Queden con Dios, es la frase de despedida que se puede escuchar con frecuencia en un programa de radio. No se trata de Radio María, no es una cadena que pertenezca a la Conferencia Episcopal, ni a un grupo de emisoras ultracatólicas, ni siquiera a un grupo con afinidades políticas ultraconservadoras. Tampoco es un programa religioso, en realidad se trata de un programa de deportes actual y de gran audiencia. Así están las cosas, y no creas que por sonar antiguas algunas expresiones como: gracias a Dios, si Dios quiere, Dios te bendiga, que Dios te lo pague, con la ayuda de Dios, como Dios manda… esto no significa que no estén presentes en nuestra sociedad, en el dicho y sospecho que más aún en el pensamiento.
Suena como Dios, queda como Dios, no hay ni Dios, todo Dios… Son más actuales, parece que se alejan del clima oscuro y místico, pero cuidado, no dejan de tener un origen y un fondo tenebroso, y nos muestran que las raíces de la moral católica son robustas y profundas. Ahora, si realmente crees en Dios, no tienes por qué preocuparte, él velará por ti y te sentirás protegido, porque en el fondo, Dios te ama!
Y no importa el contexto, el entorno o el medio de difusión, cuando oigo este tipo de expresiones, es inevitable recordar aquel acto revolucionario, contestatario, aquel hecho transgresor y anticlerical que se llevó a cabo desde el mismo corazón de la religión católica, la iglesia.
Hoy día de Pascua del Año Santo
Aquí en la insigne iglesia de Notre-Dame de París
Acuso
a la Iglesia católica universal de haber desviado letalmente nuestra fuerza vital hacia un cielo vacío
Acuso
a la Iglesia católica de estafa
Acuso a la Iglesia católica de infectar el mundo con su moralidad fúnebre de ser la llaga que se extiende en el cuerpo descompuesto de Occidente
En verdad os digo: Dios ha muerto
Vomitamos la agonizante insipidez de vuestras plegarias pues vuestras plegarias han sido el humo pringoso de los campos de batalla de nuestra Europa.
Hoy día de Pascua del Año Santo
Aquí en la insigne iglesia de Notre-Dame de Francia
proclamamos la muerte de Cristo-Dios, para que el hombre pueda vivir por fin.
El escándalo de Notre Dame
Catedral de Notre Dame, 9 de abril de 1950, 11:10h. de la mañana. Alrededor de diez mil feligreses asisten a la misa de Pascua que por primera vez se retransmite en directo por la televisión francesa. El ala más radical del movimiento letrista, principalmente Serge Berna, autor del discurso y Michel Mourre, el ejecutante, entran en acción. Mourre, ataviado de monje dominico, aprovecha una pausa después del rezo del credo, sube al púlpito y ante el micrófono lee un discurso declarando la muerte de Dios. La guardia suiza, que custodia el templo sagrado, intenta impedirlo y les ataca con sus sables. Los amigos presentes de Mourre y Berna intentan pararles, a uno de ellos (Jean Rullier) le cortan la cara, el organista intenta ahogar las palabras de Mourre, los feligreses más cercanos intentan cortar el cable del micrófono. Las consecuencias sobrepasaron las previsiones de los jóvenes anti-clericales. Berna, Mourre, Marbaix y el resto de conspiradores escapan como pueden, perseguidos por una masa colérica de fieles católicos (reaccionarios) que quieren acabar con ellos. Cerca del Sena les esperaba un cómplice con un coche en marcha, pero ante la avalancha enardecida, entra en pánico y huye sin sus amigos. Según cuentan, la policía les detuvo y a la vez les salvó del linchamiento por parte de los fieles ofendidos (agresivos).
La acción fue memorable, la retransmisión mediática llegó hasta el último rincón de Francia. En los días posteriores al escándalo, los ecos mediáticos de la prensa escrita llegaron a gran parte del mundo. Incluso el diario Combat, un referente de la résistance francesa, condenaba la acción. El sistema represor, no tarda en reaccionar con el objetivo de castigar duramente (intolerantes), de aniquilar a los sacrílegos. Francia entera -o casi- pedía sus cabezas. Lo poderes políticos presionados por la Iglesia designaron un psiquiatra (Doctor Micoud) para analizar a Mourre. La reacción del poder hegemónico se repite, quien pone en duda un valor indiscutible aceptado por la mayoría, quien se sale de la norma, es porque debe estar loco. Trataron de diagnosticarle desequilibrio mental, con el fin de encerrarle en un psiquiátrico (despiadados). El Doctor Micoud elaboró un expediente clínico en el que intentaba describir la personalidad de Mourre después de su análisis: idealismo frenético, desprecio por la percepción externa, cogito pre-reflexivo, ortosexualidad (vergonzosamente admitida), capacidad para ir directo al corazón de una doctrina y para viajar en un instante a través de varias épocas, irritación ante la sugerencia que el Ser puede haber precedido a la Existencia…
El intento de manipulación por parte de los poderes fácticos hizo surgir otro escándalo que sustituyó al primero y el diario Combat, que en un inicio estaba contra la acción de los estudiantes, y ante la sucia maniobra de la Iglesia, cambió de bando e inició una cobertura mediática en lucha contra las legiones católicas y reaccionarias. Combat propuso un debate al respecto del Escándalo de Notre Dame, donde participaban personas muy diversas, entre ellos intelectuales y artistas. Eñ caso dió un vuelco y después de 11 días, Mourre salió libre. El escándalo tuvo tal alcance que incluso aquí tuvo su eco recogido en diarios como ABC y La Vanguardia (impagables las redacciones sobre la noticia que reflejan claramente la España de 1950).
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Si no fuese por la apariencia, las fechas y el color de la fotografías, no hay gran diferencia, a pesar de más de 60 años de distancia y los kilómetros que separan a París de Moscú. El Escándalo de Notre Dame y los letristas, en relación con el escándalo de la Catedral del Cristo Salvador de Moscú y las Pussy Riot, les une la confrontación con el poder del estado reaccionario, la lucha ante un sistema podrido y el fanatismo religioso. Se les acusó a ellos de locos y gamberros, a ellas de gamberras y de llevar el demonio dentro. Ambas acciones tienen un discurso maduro, estructurado, serio y revolucionario, pero los que ostentan el poder y alimentan el sistema no se pueden permitir perder su supremacía, por eso siguen haciendo leyes a su medida para intentar apagar cada intento de cambio, cada revuelta.
Hay pocas diferencias entre el acto de los letristas, París 1950, el de las Pussy Riot, Moscú 2012, incluso con Galileo en siglo XVI. Como dicen Pussy Riot: la Catedral simboliza la unión de Iglesia y Estado, y eso no debería ser así, es injusto.
eppur si muove!