poemas

Ubicar el lugar exacto desde el que parte mi mirada

Descubrir las relaciones antagónicas entre la culpa y el placer

Si aflojo la mente se me abre el culo

Afrontarse en la intimidad

La relajación comienza en dos lugares diferentes y acaba en uno solo

De abajo a arriba y de arriba a abajo, simétricamente

Estoy pensando en los demás

Mostrar los pliegues del cuerpo, son blancos

Dejar que mi vagina hable con mi garganta y se escape a donde ella quiera

Lo que mas me asusta son los dientes

Revindicar la dependencia

Que la imagen me sirva a mi, no a ella

El placer, el placer, el placer

Me siento un poco perdida con tanto cuerpo

Ni aquí ni allí, aquí

 

 

 

 

Le gusta pensar en el cuerpo, como agujero negro. Le gusta pensar, que en realidad, lo único que hace es potenciar que el cuerpo sea, en una dimensión, en realidad, que es inalcanzable para ella. Como si en realidad practicase para lo desconocido, para un existir que le es inaccesible, como para facilitar el ser de un paradigma que nunca llegará a alcanzar, por que pertenece al cuerpo, y al mundo y muy probablemente a la noción del otro, o de ese nosotros en el que uno, por estar tan inmerso en ello, nunca puede despegarlo para observarlo en la distancia. Diría, que ni siquiera se puede mirar desde el rabillo del ojo. Le gusta pensar, eso, que esa tarea ardua de amasar el cuerpo, es solo una cuestión, de hacer que lo invisible, exista con mayor comodidad. Practicar con sudor, para algo que nunca se le aparecerá, no por lo menos como ella lo esperaba. Ser secundario de algo que tiene su propia fenomenología. Saber que trata de gobernar lo ingobernable, que no va de ella, que está por encima de ella, que apenas la referencia. Eso le da placer.

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