A mi vecino Ramón

Todavía lo sigo viendo regando las plantas de su jardín, con su paso lento y su sonrisa abierta. Tiene  la sabiduría de un viejo y la tristeza de un viejo también. Su mujer Rosa siempre  le acompaña con un paso firme y rotundo. No tienen hijos y se les ve pasear más o menos contentos.

A ella me la encuentro de vez en cuando  por la escalera y la escucho con atención. El mundo no está programado para los viejos (me dice) y ahora quien va ha cuidar de mi?. Le comento que si algún día se siente sola puede subir a mi casa y charlamos un rato, le prometo que dejaré cualquier cosa que esté haciendo en el mismo instante en que  me necesite.

Llena de buenas intenciones  y con más tristeza de lo acostumbrado cierro la puerta de mi habitación.

 

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2 Respuestas a A mi vecino Ramón

  1. cane dijo:

    que tendre….. Un petò molt fort. He pensat amb tu, però no t’he trucat. No he parat… Un petó gran, guapísima

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