Performance-cine. 110 minutos.
Creado por Orquestina de Pigmeos, Nilo Gallego y Chus Domínguez, junto con Silvia Zayas. Con la colaboración del músico Pablo Volt.
Co-producido por Festival TNT. Apoyado por el festival Salmon 2019 junto con El Graner, La Caldera y La Poderosa.
Presentado en el Festival TNT Terrassa Noves Tendencies. octubre 2020;
La Mutant, Valencia, junio de 2021; Bilborock, Bilbao, Octubre, 2021.
Agradecimientos: Elena Carmona, Cristina Riera, El Pricto, Ancor Miranda, Cristina Alonso, Monica Muntaner, Cristina Blanco, Amaranta Velarde, Elena López Riera y Rubén Ramos.
Brilliant Corners – Hoja de sala
¿Es posible improvisar en nuestra vida cotidiana? ¿Y desde una sala de cine? Cuando vamos a ver una película la mirada es unidireccional, no hay mayor margen que el de nuestra butaca. Brilliant Corners rompe con esa dinámica, en una camino atravesado por los cinco sentidos, dentro y fuera de una sala. A partir de cierto momento, la dirección del filme pasa a ser líquida: cine dentro del cine y música dentro del tráfico de influencias sonoras de nuestro entorno, que transforman la mirada del día a día. Es ahí donde transcurre la acción, el grito de arranque de unas sinergias vitales en sintonía con los males que apuntaba contrariado Thelonious Monk: “El ruido más atronador del mundo es el silencio”.
El colectivo artístico Orquestina de Pigmeos, formado por Nilo Gallego, Chus Domínguez junto con Silvia Zayas; y la colaboración especial de Pablo Volt Pope, busca romper la separación de poderes en relación a la percepción. A partir de una gran ventana podemos fijarnos en dónde encuentra interés cada persona. Todo está abierto: la improvisación individual como elemento de construcción de un relato conjunto, coherente con el desarrollo de una improvisación colectiva, la belleza de lo cercano, como deriva de una ecología cultural abierta a la participación. Lo que parece pequeño tiene sentido en una sesión continua en la que la estructura no convencional desdibuja el estándar del cine, la música y nuestro propio transito en relación a la sociedad en que vivimos, restando al hecho artístico la distancia. Se trata de poner en valor cada punto de vista, desde un territorio neutro en que nos movemos.
Cine y jazz tienen experiencias de maridaje de las que también se alimenta Brilliant Corners. La construcción de la obra parte no solo de la influencia de Monk. También surge de las radiaciones sensoriales que proyectó Miles Davis grabando sin partitura, mientras observaba secuencias de Ascensor para el cadalso (Ascenseur pour l’Echafaud, 1958) con su particular mirada oblicua, sin descansos ni paradas ante el deleite del director Louis Malle, entregado a los viajes de una trompeta plagada de alegorías; de un Charles Mingus en la película Shadows (1959) distorsionado anímicamente por el eco sucio de sus gatos, en compañía de un atónito John Cassavetes hechizado por el sonido grave del contrabajo; o del azul oscuro, casi negro, de Round Midnight (1986) dirigida por Bertrand Tavernier – inspirado por un estándar de Monk- donde directamente la lista de jazzistas implicados en la reconstrucción de unos ficticios Lester Young y Bud Powell es mayúscula: Hancock, Chet Baker, Ron Carter, Dexter Gordon… En los tres casos sonidos de liberación de tiempo y espacio. Cine más allá del cine.
De la mano de Nilo Gallego, Chus Domínguez, Silvia Zayas y Pablo Volt, Brilliant Corners rompe estereotipos de lo previsible, para abrir el plano de atención. Algo que se agradece en estos tiempos de certezas facturadas, departamentos culturales estancos y confinamientos mentales. Se trata de levantar barreras, protagonizando una película apegada a la tierra, en una lógica similar a la que planteaba el propio Thelonious Monk: ser “genios” a partir de nosotros mismos. Disfruten del viaje.
Jacobo Rivero.
Otros textos sobre Brilliant Corners en su presentación en el Festival TNT:
La capacitat de filmar sense gravar. Por Berta Cotrina.
Un lugar cruzado. Por Quim Bigas.