Ubicar el lugar exacto desde el que parte mi mirada
Descubrir las relaciones antagónicas entre la culpa y el placer
Si aflojo la mente se me abre el culo
Afrontarse en la intimidad
La relajación comienza en dos lugares diferentes y acaba en uno solo
De abajo a arriba y de arriba a abajo, simétricamente
Estoy pensando en los demás
Mostrar los pliegues del cuerpo, son blancos
Dejar que mi vagina hable con mi garganta y se escape a donde ella quiera
Lo que mas me asusta son los dientes
Revindicar la dependencia
Que la imagen me sirva a mi, no a ella
El placer, el placer, el placer
Me siento un poco perdida con tanto cuerpo
Ni aquí ni allí, aquí
Le gusta pensar en el cuerpo, como agujero negro. Le gusta pensar, que en realidad, lo único que hace es potenciar que el cuerpo sea, en una dimensión, en realidad, que es inalcanzable para ella. Como si en realidad practicase para lo desconocido, para un existir que le es inaccesible, como para facilitar el ser de un paradigma que nunca llegará a alcanzar, por que pertenece al cuerpo, y al mundo y muy probablemente a la noción del otro, o de ese nosotros en el que uno, por estar tan inmerso en ello, nunca puede despegarlo para observarlo en la distancia. Diría, que ni siquiera se puede mirar desde el rabillo del ojo. Le gusta pensar, eso, que esa tarea ardua de amasar el cuerpo, es solo una cuestión, de hacer que lo invisible, exista con mayor comodidad. Practicar con sudor, para algo que nunca se le aparecerá, no por lo menos como ella lo esperaba. Ser secundario de algo que tiene su propia fenomenología. Saber que trata de gobernar lo ingobernable, que no va de ella, que está por encima de ella, que apenas la referencia. Eso le da placer.