Entre el 10 y el 12 de junio se presentarán las piezas Embodied machine, de la compañía Instituto Stocos e Inteligencias múltiples In_Exo Corpòries, de Kònic Thtr, en el Mercat de les Flors. El marco es un reducido pero vibrante ciclo de danza y tecnología, en que tendremos la oportunidad de encontrarnos con el trabajo de estos dos colectivos, sin duda referentes clave en este ámbito, tanto a nivel nacional como en otros países. Embodied Machine es una coreografía expandida, donde vemos al cuerpo de la bailarina Muriel Romero interactuar con materializaciones de la luz y el sonido que funcionan a su vez como nuevos cuerpos, mágicamente invocados en la escena por medio de los artefactos orquestados por Pablo Palacio y Daniel Bisig; Inteligencias múltiples In_Exo Corpòries es un ecosistema intermedial que explora los cuerpos, desde su interior hasta el terreno en que se inscriben, investigando la escala de lo humano en relación con dispositivos tecnológicos que nos hacen sentir parte de ese todo. Rosa Sánchez y Alain Baumann son los principales impulsores de este trayecto a través de “el paisaje dentro del cuerpo y el cuerpo dentro del paisaje”.
El ciclo coincide con la celebración en Barcelona del Simposio Internacional de Artes Electrónicas (ISEA 2022), que incluye en su programa multitud de conferencias, exposiciones, espectáculos… Se trata de una oportunidad para pensar de forma crítica y experimentar en carne propia maneras de relacionarnos con la tecnología. Sucede en un momento en que el auge de las inteligencias artificiales acompañado por la expansión generalizada de las ideas transhumanistas parece colonizar todo el espacio de pensamiento, así como el de experiencia en relación con los artefactos con los que estamos en vínculo permanente. Los seres humanos parecemos condenados a bajar la cabeza ante el yugo de las pantallas, y a ingresar en un estado casi tántrico bajo el influjo hipnotizante del zumbido de ordenadores y teléfonos móviles. El problema, según lo ataca el filósofo italiano Agamben, parece ser profanar esos dispositivos, es decir establecer una relación nueva, horizontal, ingobernable, con ellos. La danza de Stocos y de Kònic, en la que los cuerpos humanos dialogan con complejas estructuras de artefactos multimedia, puede ofrecernos esa alternativa posthumanista. La danza contemporánea, en tanto territorio de libertad, de expresión depurada y de rotunda aparición de lo humano es un territorio idóneo para conversar con la tecnología.
Ambas compañías son ya desde su germen perfectas interlocutoras para esta conversación. Instituto Stocos (que debe su nombre a la estocástica, combinación de azar y procesos estadísticos) y Kònic Thtr (bautizados así por la forma que adopta la luz cuando accede al ojo humano) son, tanto como compañías de artes vivas, colectivos de investigación de las inagotables relaciones entre cuerpos y máquinas. De los procesos por los que los cuerpos dan lugar a movimientos y sonidos, y aquellos otros por los que las máquinas hacen lo propio. Acudir a un espectáculo de Instituto Stocos, que llevan década y media jugando en este género, es una garantía de asombro. Piano and Dancer fue una pieza icónica de la compañía, en que un piano mecanizado reaccionaba, por medio de sensores de movimiento, a un solo coreografiado e interpretado por Muriel Romero. Kónic Thtr, por su parte, desde hace más de veinte años combinan la pluralidad de lenguajes y medios (danza, teatro, performance, vídeo, sonido…) para ofrecer experiencias insólitas, como la descomposición del entorno en Hipernatural, que exploraba nuestros vínculos con la luz, el color, los objetos y su representación.
En los escritos de Gloria Anzaldúa, una de las representantes más importantes del posthumanismo y del pensamiento postcolonial, se aboga por el mestizaje como construcción de un sujeto humano múltiple. De un modo parecido, la ruptura con el antropocentrismo de pensadoras como Donna Haraway rompe la jerarquía de la humanidad sobre el reino animal. La hibridación de medios y dispositivos que nos proponen Stocos y Kònic no deja de ser una propuesta posthumanista radical, un mestizaje de herramientas y lenguajes que evidencia cuanto hay de vivo en un cuerpo vivo. Esta pelea entre lo transhumanista -la promesa de una fusión con las máquinas que nos haga superiores- y lo posthumanista -una adaptación del humanismo a los nuevos tiempos- se salda con una vuelta a lo humano en las artes vivas. La tecnología danza, sí, pero solo en cuanto hay cuerpos en escena que abren una nueva espacialidad. En este territorio nuevo todo es máquina, pero máquina al servicio de un organismo vivo que hace latir la escena. Los artefactos de Instituto Stocos y de Kónic Thtr devuelven el humanismo de Spinoza al centro de la conversación, porque reivindican la potencia de un cuerpo. Todo el espacio es máquina en tanto se dispone para una presencia humana. Toda la máquina es humana, porque danza con y entre los cuerpos. Lo que sucederá en el Mercat de les Flors son oportunidades para encontrarnos, entonces, con lo humano de la tecnología. Para recuperar lo humano en el corazón de la máquina.
Miguel Valentín
Muy interesante este artículo, personalmente me interesa muchísimo ver este trabajo, tienen pensado venir a Madrid? Un saludo