Estos días de invierno, de este nuevo año, he podido conocer el trabajo de la coreógrafa, bailarina y actriz francesa, residente en Bruselas, Lara Barsacq; y, a través de este texto, me toca introducir un poco de su obra: el de una figura femenina, con una larga trayectoria, que desconocía, cuyo interés principal reside en fuentes del pasado; sobre todo de mujeres olvidadas en la historia del arte; efectivamente, como en tantas otras historias de la historia que confrontan nuestro presente.
Mediante estas palabras que van surgiendo, como si tuviera un poder especial, te cuento algo que yo ya he podido experienciar en un pasado, pero que apenas va a suceder en Barcelona, en el Mercat de les Flors, entre los días 25 y 28 de enero.
Días en los que la coreógrafa Barsacq presentará sus piezas: La Grande Nymphe (2023) y Fruit Tree (2021), las cuales forman parte de su trilogía inspirada en los Ballets rusos del siglo XX.
El título de este texto es una línea de la letra de la canción Fruit Tree de Nick Drake, que tiene otras líneas que dicen algo así: La vida no es más que un recuerdo… Sucedió hace mucho tiempo… Teatro lleno de tristeza… Para un espectáculo olvidado desde hace mucho tiempo.
Fruit Tree de Barsacq, interpretada por cuatro performers que bailan, cantan, tocan instrumentos y actúan: Marta Capaccioli, Marion Sage, Carlos Garbin y Sue-Yeon Youn, se presentará los días 27 y 28 de enero, en la Sala Pina Bausch. Es un ritual, una ceremonia, que invoca la obra Las Bodas (1923), coreografía de la bailarina y coreógrafa rusa, infravalorada, Bronislava Nijinska, (1891-1972), hermana del reconocido bailarín Nijinsky, a partir de una partitura de Igor Stravinsky. En escena hay una fotografía, preciosa, de la obra de Nijinska que da pie para hablar de la fisicalidad que más tarde veremos bailada, imagen en la que en el centro se puede ver a la novia con unas largas trenzas. Peinado que Barsacq retoma en su creación como vestuario para dar ese toque salvaje y femenino a la puesta; pero también como leitmotiv para desarrollar algunas escenas; como, por ejemplo, una en la que los intérpretes nos cuentan diferentes anécdotas sobre los cabellos de sus madres. Y, así como con las trenzas, Fruit Tree toma elementos de Las Bodas para jugar principalmente entre estos niveles: desenterrar una obra, apropiarse de ella y explorar sus posibilidades.
Y entre danzas al ritmo de la música de Stravinsky, círculos alrededor de una guitarra que se toca en vivo, rituales y narraciones, la coreografía sucede con una duración de poco más de una hora, al ritmo de una boda ligera, suave; y, mientras pasa, nos vamos enterando de cosas del día a día, como el estado civil de todo el equipo de trabajo.
La pieza se reconoce como ecofeminista, pero me gustaría darme más tiempo para aterrizar esta idea; aunque tal vez usted espectador pueda reconocer más fácilmente esa etiqueta cuando la vea.
Y entonces un día habrá raíces en la tierra y frutas en el cielo, cantan en escena.
De lo que no me queda la menor duda es de que efectivamente Fruit Tree habla de mujeres, de naturaleza y te despierta mucho interés por conocer el trabajo de Bronislva Nijinska, y de conocer a todas esas mujeres que se nombran hacia el final, y por supuesto de descubrir más sobre Lara Barsacq, después del goce con una pieza con un lenguaje coreográfico muy agradable.
Y afortunadamente este último deseo sucedió y pude ver una segunda pieza de Barsacq, La Grande Nymphe, la cual se presentará los días 25 y 26 de enero en la Sala Ovidi Montllor. En esta pieza la coreógrafa parte de la ninfa de la obra de Debussy, Preludio a la siesta de un fauno (1894). Ninfa protagonizada por un hombre: Nijinsky.
Preludio a la siesta de un fauno está basada en el poema La siesta del fauno de Mallarmé, cuya primera línea recita: Estas ninfas quisiera perpetuarlas; y parece ser la tarea de Barsacq, quien en esta obra sí está presente en escena con medias y corpiño de encaje, junto con dos mujeres más: Marta Capaccioli y Cate Hortl, quien con un musicón electrónico descompone la música de Debussy hasta llegar a distorsiones de sonido orgásmico.
Como en la pieza original, no se cuenta ninguna historia, sino que se genera una atmósfera en la cual la ninfa puede lucirse, un siglo después, en el cuerpo de mujeres, pero sobre todo desde una mirada feminista que expone el deseo de liberarse de una idea preexistente de sexualidad. ¿Qué ninfa te gustaría ser?, se preguntan y fantasean con pelucas que remiten al peinado de Nijinsky en la obra original. Estas ninfas también investigan la corporalidad de Nijinsky inspirada en el famoso mal llamado Perfil egipcio en el que el cuerpo está de perfil, pero otras partes, como por ejemplo la mirada, buscan la frontalidad. Movimientos que Barsacq explora desde el inicio, con un video en el que se le ve patinando frente al museo de Louvre entre turistas; y en los cuales se va profundizando durante el desarrollo de la pieza.
La obra se entrelaza perfectamente entre el vídeo, la música, los bailes, los diálogos, el vestuario, la escenografía; la pieza de Debussy se rompe en mil pedazos cargados de sensualidad. Después de unos 50 minutos de deconstruir la pieza y permitirse reinventarla con todas las libertades, La Grande Nymphe regresa al archivo, y entran en escena un arpa, una flauta y un chelo para retomar los diez minutos de partitura de Debussy y acompañar el bellísimo y erótico solo de la performer Capaccioli reinterpretando a Nijinsky.
Fruit Tree y La Grande Nymphe son muy valiosas por el permiso que dan de ir y venir en la historia de la danza, realmente generan mucha curiosidad desde la crítica y el homenaje de eso tan bello que se ha hecho bajo la mirada de otros tiempos. Pero sobre todo dejan ver que todo eso que hacemos está siempre muy bien acompañado por otros creadores, no sólo por quienes hicieron en un pasado, también por quienes hacen actualmente: Lara Barsacq consigue que todos esos vínculos resuenen en su trabajo en una transformación perpetua.
Olvidado mientras estás aquí
Recordado por un tiempo
Una lluvia actualizada
De un estilo actualizado
Continúa la canción de Drake.
¡Oh ninfas, los RECUERDOS unamos otra vez!
Nos dice Mallarmé.
Anabella Pareja Robinson
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