En las próximas dos semanas Cuqui Jerez presenta en el Mercat de les Flors sus dos últimas piezas, Las Ultracosas (18 y 19 de febrero) y Mágica y elástica (25 y 26 de febrero), creadas en colaboración con Cécile Brousse, Oscar Bueno, Javi Cruz, Anto Rodriguez, Louana Gentner, Jorge Salcedo y Gilles Gentner.
Si en “Las Ultracosas” el sentido se reduce al mínimo, en la precuela de “Mágica y elástica” el sentido tiene un papel mayor, pero parece a punto de desmoronarse. Es como si apuntases a diferentes grados de encaje entre lo sensorial y el raciocinio. Conociendo tu afinidad por procesos infinitos, me pregunto si podría haber otros estadios intermedios entre “Las Ultracosas” y “Mágica y elástica”.
Sí, de hecho el salto es grande y podría haber muchas cosas. Como con la flecha de Zenón, siempre podrías encontrar un nuevo punto intermedio. Pero la precuela es como si te metieses dentro de uno de los cuerpos de “Las Ultracosas” durante la función. En este sentido, no es tanto anterior sino interior. Existe cierta involución pero no es tan consecuente. En “Mágica y elástica” hay algo un poco aleatorio y caprichoso que atiende solo ciertas dimensiones de “Las Ultracosas” que me apetecía abordar, pero no trabajo con todos los niveles de la pieza a la vez de un modo sistemático.
¿Cuál es la diferencia en el tratamiento de los playbacks y la referencia al musical en ambas piezas?
En “Las Ultracosas” los lipsyncs son fundamentales para la dramaturgia. Cada intérprete tiene muchos playbacks y esa decisión fue muy importante para sostener ese tiempo megaexpandido. Ya sabes que en todas mis piezas atiendo el show business bajo cualquiera de sus formas: hay una tensión productiva entre algo muy conceptual y algo muy básico, mainstream y comercial. Gran parte del interés de lo que hago está en esa tensión, tanto para mí como para el público.
En ese sentido, “Las Ultracosas” se convierte en una especie de pseudo-musical. A partir de ahí nace un desafío: si hemos hecho un pseudo-musical, ahora vamos a hacer uno de verdad. Así que le propuse a Óscar Bueno que compusiera la música. En el proceso de “Mágica y elástica” nos perdimos un poco interrogándonos acerca del musical. Trabajar con ready-mades y cosas que pertenecen a la memoria colectiva o partir de cero son dos cosas totalmente diferentes. El marco de referencia lo cambia todo. Si partes de cero no tienes límites y acotar se vuelve muy difícil. Lo guay de trabajar con ready-mades es que son todo límites y, si estás poniendo límites en conversación, tienes mucha libertad. En cambio, cuando no tienes límites te puedes perder con facilidad. Finalmente decidí que atenderíamos los clichés pero que no haríamos un musical. Observamos lo que comporta y lo deconstruimos. Un musical está fijado y yo estaba poniéndomelo muy difícil porque no quería escribir absolutamente nada con todos estos ingredientes. No es un musical, pero quiero que cantemos, que bailemos, que haya un telón, que haya un foco… Para mí era muy importante que no fuese un musical, sino algo que estuviese en un espacio misterioso que remite al mismo, pero que nunca se puede asir del todo.
Mientras que en “Las Ultracosas” lo musical funciona como anclaje, en “Mágica y elástica” está presente de modo fragmentado y deconstruido. Porque la pieza al final no es un musical sino una pieza de danza rara con canciones, un concierto bailado, un ballet de luz…
¿Cómo ha evolucionado “Mágica y elástica” desde el estreno en Madrid?
Ha avanzado mucho porque ha pasado por el Kaai (Bruselas), Kampnagel (Hamburgo) y TNT (Terrassa). El público es un factor fundamental. La pregunta es cómo dejarle espacio para que su mirada pueda conectar con lo que está viendo, cómo abrirle una puerta sin llevarle de la mano. Eso es lo que hemos aprendido a medida que íbamos entendiendo lo que estábamos haciendo y las intérpretes se soltaban cada vez más, sobre todo después de Madrid. Ha sido un proceso muy complejo.
El segundo día en Bruselas pasó algo extraordinario y un poco obsceno que me dio pistas sobre mi manera de verlo. A un espectador del público le entró un ataque de risa histérica porque no daba crédito. En mi caso no me hace gracia, pero entendí por qué a ese señor sí: no podía más y al mismo tiempo estaba enganchado. Me recordó a “The Real Fiction” y, en efecto, a partir de ahí la gente empezó hablar de “Mágica y elástica” en los mismos términos que “The Rehearsal” y “The Real Fiction”. No es mi manera favorita de aproximarse a “Mágica y elástica” porque a mí la pieza no me parece graciosa, pero me di cuenta de hasta qué punto resulto insistente. Pero hay que encontrar la viveza de esos materiales. En Madrid la pieza era aún una partitura, no estaba viva.
