al cual es posible conocer y por lo tanto acumular experiencia. Orquestina nos invita a jugar con su magia, jugamos y mientras jugamos es que encontramos lo extraordinario que habita en lo cotidiano, restablecemos la capacidad de mirar (y escuchar) como lo hacen los niños, esto es, en relación directa con las cosas sin ningún tipo de oposición, discriminación o escala de valor, para que ellas mismas nos desvelen –en palabras de Benjamin– su aura. Jugamos porque somos invitados y mientras jugamos es que nos llega la alegría, ese complacencia primigenia por el hecho de vivir en un mundo de posibilidades infinitas, que entre tanto habíamos olvidado. Los miembros de la Orquestina de Pigmeos desconocen la fórmula, el conjuro, el sortilegio con que nos hacen jugar y con que convocan la alegría porque en ningún caso lo que dicen y/o hacen sirve de una vez para otra. No hay un único abracadabra ni un único modo de frotar la lámpara. Pero quizás porque son ellos mismos un poco niños o, sin lugar a dudas, porque portan sobre sí una notable carga de experiencia: en el trabajo escénico, narrativo, armónico, etc. y también de gestión, de técnica y de trato humano, es que consiguen cada vez (todas las veces) que franqueemos el dintel de la adultez al suspense misterioso, a la ingravidez del existir o al lugar de todas las maravillas sin apenas darnos cuenta y en la mayor de las apariencias de facilidad y sencillez, así como si tal cosa. Porque aunque los miembros de la Orquestina minimicen la importancia de los gestos que van dejando como caer siempre certeramente desde un segundo plano, sabemos que la magia no aparece por arte de magia lo mismo que sabemos que es a base de trabajo que se acaba por hacer un gesto de calado como si tal cosa: un escultor manejando el cincel, un pescador recogiendo la red, un campesino arando, un prestidigitador haciendo salir decenas de palomas de la nada… Hay algo de humildad en este decir que no se sabe y de obligada ética de escritura contemporánea pero también asoma por entre las rendijas de tal afirmación el justo reconocimiento del otro, esa materia viva sin la cual no es posible hacer nada y que es la que aporta cuerpos y voces y paisaje y entusiasmo. En consonancia, no se nos ocurre hablar de quienes conforman en cada momento la Orquestina como de autores sino –tal como debiera nombrarse a los intérpretes– de mediums a través de cuyas palabras y gestos arrebatados por energía ajena, acontece un encuentro. La magia –decía Kafka– no crea sino llama. Y lo que llega con y deja la Orquestina es un poso vivencial de experiencia que transforma. Les trasforma a ellos, a la gente con la que se cruzan, al lugar donde actúan y un poco a todos los que revivimos sus actuaciones cuando visitamos el registro de su trabajo.
Entrevista con Orquestina de Pigmeos El término “site specific” implica unos formalismos que en cierta medida condicionan la propia práctica. ¿Qué significa para vosotros ese término? ¿Definiríais lo que implica de otra manera? ¿Cómo trabajáis en relación a ese término y de qué manera os alimentáis de o alimentáis a esas “sites”? En muchas ocasiones vuestras piezas sólo se producen una vez. ¿Qué valor tienen para vosotros esos instantes y las vivencias que experimentan aquellos que las presencian? ¿Cómo se transforma toda esa materia en experiencia? ¿Es la repetición algo que anularía ese vínculo con el contexto? Vuestra práctica y acciones están muy vinculadas al momento de su ejecución y al contexto en el que se desarrollan, su lugar y sus gentes. Durante el proceso de conocimiento del entorno en el que vais a trabajar, ¿Cómo decidís qué es lo que se selecciona y lo que se descarta? ¿Hay una metodología de trabajo de este tipo? ¿Cómo se construye ese imaginario? ¿Es vuestra metodología diferente entre trabajar con propuestas específicas de terceros o con propuestas propias? Jonas Mekas ha sido para nosotros un maestro en la apreciación de lo pequeño y lo aparentemente intrascendente. Él se encontró con eso casi por casualidad, cuando puso en relación los momentos cotidianos grabados en sus fines de semana, mientras esperaba tener tiempo y presupuesto para hacer una película “de verdad”. Pero ahí estaba todo, en el gesto amateur de capturar pequeños momentos que conforman películas en las que “no pasa nada”. A muchos su experiencia nos allanó el camino, al mostrarnos que ese “no pasar nada” puede tener un valor de experiencia y un valor artístico. ¿Qué importancia tiene el sonido en la construcción y estructuras de vuestras piezas?
___________________ Orquestina de pigmeos |