Yo asistí a las dos últimas presentaciones en Madrid y el último día vi emerger la pieza, para mí el trabajo ya se podía ver ahí.
Si notaste tanta diferencia entre esas dos funciones imagínate ahora. Cada vez hemos entendido mejor la pieza y ha ido creciendo. Aunque han sido pocos bolos hemos avanzado mucho. En Kampnagel fue incluso un poco demasiado, el público estaba revolucionado y todo le hacía gracia. Tuvimos que adaptarnos y ser cada vez más sutiles, pero en ese momento estábamos preparados para serlo. Antes veías hacia donde apuntábamos, pero no acabábamos de acertar. También es verdad que András Siebold (el comisario del Sommerfest en Kampnagel) hizo un gran trabajo de preparación y comunicación. Aunque bueno, también hubo gente que se fue y en “Mágica y elástica”eso siempre va a ocurrir. En el TNT no vino mucha gente, pero João Lima asistió y escribió un texto que está muy bien.
En la última conversación que tuvimos hablamos de esa nueva mente colmena que habéis tejido entre tú, tu hermana María, Óscar Bueno, Louana Gentner, Cécile Brousse, Anto Rodríguez y Javi Cruz. ¿Cómo va ese proceso de sinergía colectiva?
Si, por un lado María y yo, junto a Julia López Varela, creamos la organización Dorothy Michaels. Una oficina para generar una red de apoyo y solidaridad para la producción y la investigación. Y por otro lado se ha ido creando este colectivo de manera espontánea en los últimos años, que son actualmente las artistas asociadas a Dorothy. En este grupo trabajamos las unas con las otras en diferentes proyectos, nos acompañamos y nos ayudamos. Por ejemplo, la semana que viene empezamos la creación de una pieza de grupo dirigida por Óscar donde estamos él, Anto, María y yo como intérpretes. Se estrenará en diciembre en Conde Duque y se llama “Vientos”. Tiene que ver con todo el aire que pasa por el cuerpo al respirar, al cantar… Por otro lado, trabajamos juntas en Pegaso que es el espacio de Dorothy. Hace poco hicimos un taller con Sarah Parolin para analizar cómo trabajamos como colectivo y nos dio pistas muy interesantes. Por ejemplo, nos explicó que no hay ejemplos de colectivos que persistan únicamente a través de la amistad, que los que subsisten lo hacen a través de relaciones de dependencia. Ahora acabamos de ganar una beca de la Fundación Santander para el programa Emplea Cultura para poder contratar una persona que administrará los proyectos de la oficina. Anto va a coordinar un club de lectura muy interesante. Óscar y yo estamos trabajamos en el proyecto de “Supernova” al mismo tiempo que María y Javi trabajan en un proyecto para la Cuatrienal de Praga. Bueno hay muchos más proyectos gestándose y sucediendo a la vez: piezas, seminarios, maquetas, comisariado…
¿En qué vas a trabajar en un futuro próximo?
Más allá de “Supernova”, tengo un proyecto de ballet en la cabeza. Me gustaría estrenar el solo de “Supernova” este año y el proyecto de ballet en el 2024.
En el fondo el ballet siempre ha estado detrás de tu trabajo, nunca lo abandonaste del todo.
Sí, pero quiero volver a la técnica del ballet y eso es algo muy diferente. Aún no sé si producir yo la pieza o proponérselo a una compañía. En cualquier caso, implica un esfuerzo titánico. Necesito una fase larga de experimentación y sobre todo debo aprender sobre el partnering y el paso a dos. Yo controlo mucho de técnica pero como bailarina no tuve experiencia en ese sentido. Empezaré yendo a ver clases de paso a dos en vivo y luego coreografiaré paso a paso, porque me gustaría que este ballet estuviese escrito hasta el último detalle: todo lo contrario de “Las Ultracosas” y “Mágica y elástica”. El Royal Ballet tiene algunos eventos que se retransmiten en el cine por el mundo y lo recomiendo, la producción y la edición en tiempo real son buenísimas. En una de estas sesiones vi el trabajo de la coreógrafa americana Pam Tanowitz y me interesó mucho. Lo que yo quiero hacer tiene que ver con su aproximación. Se trata de darle la vuelta al ballet; pero conservando la técnica, las normas y las convenciones.
Quim Pujol